El líder chino Xi Jinping dará la bienvenida a Vladimir Putin a Beijing el jueves para la segunda visita del presidente ruso en menos de un año, que tendrá como fin profundizar los lazos y la cooperación en una clara señal de su creciente alineación y justo en medio de la nueva guerra comercial entre Estados Unidos y China.
“A invitación del presidente chino, Xi Jinping, Vladimir Putin realizará una visita de Estado a China el 16 y el 17 de mayo, su primer viaje al extranjero tras jurar el cargo”, informó la Presidencia rusa a través de un comunicado publicado en su página web.
El Kremlin dijo que Putin realizará una visita de Estado por invitación de Xi y que discutirán la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la situación en Medio Oriente y Asia, así como Ucrania. Además, participarán en un acto en conmemoración del 75º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Beijing, que se comprometió a una “asociación sin límites” con Moscú apenas dos días antes de que Rusia lanzara su ataque contra Ucrania el 24 de febrero de 2022, se encuentra entre los principales aliados que le quedan al Kremlin en el escenario mundial. De hecho, Rusia ha recurrido a China como un salvavidas económico vital tras las sanciones impuestas por Occidente por la invasión, y China exporta materiales que han permitido a Rusia reconstruir su arsenal agotado, indicaron los expertos.
En este sentido, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, que se encuentra actualmente en Kiev tratando de garantizar a Ucrania el continuo apoyo de Estados Unidos al país, acusó el mes pasado a empresas estatales chinas de proporcionar componentes clave para la base industrial de defensa de Rusia.
Así, Rusia se ha convertido en el principal proveedor de crudo de China, y sus envíos de petróleo a China aumentaron más del 24% en 2023 a pesar de las sanciones occidentales. El comercio entre ambos países alcanzó un récord de 240.100 millones de dólares en 2023, un 26,3% más que el año anterior, según muestran los datos de las aduanas chinas, indicó Reuters.
El viaje de Putin ocurre justo en una semana en la que el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que aumentará algunos de esos aranceles a China. Eso incluye cuadruplicar los aranceles a los vehículos eléctricos al 100%, triplicar ciertos impuestos sobre productos de acero y aluminio al 25% y duplicar la tasa sobre los semiconductores al 50%.
Tanto Xi como Putin operan dentro de lo que los observadores dicen que es una coordinación de intereses flexible pero creciente entre los países abiertamente antiestadounidenses, Irán y Corea del Norte. Los gobiernos occidentales creen que Pyongyang, que tiene una economía casi totalmente dependiente de China, está ayudando a Rusia con suministros de guerra. Lo mismo ocurre, dice Estados Unidos, con Teherán, que está siendo respaldado económicamente por Rusia y China y es un actor poderoso en el conflicto de Medio Oriente.
“Espero que tanto Rusia como China centren en gran medida su narrativa en los fracasos de Occidente y, en particular, de Estados Unidos, incluso si no se mencionan directamente”, dijo a The Washington Post, Meia Nouwens, investigadora principal de política de seguridad y defensa de China en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un think tank con sede en Londres.
El viaje de Putin, que se produjo justo después de la visita de Xi a Europa, “indica que Beijing no ha cambiado su forma de ver su relación bilateral con Rusia, a pesar de los constantes llamados de los líderes europeos para detener el apoyo de China a la economía de guerra y la industria de defensa de Rusia”, agregó Nouwens.
El recién nombrado ministro de Defensa de Putin, Andrei Belousov, así como el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, el secretario del Consejo de Seguridad, Sergei Shoigu, y el asesor de política exterior, Yuri Ushakov, también asistirán a una reunión informal entre Putin y Xi. “Los líderes mantendrán una conversación cara a cara, caminarán por el parque al lado del palacio, tomarán té, obviamente, y luego tendrán lugar conversaciones informales durante una cena informal con la participación de algunos miembros de las delegaciones de ambas partes”, dijo Ushakov a las agencias de noticias rusas.
Durante la visita, Putin se reunirá con el primer ministro chino, Li Qiang, para discutir la cooperación comercial y económica. El líder del Kremlin también visitará Harbin en el noreste de China, una ciudad con fuertes vínculos con Rusia.
La cadena CNN indicó que sobre la reunión de Xi con Putin de esta semana se ciernen amenazas occidentales de acciones más amplias contra su país si continúa enviando ciertos productos a Rusia. El gobierno estadounidense dice que las exportaciones de doble uso están permitiendo a Rusia desarrollar su industria de defensa.
“Se puede decir que las presiones son mayores que en los últimos dos años”, dijo a CNN Li Mingjiang, profesor asociado de relaciones internacionales en la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur, señalando una nueva serie de sanciones por parte de Estados Unidos a principios de este mes dirigidas a empresas chinas, y la posibilidad de más, incluso por parte de la UE.
China ha dicho que monitorea de cerca las exportaciones de bienes de doble uso y niega que su comercio con Rusia esté fuera del intercambio bilateral normal.
Incluso los observadores más cercanos de la opaca toma de decisiones de Xi están divididos sobre si todo esto significa que el líder chino buscará usar su tiempo con Putin esta semana para abogar por una solución pronta al conflicto.
Pero los datos comerciales oficiales de China de marzo y abril muestran caídas en las exportaciones a Rusia en comparación con los mismos períodos del año anterior, lo que indica que Beijing podría estar tomando medidas para protegerse contra las sanciones occidentales que afectan más profundamente a sus sectores comerciales y financieros.
“Rusia es fundamental para la gran estrategia de China”, afirmó a CNN Manoj Kewalramani, director de estudios del Indo-Pacífico en el centro de investigación de la Institución Takshashila en Bangalore, India. Si bien Beijing no quiere una escalada, “existe un profundo interés en asegurar que Rusia no pierda la guerra”, dijo.
A juicio del diario The New York Times, Xi no ha dado ninguna sugerencia de que usaría su influencia sobre Putin para poner fin a la guerra. Y puede que sienta poca necesidad de hacerlo.
“Para Xi, la combinación estratégica está funcionando mejor de lo que podrían haber imaginado, y China ha pagado poco costo por ello”, dijo al periódico Evan S. Medeiros, profesor de estudios asiáticos en la Universidad de Georgetown.
Xi también necesita a Rusia como contrapeso en la rivalidad de su país con Estados Unidos, que se manifiesta en torno al apoyo de Washington a Taiwán, los reclamos territoriales de China en el Mar de China Meridional y el acceso a tecnología de punta. China y Rusia han intensificado los ejercicios militares en el Mar de China Oriental, ejerciendo presión sobre Taiwán.
En este contexto, la visita de Putin se produce pocos días antes de la toma de posesión el lunes próximo de William Lai Ching-te como próximo presidente de Taiwán, la isla democrática autónoma que China reclama como su propio territorio y amenaza con anexarse por la fuerza si es necesario.