El Presidente español en funciones, Pedro Sánchez, firmó hoy un pacto con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el que acordaron formar un gobierno "estable" y "profundamente progresista".

Sánchez confía en que este pacto sacará a España del bloqueo político en el que se encuentra desde las elecciones de abril pasado, cuando los mismos partidos- el PSOE y Unidas Podemos- no lograron superar sus diferencias. "El país necesita un gobierno que empiece a andar cuanto antes", señaló Sánchez tras firmar el acuerdo.

Iglesias, por su parte, recalcó que la alianza es "una necesidad histórica" y adelantó que el futuro gobierno apostará por "el diálogo para afrontar la crisis territorial y la justicia social como mejor vacuna contra la extrema derecha".

Si bien la declaración dice que los detalles del acuerdo se darán a conocer en los próximos días, en el documento se mencionan algunos ejes prioritarios de actuación, que incluyen consolidar el crecimiento, crear empleos, luchar contra la corrupción, combatir el cambio climático, lograr un equilibrio presupuestario y garantizar la convivencia en Cataluña.

Según expertos, este acuerdo era esperable, dada la compleja situación en la que se encontraba el PSOE, que no contaba con muchas alternativas. Sin embargo, nadie se imaginó que llegaría tan rápido. "Nos hemos levantado con una sorpresa. Nadie se lo esperaba, y quien diga que sí miente. Quizás sí se esperaba que se lograse, porque el miedo a terceras elecciones era muy grande, pero no que sucediera tan rápidamente. De hecho, anoche, las últimas declaraciones desde el PSOE no dejaban claro si iban a empezar a negociar con Podemos antes que Ciudadanos o viceversa", dice el sociólogo y columnista de El País Jorge Galindo.

Pablo Simón, editor de Politikon, señala que el mal desempeño de ambos partidos el domingo habría apurado el acuerdo. "Era una de las únicas dos vías que existían, es decir, o se acercaba el Partido Socialista hacia la izquierda o buscaba la abstención del Partido Popular. El pacto se ha precipitado de manera rápida, precisamente por los malos resultados que han sacado ambas formaciones. El PSOE ha retrocedido 700 mil votos y 3 diputados, y Unidas Podemos ha perdido 600 mil y 7 diputados. Por lo tanto, eso sin lugar a dudas habrá servido como engrasante", plantea el politólogo a La Tercera.

La alianza se produce tras meses de disputas personales entre Sánchez e Iglesias, quienes parecen haberle quitado importancia a esas peleas. "Es tiempo de dejar reproches y trabajar codo con codo", dijo Iglesias. El presidente en funciones, por su parte, señaló que el pacto "supera cualquier desencuentro que hubiéramos tenido".

También ha causado sorpresa que el actual mandatario aceptara que Iglesias ocupe la segunda vicepresidencia del gobierno, detrás de quien sería la primera vicepresidenta, Nadia Calviño. Este fue el principal obstáculo en las negociaciones que se iniciaron en junio, cuando el PSOE no estuvo dispuesto a seguir hasta que Iglesias diera un paso atrás.

Si bien las carteras ministeriales que ocuparán el PSOE y Unidas Podemos se darán a conocer en las próximas horas, se especula que Irene Montero (Podemos) y Yolanda Díaz (Izquierda Unida).

Posibles alianzas

El acuerdo entre el PSOE y Podemos solo asegura el respaldo de 155 escaños de los 350 elegidos el domingo, por lo que ambos líderes deberán buscar apoyo entre partidos regionalistas y de izquierda más pequeños para acercarse a la mayoría. "A partir de aquí, con sus 155 diputados, podemos sumar los tres de Más País y luego el apoyo o la abstención de distintos partidos nacionalistas o regionalistas, como el Partido Nacionalista Vasco, el Partido Regionalista de Cantabria, el Bloque Nacionalista Gallego, o Teruel Existe. Todo esto les permitiría llegar a una cifra aproximada de 169 diputados, y la abstención de Esquerra Republicana o Ciudadanos les permitiría llegar a una cifra suficiente para superar la investidura", indica Simón.

Para Galindo, Sánchez tiene dos opciones. "O se va con un apoyo de partidos pequeños nacionalistas, vascos e independentistas catalanes, o se va con el apoyo de partidos regionalistas y de Ciudadanos. Cuál es más probable de las dos, es muy difícil de medir ahora mismo", afirma el sociólogo.