Debilitado por la condena a su partido por un escándalo de corrupción, el presidente de gobierno español, Mariano Rajoy, se jugaba su futuro político en el Congreso, que este jueves debatía una moción de censura presentada por la oposición socialista para sacarlo del poder.
"Su permanencia al frente de la presidencia del gobierno es dañina, y es un lastre no sólo para España sino para su partido", lanzó a Rajoy el líder socialista Pedro Sánchez, quien lo reemplazaría en el cargo si gana la moción.
"Aquí de lo que se trata es de que el señor Sánchez llegue. Todo lo demás es literatura (...) lo importante es que llegue, eso sí, sin pasar por las urnas", recriminó Rajoy, cuya suerte la decidirá la Cámara Baja con su voto el viernes, con un resultado hasta ahora incierto.
La iniciativa fue presentada por los socialistas el viernes pasado, ante la sentencia del caso Gurtel, una trama de corrupción en la que una serie de empresas sobornaron a responsables del Partido Popular de Rajoy para obtener contratos públicos entre 1999 y 2005.
Además de condenar a 29 personas a 351 años de prisión, incluida una docena de cuadros del PP, la sentencia obligó al partido a pagar 245.492 euros como "partícipe a título lucrativo" y puso en duda la credibilidad de la declaración judicial de Rajoy, quien dijo ignorar cualquier financiación ilegal de la formación.
Esta cuarta moción de censura desde la vuelta de la democracia en España en 1977 -las tres anteriores fracasaron- era vista en días anteriores por los analistas como algo con pocos chances, pero en las últimas horas el viento cambió de dirección.
"Las opciones de una moción exitosa están aumentando", confirmó Antonio Barroso, analista del gabinete Teneo Intelligence, evocando un 65% de probabilidad.
En su discurso, Sánchez lanzó mensajes a partidos regionales que pueden ser determinantes en el resultado de la votación.
A los independentistas catalanes ofreció "tender puentes", mientras que garantizó el respeto del presupuesto 2018 a los nacionalistas vascos, que arrancaron la promesa de unas inversiones en infraestructuras de 540 millones de euros.
"Su soledad, señor Rajoy, constituye el epitafio de un tiempo político, el suyo, que ya se ha terminado", afirmó Sánchez, de 46 años.
"Dimita, señor Rajoy, su tiempo acabó. Dimita y esta moción de censura habrá terminado aquí, hoy y ahora", retó el líder socialista, quien rechazó que se obligue a España a "a elegir entre corrupción y estabilidad, porque no hay mayor inestabilidad que la que emana de la corrupción".
Rajoy, un veterano político de 63 años en el poder desde 2011, buscó tachar la moción como "un ejercicio de oportunismo al servicio de una ambición personal" de Sánchez.
"Ustedes mienten. No se puede venir al congreso de los diputados a mentir", refutó Rajoy, afirmando que en la sentencia de Gurtel, que será recurrida, "no existe una línea (...) donde figure una condena penal al gobierno de España o al PP".
"En el PP ha habido corruptos, sí, lo reconozco una vez más", pero el PP "no es un partido corrupto" y "corrupción hay en todas partes", aseveró Rajoy.
Hasta ahora, Sánchez cuenta con los 84 votos de su partido y el apoyo decidido de la izquierda radical de Podemos y aliados (71 escaños).
Sánchez llegaría a los 175 votos, uno menos de los 176 necesarios para aprobar la moción, con el probable apoyo de varios grupos regionales, incluidos los independentistas catalanes.
Así, la suerte de Rajoy estará en manos de los nacionalistas vascos del PNV (5 votos), que siguen manteniendo la expectativa sobre sus intenciones.
Todos los aliados potenciales de Sánchez rehúsan llamar a elecciones inmediatamente, algo que reclama el partido liberal Ciudadanos (32 diputados), con el viento a favor según encuestas.
Ferviente opositor de los privilegios del País Vasco y de los independentistas catalanes, critica a Rajoy pero rehúsa hasta ahora apoyar al PSOE.
Si Rajoy, que ha negado cualquier posibilidad de dimitir antes del voto, logra evitar su censura, saldría de este proceso de todas maneras debilitado, según analistas.