Putin mueve sus fichas en Medio Oriente pese a reveses en guerra en Ucrania
El líder ruso se reunió con Mahmoud Abbas en el Kremlin. La región se ha convertido en escenario de una lucha de poder entre Moscú y Washington.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el martes al presidente palestino, Mahmoud Abbas, que Moscú estaba dolido por la difícil situación de su pueblo y apoyaba su aspiración de crear un Estado plenamente desarrollado.
Putin aseguró que Moscú estaba prestando atención a los acontecimientos en Medio Oriente a pesar de las exigencias de su propia guerra en Ucrania. No se refirió directamente a la incursión de las fuerzas de Kiev en el oeste de Rusia, que ya lleva una semana, una operación que ha tomado por sorpresa al Ejército ruso y ha obligado a más de 130.000 personas a huir de sus hogares.
El jefe del Kremlin criticó a Estados Unidos por obstaculizar los esfuerzos de la ONU para alcanzar una solución a la guerra de Gaza, al decir que Washington ha impedido hasta ahora la adopción de una decisión ejecutable por parte de las Naciones Unidas.
“Lo que ocurre en Medio Oriente, a pesar de las operaciones especiales en Ucrania, no pasa inadvertido para Rusia”, afirmó Putin después del encuentro en Moscú. “Vemos con dolor y preocupación la tragedia humana ocurrida en Palestina y hacemos todo lo posible para apoyar al pueblo palestino”, añadió.
Rusia, que ha forjado estrechos vínculos con el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, y con líderes árabes, incluido el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman Al Saud, ha condenado el reciente asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, y ha pedido a todas las partes que se abstengan de seguir desestabilizando la región.
También ha criticado repetidamente a Occidente por ignorar la necesidad de un Estado palestino independiente dentro de las fronteras de 1967.
Antes de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, Medio Oriente y el norte de África se habían convertido en regiones clave para el Kremlin. Según el Washington Institute, Moscú se había convertido en uno de los principales exportadores de armas del mundo, superado sólo por Estados Unidos.
Sin embargo, indicó el think tank, considerando el conflicto en Ucrania, el Kremlin debe vigilar el estado del comercio de armas de Rusia y cómo sus relaciones de defensa en Medio Oriente impulsan su influencia y sus intereses estratégicos más amplios. La presencia de defensa rusa en la región se basa en tres pilares: la venta de armas (junto con ejercicios militares conjuntos), el acceso a bases militares y el uso de fuerzas paramilitares, principalmente el grupo Wagner, recientemente rebautizado como Afrika Korps.
La invasión de Ucrania aceleró la cooperación estratégica entre Rusia e Irán, también en el ámbito militar, y es probable que esta tendencia continúe, indica un reporte del centro de estudios.
El funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, señaló a fines de 2022: “Rusia está ofreciendo a Irán un nivel sin precedentes de apoyo militar y técnico que está transformando su relación”.
El suministro por parte de Irán de drones de ataque Shaheed para su uso en Ucrania ha recibido mucha atención y, sin duda, es importante, ya que ningún otro país, aparte de Irán, ha ayudado voluntariamente a Rusia en la guerra.
Por otro lado, a finales de 2023, el viceministro de Defensa de Irán dijo a la agencia de noticias Tasnim que Teherán había ultimado los acuerdos por aviones de combate y helicópteros Sukhoi Su-35 de fabricación rusa.
Los rusos aún no han confirmado el acuerdo, pero lo que sí está confirmado es la exportación a Irán de aviones de entrenamiento, que permitirían a los pilotos iraníes dar el salto a los mucho más avanzados Su-35. Si este acuerdo se concreta, aumentaría significativamente la capacidad de Teherán para llevar a cabo operaciones aéreas ofensivas al reemplazar su anticuado inventario de aviones estadounidenses de la década de 1970, que el Sha compró antes de la Revolución Islámica.
“Irán sigue siendo una amenaza primordial para los Estados del Golfo, y el suministro de Su-35 a Irán inclinaría el equilibrio militar en la región a favor de Irán, lo que obligaría a los Estados del Golfo a modificar su planificación de seguridad. Pero incluso si el acuerdo no se concreta, ya ha surgido una tendencia de cooperación estratégica, que incluye ejercicios bilaterales ruso-iraníes y multilaterales rusos, chinos e iraníes, una tendencia que se remonta por lo menos a cinco años”, indicó el think tank.
En un artículo, la publicación Foreign Policy indicó que las crecientes tensiones entre Irán e Israel podrían tener ventajas para Moscú, debido a que una mayor escalada en la región casi con certeza desviaría la atención y los suministros que Washington envía a Ucrania.
Además, una guerra en Medio Oriente probablemente haría subir los precios del petróleo, complicando los esfuerzos del gobierno de Joe Biden por controlar los costos del combustible para el consumidor estadounidense promedio, meses antes de las elecciones estadounidenses de noviembre.
Sin embargo, una guerra más amplia en la región implicaría grandes riesgos para Moscú, indicó Foreign Policy. “Si Israel comenzara a luchar contra Hezbolá o Irán, el Kremlin tendría que enfrentarse a tres peligrosos desenlaces: la implicación de su aliado Siria, un debilitamiento de la capacidad de Irán para suministrar armas a Rusia y una complicación de sus relaciones con los Estados árabes del Golfo e Irán”, apuntó.
“En una guerra más amplia, Estados Unidos debería esperar que Moscú dé un apoyo limitado a los adversarios de Israel y culpe a Washington abiertamente por la escalada, evitando al mismo tiempo una intervención militar directa. Estados Unidos debería, por tanto, utilizar los medios diplomáticos y militares a su disposición para garantizar que las tensiones en la región no se disparen”, indicó la revista.
“Si estalla una guerra entre Israel y Hezbolá, Rusia tiene dos opciones plausibles: no hacer nada o aumentar su apoyo a los adversarios de Israel y evitar un enredo militar directo. No es creíble que Moscú se quede al margen, lo que significa que el resultado más probable es que apoye a los agentes de Irán mediante una combinación de suministros de armas y apoyo no militar. Con sus capacidades cada vez más sofisticadas, Rusia podría intensificar su guerra electrónica desde Siria bloqueando los sistemas de guía del armamento israelí. También podría canalizar más armas a Hezbolá en Líbano o a los houtíes en Yemen, lo que sería coherente con su estrategia actual”, añadió.
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