Cuando asuma el cargo hoy, el mandatario electo Joe Biden heredará una bolsa cercana a sus máximos históricos, junto con un creciente déficit presupuestario, un dólar debilitado, una gran incertidumbre económica y una Reserva Federal que podría tener menos munición para combatir la próxima crisis.
1. Mercados bajo Trump
El índice referencial S&P 500 ha trepado cerca de un 68% desde la llegada al cargo del presidente Donald Trump. Su avance del 73% desde fines de marzo se ha visto ayudado por un masivo estímulo fiscal y monetario, además de expectativas de que las vacunas contra el COVID-19 animen la reapertura económica.
Rendimientos ultrabajos de los bonos del Tesoro -que se hundieron después de que la Fed recortó las tasas de interés hasta cerca de cero- también contribuyeron al aumento del atractivo de las acciones.
2. 100 días
Si la historia sirve como guía, la bolsa debería dar una calurosa bienvenida a Biden. El S&P 500 ha avanzado en los 100 primeros días calendario en ocho de los 10 últimos mandatos presidenciales.
Pese a todo, los 100 primeros días de Biden podrían ser más tensos que los de sus predecesores: aunque necesita estimular la economía rápidamente, la escasa mayoría demócrata en el Congreso implica que el tamaño final y el cronograma de un paquete de estímulo propuesto de 1,9 billones de dólares son inciertos.
3. ¿Dónde para el dólar?
Biden heredará un dólar que ha caído un 12% desde los máximos del año pasado. Su debilidad ayuda a los exportadores al impulsar la competitividad de los productos estadounidenses en el extranjero y mejora el atractivo de las acciones al hacerlas más asequibles para los compradores foráneos.
Sin importar la dirección que tome la divisa, el gobierno entrante afirmó que es menos probable que haga comentarios sobre sus fluctuaciones que Trump, que cargaba periódicamente contra un dólar fuerte.
4. Más deuda
La deuda nacional se disparó casi un 40% con Trump, hasta cerca de 28 billones de dólares, alimentada por la aprobación de rebajas de impuestos en 2017 y un aluvión de gasto para amortiguar el impacto económico de la pandemia de coronavirus.
Algunos inversores temen que un excesivamente nublado panorama fiscal corra el riesgo de manchar el atractivo de la deuda gubernamental estadounidense en el largo plazo, algo que podría pesar sobre el brillo del dólar como moneda de reserva.
En julio, Fitch Ratings revisó de estable a negativo el panorama de calificación de triple A de Estados Unidos, citando una erosión de la fortaleza crediticia.
Es probable que la deuda nacional siga creciendo con Biden. Janet Yellen, su nominada como secretaria del Tesoro, instó el martes a los legisladores a “actuar en grande” sobre el próximo paquete de alivio, agregando que los beneficios contrarrestan los costos de un peso de la deuda más elevado.
5. Balance general inflado
Biden heredará un balance general de la Fed más elevado que nunca debido al aumento del gasto por la pandemia.
Algunos temen que unas tasas que ya están en niveles reducidos y compras de activos por 120.000 millones de dólares mensuales en la actualidad puedan dar al banco central menos espacio de maniobra si la economía empeora o llega una nueva crisis, lo que da una atención adicional a la política fiscal.
Se espera que el balance general de la Fed crezca hasta los 9,1 billones de dólares a fines de 2021, según un sondeo de Reuters elaborado en diciembre.
6. Tiempos inciertos
La pandemia aumentó las preocupaciones económicas durante el último año del mandato de Trump. Los años anteriores de su mandato estuvieron marcados por las fricciones comerciales entre Estados Unidos y China, que impactaron al precio de los activos.
La incertidumbre económica relacionada con la política -medida por https://www.policyuncertainty.com/ en base a menciones en artículos de prensa- es en la actualidad más alta que tras los ataques del 11 de septiembre o la Gran Crisis Financiera.