Concretando la invitación que el Presidente Xi Jinping le formulara en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), desarrollado en noviembre pasado en Tailandia, su homólogo chileno, Gabriel Boric, se apresta a visitar China 11 meses después. Lo hará entre el 12 y el 18 de octubre para participar en el Tercer Foro de Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta, la iniciativa de Beijing -que ahora cumple 10 años- destinada a desarrollar el comercio económico y expandir la influencia del gigante asiático en Asia, África y América Latina.
“Estamos muy expectantes con la visita del Presidente Gabriel Boric a China (...) Creo que va a dar un nuevo tono a la relación bilateral. El propósito es seguir profundizando la relación con China y llevarla a un nivel más allá del comercial”, comentó el embajador de Chile en China, Mauricio Hurtado, en una entrevista publicada en sitio web de la Cancillería.
Pero la visita de Boric se produce en un momento complejo para China. En materia política, el país asiático ha sido testigo de las recientes purgas del ministro de Relaciones Exteriores, Qin Gang, de los generales encargados de la fuerza de cohetes y, más recientemente, del ministro de Defensa, Li Shangfu, poniendo de relieve la opacidad que caracteriza al Partido Comunista Chino luego de las misteriosas desapariciones de los funcionarios y demostrando, a la vez, que nadie está seguro bajo el poder de Xi Jinping.
En el plano económico, en tanto, la segunda mayor economía del mundo lucha contra una serie de problemas, desde un desempleo juvenil récord y una creciente deuda de los gobiernos locales hasta una creciente crisis inmobiliaria. Para el diario The Wall Street Journal, el férreo control de Xi dificulta una respuesta más contundente a la ralentización de China. “Ahora, su centralización del poder está retrasando la respuesta del país a su peor desaceleración económica en años”, apunta.
Al respecto, Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China, comenta a La Tercera que “Boric se encontrará una China que necesita enviar un fuerte desmentido a la comunidad internacional de que no se halla en crisis y que dispone de capacidades sobradas para lidiar con sus dificultades estructurales, ya sea el inmobiliario o la deuda de los gobiernos locales”.
“También reafirmar su compromiso con el Sur Global en la búsqueda de sinergias para su desarrollo, aunque con la advertencia de que todos deberán asegurar en mayor medida la sostenibilidad de los proyectos. Pese a lo complejo del momento, la Iniciativa de la Franja y la Ruta seguirá su curso”, proyecta el sinólogo español.
Si bien el periodista y escritor español Juan Pablo Cardenal, quien fue corresponsal durante 10 años en el país asiático, recuerda que “muchas veces se ha vaticinado en las últimas décadas que el modelo chino es insostenible y que iba a acabar derrumbándose”, “esta vez sí parece que sus problemas económicos son más graves que otras veces”.
En reciente entrevista con La Tercera, el autor del libro La silenciosa conquista china (2011) y editor de Análisis Sínico en Cadal (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina), explicó que “a los efectos terribles de su política de Covid-cero sobre el consumo, se unen otros factores: la desglobalización selectiva de las cadenas de suministro, la rivalidad con el mundo occidental, los controles de EE.UU. a la exportación de alta tecnología a China, y los efectos de su apoyo tácito a Putin en su invasión de Ucrania”. “China tiene ante sí un desafío enorme, porque la fuente de legitimación ante su pueblo es la prosperidad económica y los días felices de la globalización han quedado atrás”, aseguró.
“No es un momento fácil el que vive China en lo económico”, coincide Fernando Reyes Matta, director del Centro de Estudios sobre China de la Universidad Andrés Bello. “Los niveles esperados en consumo interno no tienen la dinámica calculada y las reformas para crear estímulos comienzan a adoptarse. Igual es necesario revivir el comercio exterior (exportación e importación) a niveles prepandemia. A eso se agrega el peso de la deuda, especialmente de las provincias y en el sector inmobiliario. Los análisis de la cúpula del partido en su retiro de verano asumieron esa realidad y los ajustes en política financiera serán fuertes. Todo ello en un país donde alrededor de 300 millones nacieron después del 2000 y solo conocen de esa China en avanzada. Otros 300 millones están en los 60 o más y allí se plantea el desafío demográfico para el futuro del país”, comentó a La Tercera el exembajador de Chile en China (2006-2010).
En ese sentido, Reyes Matta pone en contexto el viaje de Boric al gigante asiático: “Vamos de visita a una China que asumió un nuevo plan de desarrollo con el cual aspira a llegar al 2035 siendo una sociedad modestamente acomodada. En todo, en esos planes la palabra modernización es la determinante. Eso significa impulsar la innovación por encima de todo, mantenerse como país líder en la inscripción de patentes en la Oficina Mundial de Propiedad Intelectual y ponerse a la vanguardia en electromovilidad, Inteligencia artificial y agrotecnología”.
“¿Cómo se podrá beneficiar Chile de la nueva propuesta económica productiva diseñada en el último congreso del PCCh en octubre 2022?”, se pregunta. “Uno, siendo un socio eficiente y oportuno en la gran transformación socioeconómica global que trae la electromovilidad. Eso significa ser socios en producción de cobre y litio. Dos, ampliar la relación en provisión de alimentos y frutas para una China que al 2030 tendrá alrededor de 700 millones en clase media. Tres, ser un socio de servicios a la distancia aprovechando los recursos de la era digital: cuando allá llega la noche, aquí comienza el día”, responde Reyes Matta.
“Signos de cierta inestabilidad”
En cuanto a las recientes purgas de altos funcionarios, Ríos señaló: “Tras los signos de cierta inestabilidad en relación a los casos de Qin Gang o de relevos en la cúpula militar en relación a posibles corruptelas que involucraría a afectos al propio Xi, será una oportunidad para acallar los temores de agitación en el liderazgo chino ya sea como descarte de cualquier retorno al denguismo (por Deng Xiaoping) como de debilitamiento de la posición política de Xi Jinping, a un año del XX Congreso que lo mandató para un inusual tercer ciclo de su magisterio”.
Cardenal opina de manera similar. Si bien reconoce que “lo que se cuece dentro del ámbito de poder de Beijing es siempre muy difícil de descifrar, no parece que Xi pueda estar perdiendo el control”. “En el congreso del PCCh del pasado año consolidó su poder y eliminó a las facciones que podían hacerle sombra, comentó sobre el líder chino.
Según Ríos, “el foro será una gran oportunidad para que China exhiba una buena salud en todos los sentidos y una tribuna para que Xi compense algunas ausencias internacionales recientes”.