Podría ser el definitivo. Después de cuatro meses y tres candidatos vetados, Carles Puigdemont anunció hoy desde Berlín que Quim Torra, diputado independiente de Junts Per Catalunya (JxCat), es el elegido para sucederlo al frente de la Generalitat de Cataluña.
A diferencia de Puigdemont y los otros dos candidatos fallidos, Jordi Sànchez y Jordi Turull, Quim Torra no está imputado por ninguna causa judicial. Por ello, y si no hay ninguna sorpresa de última hora, se convertirá en el 131 presidente de la Generalitat. Sin embargo, debido a la abstención de la CUP, Torra no podrá ser investido en primera votación, por lo que tendrá que esperar a la segunda, que se celebrará el miércoles. Por el momento, lo respaldarán los 66 votos que suman JxCat y Esquerra Republicana (ERC), uno más que los votos de toda la oposición, que votará en contra de su investidura.
"Nuestro grupo propone al compañero diputado Quim Torra a la presidencia de la Generalitat", anunció Puigdemont a través de su canal de Youtube. A diferencia de Sánchez o Turull, que figuraban como candidatos en las listas, la elección de Torra ahora ha sido decisión del ex presidente. Tras conocer el anuncio, el Ejecutivo de Mariano Rajoy subrayó que cualquiera que aspire a ese cargo tiene la obligación de "respetar la ley y gobernar para todos los catalanes, no sólo para una mitad".
Carles Puigdemont señaló en su discurso que la presidencia de Torra se enmarca dentro de un "período de provisionalidad" debido a las condiciones que, a su juicio, "ha impuesto el Estado", como por ejemplo los ex consellers presos, los "exiliados" y la "amenaza permanente del 155". "En ningún caso podemos hablar de etapa definitiva", dijo Puigdemont. De esta forma, el ex presidente catalán dejó clara la intención de que la presidencia de Torra sería algo transitorio mientras JxCat intenta culminar su objetivo de restituir las condiciones anteriores al 155 y al propio Puigdemont en la presidencia.
Esto último parece casi imposible a mediano plazo, ya que el Constitucional suspendió el jueves por un mínimo de cinco meses la reforma en la ley de la presidencia que permitiría la investidura a distancia de Puigdemont.
Con el escenario de desobediencia ante el TC descartado, Puigdemont pidió al gobierno "un cambio de actitud" para abordar la cuestión catalana y que abandone su "estrategia de ahogo a Cataluña". Y mientras el ex presidente catalán permanece en Berlín a la espera de si el tribunal de Schleswig-Holstein lo extradita a España por malversación tras negar la rebelión, también instó al Estado a que no repita el "bloqueo sistemático" de los anteriores intentos de investidura. Con ello se refirió al veto que el Constitucional impuso a su investidura a distancia en enero y a la doble negativa del magistrado Pablo Llarena a dejar salir de la cárcel a Jordi Sànchez para ser votado como president, así como al encarcelamiento de Jordi Turull tras la primera sesión de investidura.
En la parte más dura de su discurso, Puigdemont pidió al nuevo Govern "resarcir a las personas que han sufrido la venganza del Estado".
Por su parte, Torra aceptó, en sus propias palabras, "el encargo del president legítimo Puigdemont". En su discurso, Puigdemont exigió a Torra "defender nuestras competencias y recursos", así como a mostrarse "fiel" y "garantizar el mandato del 1 de octubre". "Debe esclarecer las responsabilidades de quien no ha respetado nuestros derechos", zanjó.