El recuerdo de que, a 229 días desde el inicio de la guerra, el peligro continúa siendo real en cualquier lugar del territorio ucraniano, llegó de la peor manera durante este lunes al país invadido. El ataque al puente de Kerch, símbolo de la anexión rusa de Crimea en 2014 y antecedente directo del actual conflicto, fue calificado como “actos terroristas” por el Presidente Vladimir Putin, quien amenazó con una “dura respuesta” que sería “proporcional” a lo ocurrido con el puente. Este lunes, el mandatario ruso cumplió su palabra.

Fueron ocho las regiones ucranianas donde se registraron bombardeos con misiles de parte de Rusia, en lo que ya es considerado como el ataque más extenso de todo el conflicto. Catorce personas fallecieron producto de la ofensiva, mientras que 97 resultaron heridas en todo el país, tras una serie de operaciones que incluyeron incluso a Kiev, en el primer bombardeo contra la capital desde junio. Lviv, Ternopil y Zhitomir en el oeste de Ucrania; Dnipro y Kremenchuk en el centro del país; Zaporiyia en el sur; y Kharvov, en el este, fueron otros lugares del país donde se registraron ataques, los que afectaron al menos a 11 ciudades, según el recuento de las autoridades locales.

Cráter en la ciudad de Dnipro, donde uno de los misiles rusos cayó durante este lunes. Foto: AP

En Kiev, los misiles cayeron en intersecciones concurridas, parques y lugares turísticos del centro de la ciudad, forzando a miles de aterrados ucranianos a correr hacia refugios antiaéreos, mientras las sirenas aumentaban la sensación de pánico que, probablemente, no sentían desde el asedio ruso a la capital, en marzo de este año.

El Ejército ucraniano cifró en 83 los misiles lanzados por su contraparte rusa, donde 43 fueron interceptados por el armamento defensivo antes de caer. A través de un video grabado en las afueras de la oficina presidencial de Ucrania, a metros de donde habían impactado los ataques de sus enemigos, el Presidente Volodymyr Zelensky aseguró que estaban “tratando con terroristas”, en una línea comunicacional similar a la empleada por Putin.

Una respuesta bélica

Durante el domingo, el mandatario ruso describió al ataque del puente de Kerch como un “ataque terrorista dirigido a la destrucción de infraestructuras civiles importantes de Rusia”. Si bien analistas aseguraron que el movimiento bélico tiene más repercusiones simbólicas que prácticas, también recalcaron que guarda una importancia especial para Putin, agregando que juega un rol en el reabastecimiento ruso, justo cuando Ucrania desarrolla una contraofensiva en el frente sur del país, cerca de Crimea.

“La operación demostró el fracaso del sistema ruso para garantizar la seguridad, incluso de los objetivos más significativos y sagrados”, dijo un oficial ucraniano a The New York Times respecto al puente. “El puente es un cordón umbilical artificial que conecta al ladrón con su propiedad robada. Todo lo que es antinatural y obtenido ilegalmente debe ser y será destruido”, agregó.

Sin embargo, tanto las autoridades como el pueblo ucraniano sabían que la acción tendría consecuencias. “El régimen de Kiev, con sus acciones, se ha puesto al mismo nivel que las organizaciones terroristas internacionales. Con los grupos más odiosos. Dejar tales actos sin respuesta es simplemente imposible”, fueron las palabras de Putin en un mensaje televisivo.

Bajo la lógica de la “proporcionalidad” a la que Putin hizo referencia, los objetivos de sus misiles apuntaron precisamente a servicios claves de las ciudades ucranianas, afectando de paso el suministro eléctrico de las urbes. Las autoridades detuvieron el funcionamiento de la red de trenes subterráneos para disponer de las estaciones como refugio ante las oleadas de misiles que se registraban en el país.

Mientras, el ministro de Energía de Ucrania, Herman Galushchenko, afirmó a medios internacionales que el país está deteniendo sus exportaciones de electricidad con el fin de estabilizar su sistema energético. De todos modos, aseguró el asesor del presidente ucraniano, Oleksiy Arestovych, el ataque no habría afectado a ningún objetivo militar, agregando que la mayoría de los misiles cayeron en sitios de infraestructura civil que proporcionan calor y electricidad, detalló The New York Times.

El ataque se habría desarrollado bajo el mando de Sergei Surovikin, el nuevo comandante unificado del campo de batalla ruso en Ucrania, quien tiene fama de ser “despiadado”, dijo a The Guardian un antiguo funcionario que trabajó con él.

“Cuando realizamos misiones de combate en Siria, ni por un minuto olvidamos que estábamos defendiendo a Rusia”, dijo Surovikin en 2017 a personal de élite del Ejército en una ceremonia en Moscú. Dicha “defensa”, desmenuzó un informe de Human Rights Watch publicado en 2020, incluyó ataques a “hogares, escuelas, instalaciones sanitarias y mercados sirios, lugares donde la gente vive, trabaja y estudia”, mismo manual de estilo replicado en el ataque a sectores residenciales de Ucrania durante este lunes.

