Este jueves 25 de abril se convirtió en un día histórico para el turismo mundial. Venecia, uno de los destinos más famosos de Europa por sus canales, góndolas y máscaras, inició su camino como la primera urbe en cobrar un monto diario a sus turistas para poder transitar sus calles.
Con un costo de 5 euros (un poco más de 5.000 pesos chilenos), la ciudad tomó esta decisión para intentar controlar el inmenso tráfico humano que tiene en temporada alta la urbe, pero algunos de sus residentes ya se mostraron contrarios a la medida discutida por años, y que este jueves comenzó su aplicación en una primera fase piloto. Se aplicará en determinados días de la temporada alta, entre el 25 de abril y el 14 de julio, señaló CNN.
De ese modo, las calles, estaciones de trenes y pasarelas amanecieron con carteles colgados, recordando que debían pagar la entrada para no arriesgarse a una multa que oscila entre los 50 y los 300 euros.
“Estamos en contra de esta medida porque no contribuirá a frenar el turismo excesivo”, dijo a Reuters Cristina Romieri, residente del lugar. “Además, es una normativa tan compleja y con tantas excepciones que también será difícil hacerla cumplir”.
Hacía referencia a que, en primer lugar, los visitantes deberán hacerse con tickets vía online. Si bien se puede comprar en el lugar, hay muy pocos puntos para comprar la entrada, y CNN ya advirtió que las filas previsiblemente serán largas.
Pero visitantes extranjeros ya muestran preocupación para lo que podría convertirse en un “desastre”. Así lo creen Yvonne McKenna y Ken Mehan, turistas provenientes de Irlanda que requirieron de la ayuda de un azafato para atravesar los 10 minutos que les tomó comprar la entrada.
“Conocía el nuevo impuesto y la exención, pero no sabía que tendríamos que hacerlo cuando llegáramos”, dijo Mackenna a The Guardian, periódico británico. “Parece que lleva mucho tiempo… Imagínate si no estuvieras tan al día de toda la tecnología”. Y añadió: “Entiendo por qué intentan hacerlo, pero da la sensación de que podría ser una receta para el desastre”.
De forma similar piensa Natalie Liddell, una visitante de York que visitó Venecia este jueves, cuando comenzó la regla, por primera vez en su vida a la ciudad de los canales. “Es muy confuso. Cuando llegamos al hotel nos dijeron algo al respecto, pero no entendimos muy bien de qué hablaban. Pero no creo que 5 euros desanimen a la gente”, planteó al medio inglés. Otros, ni siquiera se enteraron de que había que pagar un ticket.
Giovanni Andrea Martini, miembro de un grupo de la oposición al gobierno veneciano actual que se alineó con los protestantes, señaló a Reuters que el jueves fue un “día triste porque Venecia se está convirtiendo en un museo, en un parque temático”.
En la práctica, la medida exige que los turistas que transiten por la ciudad entre las 8.30 y las 16.00 horas, deberán pagar los 5 euros por persona. La exención la tendrán quienes pernocten en Venecia, pero, de todos modos, deberán registrarse en el sistema para poder adquirir dicho beneficio.
Este pago se deberá realizar en una plataforma habilitada por el Ayuntamiento de Venecia. No tendrán que pagar los menores de 14 años. En caso de no contar con teléfono inteligente, se podrá comprar en dos puntos de entrada a la “Reina del Adriático”: Piazzale Roma, la terminal de autobuses, y la estación de tren Venezia Santa Lucia.
Al mismo tiempo, habrá siete puntos principales de acceso y control de tickets, y un portavoz del ayuntamiento dijo a CNN que habrá otros instalados una vez iniciada la marcha blanca.
Las autoridades defienden la medida argumentando que los flujos de visitantes son demasiado grandes para la ciudad italiana. Se estima que cada año llegan unos 30 millones de turistas, número que contrasta con la cantidad de residentes, que no pasa de los 50.000. Y el legado que dejan quienes llegan de paso, añadió la cadena televisiva, es nada más que un poco de dinero para la economía local, pero mucha basura y caos.
Simone Venturini, concejal de Turismo y Cohesión Social, dijo a Reuters que la medida ayudará a la ciudad del noreste de Italia a encontrar “un nuevo equilibrio” entre residentes y turistas. Aunque, paralelo a aquello, pesó en la toma de la decisión que la Unesco amenazara con incluir a Venecia en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro, durante 2023. La moción, sin embargo, se retiró luego de que se anunciara el cobro a turistas.
El plan, añadió la prensa local, es implantar un modelo de tarifa móvil, dependiendo de cuán concurrida esté la ciudad en dicho momento. Esta no superaría los 10 euros, lo que tampoco es suficiente como para evitar la llegada de turistas, pero sí, esperan las autoridades, para concientizar a los interesados en ir a Venecia de no hacerlo en temporada alta. La duda que plantea hacia el futuro es si impulsará a otras grandes urbes turísticas a aplicar soluciones similares.
Incluso los turistas italianos se mostraron contrarios a la medida. “Considero que Venecia es la ciudad más bella del mundo, por lo que privar a una persona de bajo presupuesto de la oportunidad de venir aquí una o dos horas para disfrutar de esta ciudad es sin duda una vergüenza para estos turistas”, dijo a Reuters Gabriella Pappada, procedente de Lecce, en el sur de Italia.