Con un llamado a la unidad y un discurso que evidenció las grietas dentro de la amplia coalición que gobierna a Italia desde febrero de 2021 en respuesta a la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia del Covid-19, el primer ministro Mario Draghi dio marcha atrás a su dimisión, planteada hace una semana, y afirmó ayer ante el Senado que estaba dispuesto a reformular su propuesta de gobierno para continuar por los próximos 18 meses, siempre que cuente con el apoyo de la coalición.
Patrocinio que, con el paso de las horas, se desintegraba más y más. El comunicado de Forza Italia, de centroderecha, y de la Liga, cercana a la extrema derecha, anunciando que no votarían la moción de confianza sobre el discurso emitido en el Senado durante la mañana, significó un duro golpe a la pretensión de un gobierno amplio. Apoyar la votación equivalía a la aprobación de la búsqueda de una nueva coalición.
Pese a esto, Draghi logró superar el voto de confianza en el Senado durante la jornada, por 95 a 38, sorteando la negativa de los partidos que boicotearon la moción, lo que se tradujo en docenas de parlamentarios ausentes en la sala.
Conformar un gobierno sin tres apoyos claves aparece como la siguiente interrogante en un escenario de mucha incertidumbre, donde el protagonista es la tercera economía más grande de la Unión Europea. Si Draghi decide continuar su mandato, la Cámara Baja votará durante este jueves la misma moción. De lo contrario, las elecciones anticipadas se ven como el futuro más probable para el país europeo.
El recuento de la crisis
La crisis política italiana se desató el 14 de julio, cuando el Movimiento 5 Estrellas (M5E) no se presentó en la moción de confianza impulsada por el gobierno, que buscaba aprobar un paquete de asistencias económicas. El premier ya había anunciado que pondría su cargo a disposición del Presidente italiano, Sergio Mattarella, si el M5E quebraba la coalición, hecho que ocurrió y obligó a Draghi a presentar su dimisión.
Sin embargo, Mattarella rechazó la renuncia y pidió al primer ministro que intentara rearmar un gobierno para completar su mandato, solicitando que se enfrentara al Congreso para buscar una salida política a la crisis. Y Draghi cumplió con la propuesta durante este miércoles.
“Si todavía queremos permanecer juntos, la única forma es reconstruir este con valentía, altruismo, credibilidad”, agregó el exjefe del Banco Central Europeo, cargo que lo validó en todo el espectro político y que suscitó un apoyo internacional transversal ante su posible renuncia. Sostén que abarcó desde Bruselas hasta Washington e, incluso, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, quien encontró un importante aliado en Draghi dentro de la Unión Europea.
Apelando a los logros realizados durante la pandemia por el Covid-19 y su posición de apoyo irrestricto a Ucrania en la guerra con Rusia, los críticos de Draghi aseguraron que en ningún momento propuso un discurso conciliador con los miembros que se distanciaron inicialmente del bloque.
Tras la “movilización que he visto por parte de los ciudadanos” y sentir un apoyo “sin precedentes” de parte de la ciudadanía, según afirmó, el premier reconsideró su renuncia. Cerca de 2.000 alcaldes, 250 líderes empresariales, numerosos sindicatos y protestas ciudadanas influyeron en su decisión, informó la BBC.
Con la presencia de casi todo el espectro político, pasando por la izquierda, el centro y la derecha, con la única exclusión de los ultraderechistas Hermanos de Italia, la intención del primer ministro de mantener dicho rango ideológico quedó en entredicho por la evidente ausencia de aplausos de parte de la Liga, partido de extrema derecha euroescéptica que forma parte de la coalición, y del Movimiento 5 Estrellas, quienes catalizaron la crisis actual.
Solo quedaba votar una nueva moción de confianza para intentar volver a articular al gobierno, pero las palabras de Draghi parecieron no llegar a los oídos del ala derechista. El quiebre se materializó horas después, cuando Forza Italia, del exprimer ministro Silvio Berlusconi, junto a la Liga, aseguraron a la prensa local que no participarían de moción de confianza del Senado, entre otras razones, porque exigían que el M5E no formara parte del gobierno.
Paradójicamente, el M5E se sumó minutos después a la intención de Forza y la Liga con la no asistencia a la Cámara Alta, acabando con la posibilidad de una coalición amplia como Draghi demandaba en su discurso matutino ante las y los legisladores. “La centroderecha pasará a la historia como la que se deshizo de Mario Draghi”, dijo a France Presse el analista de Policy Sonar, Francesco Galietti.
El comisario de Economía de la Unión Europea, Paolo Gentiloni, calificó, a través de Twitter, como “irresponsables”, por “crear una tormenta perfecta”, a los legisladores de los tres partidos. “Nos esperan, meses difíciles, pero somos un gran país”, cerró.
“En estos días de locura, el Parlamento decide ir en contra de Italia”, dijo por la misma vía el exprimer ministro Enrico Letta, quien lidera al Partido Democrático, la única gran colectividad de la coalición que respaldó en la votación a Draghi. “Debemos considerar lo que (la salida de Draghi) significaría para la resistencia a Putin”, dijo Letta a The Washington Post. “Draghi ha sido y es un punto de referencia para todos los líderes europeos”.
Al cierre de esta edición, Draghi aún no expresaba intención de dimitir por segunda vez en una semana, pero la posibilidad de que lo haga en las próximas horas no es descartable. En tal caso, lo más probable, afirmaron medios locales, es que llame a elecciones anticipadas para el otoño italiano, es decir, septiembre u octubre de este año. Situación que no se daba desde la Segunda Guerra y que chocaría con el período en el que tradicionalmente el Parlamento realiza la asignación presupuestaria de la nación.
En dicho escenario, la extrema derecha aparecería como la más beneficiada de la crisis política italiana, considerando que, según las últimas encuestas electorales del país y con el 23,8% de los votos, sería la líder de los Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, quien tendría la mayor posibilidad de encumbrarse en el poder. “Esto explica por qué la izquierda tiene tanto miedo a las elecciones”, declaró Meloni días atrás, según consigna la BBC.
A diferencia de la Liga y Forza Italia, Hermanos de Italia y Meloni no pertenecieron nunca a la coalición gobernante liderada por Draghi, pero la misma cadena británica asegura que los dos partidos serían socios naturales de un eventual mandato de la extrema derecha.