“General Armagedón” es su poco amable apodo entre colegas, el que se ganó gracias a su línea dura y un enfoque poco ortodoxo cuando de hacer la guerra se trata. Su llegada se da justo cuando Rusia pasa por un mal momento en su campaña militar, y busca solucionar problemas estructurales que aquejan al Ejército de su país. “Sabía cómo supervisar y racionalizar las diferentes ramas del Ejército”, dijo al medio británico Gleb Irisov, un exteniente de la Fuerza Aérea que trabajó con Surovikin hasta 2020. “Es muy cruel, pero también un comandante competente”, afirmó, pero agregó que “no podrá resolver todos los problemas. A Rusia le faltan armas y personal”.

Los efectos del ataque

Para analistas militares occidentales, y en línea con la visión de Arestovych, la respuesta rusa no debería tener un impacto significativo dentro del Ejército ucraniano, ya que sería necesaria una “campaña persistente”, apuntando a estructuras críticas del país invadido, para generar realmente un cambio en el curso actual del conflicto, afirmó al medio neoyorquino el analista militar de Rochan Consulting, Konrad Muzyka.

Incluso, Muzyka cree que el ataque podría derivar en un mayor apoyo desde los aliados occidentales. “No creo que tenga un efecto estratégico”, aseguró. “A menos que estemos hablando de aumentar la moral en el lado ucraniano y tal vez acelerar algunas entregas de armamento militar por parte de Occidente”.

“Lo que parecen haber hecho hoy, que es básicamente atacar objetivos civiles e infraestructura, parece ser mucho más una señal de su parte que un efecto militar real”, dijo Sidharth Kaushal, investigador del Royal United Services Institute, un think tank en Londres.

Kaushal afirmó que parecía que el daño, “aunque es trágico, en realidad no tiene ningún valor militar real, y han gastado una capacidad bastante costosa”.

La mayoría de los ataques parecen haberse llevado a cabo con misiles de crucero 3M-14 Kalibr lanzados desde fragatas y submarinos en el Mar Negro, agregó. Las autoridades ucranianas también informaron sobre ataques con aviones no tripulados, una táctica que también puede confundir a las defensas aéreas.

Dichos misiles suelen llevar una ojiva de alrededor de más de 450 kilos de alto explosivo, un tamaño que limita la capacidad de un solo ataque para destruir una gran infraestructura.

Al menos en cuanto a declaraciones, Konrad Muzyka se anticipó a la respuesta de líderes políticos de gran parte de los países cercanos a Ucrania.

Tras una ronda de llamadas diplomáticas urgentes, el canciller alemán Olaf Scholz –quien sufrió el ataque de su embajada en Kiev tras la caída de un misil en las instalaciones vacías desde febrero-, el Presidente francés, Emmanuel Macron, y el secretario de Asuntos Exteriores de Reino Unido, James Cleverly, reafirmaron su apoyo a Ucrania, mientras que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó la situación al calificarla como “horribles e indiscriminados” ataques contra objetivos civiles.

El Presidente ruso, Vladimir Putin, durante una reunión, este domingo 9. Foto: Kremlin vía REUTERS.

Según Zelensky, el canciller Scholz confirmó que se realizará una reunión urgente con los líderes del G7, la que se llevará a cabo durante este martes.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo sentirse “profundamente conmocionado” por lo ocurrido, agregando que “constituye otra escalada inaceptable de la guerra y, como siempre, los civiles están pagando el precio más alto”, señaló en un comunicado.

“Estados Unidos condena enérgicamente los ataques rusos con misiles de hoy (ayer) en Ucrania, incluyendo en Kiev”, fueron las palabras del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acciones que, aseguró, “demuestran una vez más la absoluta brutalidad de la guerra ilegal del señor Putin”. “Junto con nuestros aliados, seguiremos imponiendo costos a Rusia por su agresión, haremos que Putin y Rusia rindan cuentas por sus atrocidades y crímenes de guerra, y suministraremos el apoyo necesario para que las fuerzas ucranianas defiendan su país”, advirtió el inquilino de la Casa Blanca.

El ataque incluso motivó la discusión del tema durante la sesión de emergencia de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para debatir una resolución sobre la anexión ilegal de cuatro regiones de Ucrania por parte de Rusia. Si bien la reunión fue convocada antes de los bombardeos, los países podrán mencionar los ataques durante la discusión. “La carta de la ONU es clara”, dijo el presidente de la asamblea, Csaba Korosi. “Invadir a un vecino es ilegal”.

En la vereda contraria, y marcando un quiebre frente a casos anteriores, India y China se mostraron preocupados ante la escalada en los ataques, pese a que ambos han prestado apoyo -especialmente económico- a Rusia.

“Todos los países merecen el respeto a su soberanía e integridad territorial”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Mao Ning. “Hay que apoyar todos los esfuerzos que conduzcan a la resolución pacífica de la crisis”, agregó en una conferencia de prensa.

Su homólogo indio, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Arindam Bagchi, dijo desde Nueva Delhi que su país ofrecería apoyo para calmar los enfrentamientos. “India está profundamente preocupada por la escalada del conflicto en Ucrania, incluidos los ataques a las infraestructuras y la muerte de civiles”, demostrando que, incluso entre sus aliados, defender la posición rusa se está haciendo cada vez más complejo en el escenario actual.