El presidente ruso Vladimir Putin pidió el domingo poner fin a los mortíferos combates entre separatistas, apoyados por Armenia, y las fuerzas de Azerbaiyán en la región de Nagorno Karabaj.
“Es importante hacer todo lo posible para evitar una escalada en la confrontación, pero lo principal es poner fin a las hostilidades”, dijo Putin, citado en un comunicado del Kremlin después de una conversación telefónica con el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan.
“La parte rusa expresó su seria preocupación con respecto a la reanudación de combates a gran escala”, añadió este corto comunicado.
Al menos 16 militares separatistas armenios murieron en estos enfrentamientos y más de un centenar resultó herido, según el ministerio de Defensa de Nagorno Karabaj, en los peores combates en la región desde 2016.
Ambas partes dieron cuenta igualmente de pérdidas civiles, sin cifrar por el momento el balance.
Un conflicto mayor entre Armenia y Azerbaiyán podría generar la intervención de potencias rivales en la región, como Rusia y Turquía.
El conflicto de Nagorno Karabaj, región secesionista de Azerbaiyán de mayoría armenia y que cuenta con el apoyo de Ereván, alimenta las tensiones regionales desde hace treinta años.
En los últimos años, Bakú aprovechó sus reservas de petróleo para gastar ampliamente en materia de armamento y cuenta con el apoyo de Turquía.
Armenia, mucho más pobre, es en cambio cercana a Rusia que tiene una base militar en el país. Pertenece a una alianza político militar dirigida por Moscú, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
Rusia, que se posiciona como árbitro regional, libra armas a los dos países.