Tras registrar un promedio de ocho mil casos nuevos diarios, más del doble que el mes pasado, las autoridades de California decidieron dar marcha atrás a las medidas de reapertura y anunciaron el “cierre de las operaciones en interior” con el fin de contener la propagación del virus, que ya ha matado a 7.053 personas y tiene a 331.386 contagiados en el estado, la segunda cifra más alta a nivel nacional.
La medida, según el portal Axios, podría provocar un efecto dominó entre los funcionarios que no han tomado una decisión final respecto de la estrategia a adoptar, especialmente en momentos que aumentan los contagios en el país.
“Estamos volviendo a un modo modificado de nuestra orden de permanecer en casa”, dijo el gobernador Gavin Newsom en una conferencia de prensa virtual. “Esta continúa siendo una enfermedad mortal”, añadió.
El 1 de julio pasado, el gobernador de California ya había ordenado que los restaurantes en espacios cerrados dejaran de operar en Los Ángeles y los condados más afectados por la pandemia. Estos establecimientos recién habían recibido autorización para abrir el 29 de mayo, con el 60% de su capacidad. Sin embargo, en el último mes, California ha visto un aumento de las hospitalizaciones a medida que se reabren las empresas y que las personas comienzan su socialización típica del periodo estival.
La tasa de positividad en California, dice el diario Los Angeles Times, llegó a 8,3% el domingo, el más alto porcentaje desde abril pasado. Hace una semana, la tasa de positividad estaba en 6,8% y el 28 de junio era de 5,9%.
En 31 de los 58 condados existentes, que representan el 80% de la población del estado y en el que se cuenta Los Angeles, las iglesias también deberán cerrar, así como los gimnasios, centros comerciales y salones de belleza. La medida también afecta a los zoológicos, bares, restaurantes, museos, vinotecas, cines, teatros locales. Los servicios al aire libre podrán, en principio, seguir operando. En total, más de 33 millones deberán cumplir las nuevas normativas, lo que representa a más del 85% de la población.
El condado de Los Angeles -que el domingo registró 3.200 casos nuevos- fue más lejos con las medidas y anunció que no reabrirá sus colegios en agosto para el nuevo año escolar, sino que mantendrá un modelo virtual ante el aumento de casos. El superintendente del segundo mayor distrito escolar de Estados Unidos, Austin Beutner, indicó que “aunque el año comenzará el 18 de agosto, no habrá estudiantes en las instalaciones escolares”. “La salud y seguridad de la comunidad escolar no es algo que podemos poner en riesgo”, añadió.
El anuncio se produjo en medio de presiones del gobierno del Presidente Donald Trump para que las establecimientos abran en el otoño boreal, pese a los récords de nuevos casos en todo el país. San Diego se unió a Los Angeles en la decisión de comenzar el año a distancia hasta que las condiciones sanitarias estén dadas para retomar las clases presenciales.
California fue uno de los primeros estados en registrar casos de coronavirus el 26 de enero pasado. Y en marzo emitió la orden de confinamiento, lo que resultó efectivo para controlar la propagación. Sin embargo, a medida que se levantaron las restricciones en mayo y junio se ha producido un aumento de casos.
Otro estado que revertirá la reapertura es Oregon. Su gobernadora dijo este lunes que iba a prohibir las reuniones de más de 10 personas y que las clases escolares se realizarían de manera remota, por ahora.