El presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió este martes en Damasco (Siria) con Bashar al Asad, en su primera visita a la capital siria en nueve años de guerra, coincidiendo con un contexto de tensiones regionales crecientes entre Irán y Estados Unidos.
Se espera que la muerte del general iraní Qasem Soleimani, asesinado el viernes en un bombardeo estadounidense, tenga consecuencias en todo Medio Oriente. Soleimani era el artífice de la estrategia militar iraní en la región, y un gran aliado del poder de Damasco en el conflicto que devasta Siria desde 2011.
Durante su visita sorpresa a Damasco, Putin se reunió con el presidente Al Asad en un centro de mando de las fuerzas rusas y elogió los "inmensos" progresos realizados por el país en guerra.
Los dos mandatarios asistieron a una presentación del comandante de las fuerzas rusas desplegadas en Siria, según la presidencia, que publicó fotos del apretón de manos entre los dos líderes.
La intervención militar rusa junto al régimen sirio, en otoño de 2015, cambió el curso de la guerra en Siria y permitió que las tropas gubernamentales sumaran victorias frente a rebeldes y yihadistas.
"Durante su encuentro con Asad, Putin señaló que hoy podemos constatar el inmenso camino que ha sido recorrido hacia la restauración del Estado sirio y su integridad territorial", dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
"Putin subrayó además que estaba claro que la paz volvía a las calles de Damasco", agregó el portavoz, citado por las agencias rusas.
Contexto regional explosivo
Por su parte, Asad agradeció al mandatario ruso la ayuda de su país y sus soldados en el "combate contra el terrorismo y a favor del retorno de la paz a Siria", añadió, y destacó que el presidente sirio también felicitó a Rusia por la Navidad ortodoxa, que se celebra el 7 de enero.
En diciembre de 2017, Putin visitó la base militar de Hmeimim, en el noroeste de Siria, la mayor que tiene Rusia en este país.
Pero esta visita del dirigente ruso se produce en un contexto regional especialmente convulso, tras la muerte del general Soleimani, que estaba al frente de la unidad Al Qods, una fuerza especial de los Guardianes de la Revolución, encargada de las operaciones en el exterior.
Los combatientes de su unidad jugaron un papel ineludible para apoyar y consolidar el poder de Bashar al Asad.
El régimen controla ya dos tercios del país, incluyendo los alrededores de la capital y grandes ciudades como Alepo, antaño pulmón económico del país.
El conflicto en Siria, que estalló en marzo de 2011 con la represión de las manifestaciones prodemocracia, se transformó en una compleja y cruenta guerra que implica a grupos yihadistas y potencias extranjeras.
Hasta ahora ha dejado un dramático reguero de 380 mil muertos y millones de refugiados y desplazados.
Con Irán, pero también con Turquía -apoyo tradicional de los rebeldes-, Rusia puso en marcha el llamado proceso de Astaná para negociar los avances del conflicto, que poco a poco fue eclipsando los diálogos auspiciados por la ONU.
El miércoles, Putin visitará Turquía para asistir a la inauguración de un gasoducto. En principio, se reunirá con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y probablemente conversarán sobre el conflicto sirio.