La árida región de Baluchistán, en Asia, está repartida casi en partes iguales entre la provincia de Baluchistán, en el oeste de Pakistán, y la provincia de Sistán-Baluchistán, en el sudeste de Irán. La conflictiva zona ha estado en medio de ataques con misiles lanzados entre Irán y Pakistán en los últimos días, debido al levantamiento de grupos militantes baluchis que reclaman más soberanía y menos intervención china en su territorio.
Este jueves, Pakistán llevó a cabo ataques aéreos contra los grupos separatistas baluchis dentro de territorio iraní, conocidos como Ejército de Liberación de Baluchistán y Frente de Liberación de Baluchistán, grupos militantes étnicos baluchis que luchan por una mayor autonomía regional y supuestamente tenían escondites dentro de Irán. Los ataques, que dejaron nueve muertos, fueron en respuesta a una ofensiva anterior con misiles por parte de Irán contra bases militantes en Baluchistán de Pakistán, que según Teherán albergaban a combatientes anti-iraníes.
Irán insistió en que su objetivo no eran ciudadanos paquistaníes, sino solo Jaish al Adl, un grupo sunita étnico baluchi que ha organizado ataques contra el país y que exigen un “reconocimiento de los derechos culturales, económicos y políticos de los baluchis por parte del gobierno iraní” en la provincia iraní de Sistán-Baluchistán. Pero el gobierno de Pakistán consideró los bombardeos iraníes como un “acto ilegal y una violación no provocada de su espacio aéreo”, y advirtió que podría conducir a “graves consecuencias”.
Ambos países afirmaron que estaban apuntando a grupos que consideran terroristas escondidos en la región. El Ejército de Liberación de Baluchistán, grupo separatista activo en la región desde 2000, dijo en un comunicado que los ataques paquistaníes de este jueves en la provincia iraní de Sistán-Baluchistán apuntaron y mataron a su gente. “Pakistán tendrá que pagar un precio por ello”, advirtió el grupo. “Ahora el Ejército de Liberación de Baluchistán no permanecerá en silencio. Lo vengaremos y anunciaremos la guerra al Estado de Pakistán”.
La rebelión en Baluchistán, de larga historia y emprendida por los nacionalistas baluchis contra el gobierno pakistaní, ha dejado miles de víctimas de ambos bandos. El territorio es epicentro de tensiones regionales debido a que Irán y Pakistán se acusan mutuamente de albergar a “terroristas” separatistas baluchis y de ser demasiado indulgentes con los grupos militantes en la región compartida de Baluchistán.
Tanto Baluchistán, en el oeste de Pakistán, como Sistán-Baluchistán, en el sudeste de Irán, son las provincias más empobrecidas de sus respectivos países, provincias vastas y áridas que luchan constantemente contra la sequía y con un desempleo rampante. Estas provincias son el hogar del pueblo baluchi, que en total se estima en 10 millones de habitantes. La mayoría de ellos no militan y viven en Pakistán, incluida también la provincia de Sindh -al sureste del país-, con varios millones en Irán y una minoría mucho más pequeña en Afganistán.
Irán y Pakistán comparten una frontera de casi 1.000 kilómetros a lo largo de las provincias con una actividad de contrabando, en particular de combustible, intensa debido a la naturaleza porosa de la frontera. Como reflejo del empobrecimiento económico de la región, muchos baluchis trabajan como transportistas de combustible y lo contrabandean a través de la frontera hacia Pakistán, donde pueden venderlo a un precio más alto. Los baluchis son musulmanes sunitas, lo que en Irán los convierte en una minoría religiosa y étnica, siendo la religión dominante en la república islámica el islam chiita.
Oposición a la Nueva Ruta de la Seda china
Los grupos militantes baluchis han lanzado ataques contra las fuerzas paquistaníes y los intereses y proyectos chinos en Pakistán, reclamando que Islamabad se ha aprovechado de los ricos recursos minerales de Baluchistán, sumándose esto a la larga data de denuncias de abusos de derechos humanos por parte de Pakistán en Baluchistán. China, por su parte, también ha desempeñado un papel importante en la economía local.
Tras los ataques de esta semana, China pidió calma entre Irán y Pakistán y se ofreció a “desempeñar un papel constructivo” para aliviar la tensión entre ambos países, con los que mantiene buenas relaciones. China y Pakistán mantienen una larga relación estratégica denominada “hermanos de hierro”, dentro de la cual el gigante asiático invirtió más de 60.000 millones de dólares en diferentes proyectos de infraestructura, ferrocarriles y energía en su aliado del sur de Asia, como parte del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), cuyo objetivo es unir la región occidental de China con el mar Arábigo y el océano Índico, vía Pakistán.
El proyecto fue llamado la Nueva Ruta de la Seda china debido a que, tal como lo hicieron las vías comerciales que permitieron exportar seda china desde el siglo I a.C., el corredor es un paso adelante en las ambiciones de China de conectarse mejor con Medio Oriente y con el este de África. El CPEC ha modernizado grandes proyectos de infraestructura desde la costa paquistaní del mar Arábigo hasta la frontera noreste del país, que limita con China.
Las buenas relaciones políticas y militares entre China y Pakistán se han sustentado, en gran parte parte, en la “antipatía” que ambos países sienten a su vecino India, según consigna la cadena BBC. Y en este sentido, para Beijing lo que hizo más atractivo el proyecto fue precisamente la posibilidad de contrarrestar la influencia de Nueva Delhi en la zona, así como el peso del otro gran aliado paquistaní, Estados Unidos.
Pero desde 2014, que fue cuando se puso en marcha la creación del megaproyecto, los separatistas han atacado las infraestructuras asociadas con el corredor económico. Los militantes se oponen ferozmente a la inversión china, pues argumentan que no supone ningún beneficio para la población local, quienes dicen que sus vidas no han mejorado mucho, muy en contraste con la opinión de los partidarios del proyecto, quienes aseguran que ha ayudado a financiar mejores instalaciones educativas y de salud, además de crear empleos. Los baluchis del lado paquistaní de la frontera también se quejan de estar privados de sus derechos y de que los ingresos provenientes de los ricos recursos naturales de la provincia no se gastan adecuadamente en la gobernanza local y las necesidades sociales.
Mientras tanto, Baluchistán -tesoro de recursos naturales- continúa siendo explotado por China, al mismo tiempo que la zona aún es empobrecida, con un PIB per cápita inferior a 1.000 dólares, según informó el medio Islam Khabar. En el marco de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, con la creación del corredor, China ha despojado a la provincia más grande de Pakistán de sus riquezas naturales y las ganancias están siendo obtenidas por empresas chinas, según los detractores de la iniciativa,
Una empresa china que extrae oro, plata y cobre en la provincia de Baluchistán reveló que obtuvo ganancias de alrededor de 75 millones de dólares en 2021, a pesar de la interrupción de sus operaciones causada por el Covid. La empresa es China Metallurgical Construction Corp (MCC), que ha estado operando cerca de la ciudad de Saindak, en el distrito de Chagai de Baluchistán, durante más de 20 años y planea continuar allí hasta 2037, cuando espera que los recursos se agoten.