Esta jornada, el segundo operativo para rescatar a los menores atrapados en una cueva en la provincia de Chiang Rai concluyó con otros cuatro niños fuera de la gruta y trasladados hasta un hospital donde están siendo atendidos.
En resumen, ocho deportistas ya están fuera de la caverna, mientras que cuatro compañeros y su entrenador continúan en la espera que ser rescatados y reencontrarse con sus familias.
Por ahora, las autoridades no han querido revelar las identidades de quienes han sido rescatados por respeto a las familias, especialmente por aquellos que todavía siguen dentro de la caverna.
https://www.latercera.com/mundo/noticia/inedito-operativo-rescate-puesto-marcha-tailandia/235793/
De acuerdo a la cadena BBC, se han tomado estrictas medidas para evitar que la información sea filtrado a los medios. Para ello, se estableció un "cordón sanitario" dentro del campamento, espacio que norma el uso de los celulares de manera restringida para los miembros del campamento; además cualquier tipo de dato o avance es compartido con un grupo pequeño de personas.
Los niños y adolescentes que pudieron ser rescatados continúan en el recinto médico donde están siendo cuidados por especialistas y pueden ser a sus familiares a través de un vidrio para evitar problemas sanitarios. Esto debido a que en las condiciones en las que estuvieron los menores durante más de dos semanas no eran las más óptimas.
Los Jabalíes Salvajes
El equipo de fútbol infantil "Jabalíes Salvajes", se formó hace tres años por amantes de ese deporte que asisten a diversas escuelas de la provincia de Chiang Rai. Ahí los menores de entre 11 y 17 años de conocieron y fueron participando en competencias de fútbol dentro de la misma zona.
Incluso la Marina Tailandesa han informado del rescate de cada uno de los menores refiriéndose a ellos como "jabalíes".
El día que quedaron atrapados, estaban preparándose para una nueva jornada de entrenamiento y su entrenador no pudo asistir, por lo que, su asistente Ekapol Chantawong (25) debió tomar su lugar y dirigir su preparación física.
El instructor asistente apodado como Ake, es un ex monje budista que dejó el monasterio para cuidar a su abuela enferma tras 10 años en el servicio y tres años después decidió ser parte del equipo de fútbol.
Chantawong quedó huérfano cuando tenía 10 años, luego de que una epidemia que afectó al pueblo donde vivía y que lo dejó sin sus padres y su hermano. Luego de la tragedia debió vivir junto a otros familiares, quienes después lo llevaron un monasterio para que se integrara a la vida religiosa.
De acuerdo a The Washington Post, el entrenador tuvo un rol muy importante para la sobrevivencia del grupo, ya que, racionalizó la comida disponible y ayudó a que los niños y adolescentes mantuvieran la calma ante el período de estrés que estaban pasando.