Isabel Alejandra María Windsor o ‘Lilibeth’, como la llamaban de pequeña en su casa, nunca pensó que algún día podría convertirse en reina de Inglaterra. Pero lo fue, y bajo el nombre de Isabel II, pasó a la historia como la monarca con el reinado británico más extenso. También fue la monarca más longeva que jamás haya reinado en el país, al superar a su tatarabuela, la Reina Victoria, que murió en 1901, a la edad de 81 años, siete meses y un día.
Isabel II nació el 21 de abril de 1926 en Londres, cuando reinaba su abuelo Jorge V, nieto de la Reina Victoria. La hija del príncipe Alberto y Elizabeth Bowes-Lyon tenía remotas posibilidades de acceder al trono al ser su padre el segundo hijo de Jorge V. “Sólo quiero convertirme en una dama que vive en un país con muchos perros y caballos”, le confesó en esa época a su profesora de equitación. A la muerte de Jorge V, en 1936, lo sucedió su hijo primogénito, Eduardo. Sin embargo, el reinado de Eduardo VIII fue uno de los más breves en la historia del país. Antes de alcanzar a cumplir un año en el trono e, incluso, sin haber llegado a ser coronado oficialmente, el monarca abdicó para casarse con la norteamericana divorciada Wallis Simpson. El padre de Isabel II asumió en su reemplazo como Jorge VI.
La coronación de su padre la convirtió en heredera al trono. Entonces tuvo que comenzar a estudiar inmediatamente historia y derecho constitucionales. Paralelamente se incorporó a las actividades oficiales. Según la BBC, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ocupó un rol clave para subir la moral de los británicos. En 1942, con sólo 16 años, recibió el nombramiento de coronel en jefe de la Guardia de Granaderos. Un año más tarde pronunciaba su primera alocución pública como presidenta de un hospital infantil. En 1944 sustituyó a su padre en el Consejo de Estado, que supervisaba la conducción de la guerra contra Alemania. Al terminar la guerra ostentaba el grado de comandante del servicio territorial auxiliar.
En los años 40 había iniciado su noviazgo con Felipe de Mountbatten, hijo del príncipe Andrés de Grecia y tataranieto de la Reina Victoria, quien había renunciado en 1944 a sus derechos sobre el trono griego. La cadena BBC señaló que el noviazgo fue controvertido desde el principio, porque Felipe era extranjero, no tenía posición financiera y no tenía reino. Pese a ello, el 20 de noviembre de 1947 contrajeron matrimonio en la Abadía de Westminster.
Isabel se hallaba en viaje oficial con su marido en Kenia cuando se enteró de la muerte de su padre. Era el 6 de febrero de 1952. “Pobre Isabel, desde ahora será reina”, se compadeció a media voz. Ese mismo día fue proclamada como monarca. Su coronación se produjo el 2 de junio de 1953 en Westminster, como cuarta soberana de la Casa de Windsor. Antes de esa fecha, Isabel II ya había tenido dos hijos, el príncipe Carlos (1948) y la princesa Ana (1950). Después nacerían los príncipes Andrés y Eduardo, en 1960 y 1964, respectivamente.
Al ser coronada, Isabel II expresó su deseo de acercarse a la gente y evitar que la monarquía se convirtiera en una “estructura arcaica y sin sentido”. Ante eso, la prensa destacó su “modernidad” y su “sentido común”. Así, llevó adelante la transformación del antiguo Imperio Británico en una comunidad de naciones, la Commonwealth, y fue la primera soberana en enviar a sus hijos a escuelas abiertas en lugar de educarlos en palacio. Estos hechos mantuvieron alta la popularidad de la monarquía, a pesar de que el país fue perdiendo muchas de sus colonias. Ni siquiera durante la convulsionada década de los 60 el respaldo descendió del 60%.
En 1970, Isabel II inventó “el paseo real entre el público”, para conocer al pueblo de un lugar, así como también a los dignatarios durante sus giras, algo que se ha convertido en una tradición real. Como líder de la comunidad de naciones visitó 53, excepto Camerún y Ruanda.
A fines de los 70, a raíz de las malas condiciones económicas, el país vivía un gran descontento social, que se traducía en protestas y disturbios. Sin embargo, al mismo tiempo Reino Unido celebraba el jubileo, con diversas fiestas. Durante los festejos la banda de punk Sex Pistols logró popularidad con su canción antimonárquica God Save The Queen (Dios salve a la reina), la misma que interpretaron el 7 de junio de 1977 -el mismo día del desfile real- a bordo del barco llamado “Queen Elizabeth” en el río Támesis y que terminó con la irrupción de la policía. Pese a esto, la monarca seguía siendo popular.
Annus horribilis
La situación, no obstante, cambió en los 80. El auge de popularidad logrado para el matrimonio del príncipe Carlos con Diana Spencer, en julio de 1981, rápidamente se diluyó. A los crecientes escándalos de sus hijos, se sumó la polémica por el pago de impuestos de la familia real. Un sector de la prensa, encabezado por el diario The Guardian, comenzó a criticar el exceso de gastos de los Windsor y el hecho de que no eran sometidos al mismo régimen impositivo de los demás británicos.
En 1992, en su habitual discurso televisado por Navidad, Isabel II no dudó en calificar aquel año de ‘annus horribilis’. La separación de sus hijos, Carlos y Andrés, unida al incendio que afectó a buena parte del Castillo de Windsor, provocó que la reina quisiera dar vuelta la página definitivamente para remontar el rápido proceso de pérdida de apoyo. Ese año la monarca comenzó a pagar impuestos, en un cambio radical del sistema monárquico británico.
Pero el golpe de gracia a la popularidad de la familia real se produjo en agosto de 1997, con la muerte de Lady Di. Luego de ese hecho, la monarquía fue profundamente cuestionada. Isabel II decidió reformular sus políticas y acercarse más a la gente, como había prometido casi 50 años antes. El apoyo cayó entonces por primera vez en su historia, por debajo del 50%, llegando incluso en noviembre de ese año a un 32%. La familia real disminuyó entonces sus gastos, se desprendió de su yate, el Britannia, abrió las puertas del Palacio de Buckingham, redujo los títulos nobiliarios y profundizó la reducción de propiedades.
2002: Buckingham dio un tono discreto a los festejos por el 50° aniversario de la ascensión al trono de la monarca, consciente de que en los últimos 25 años su popularidad fue, cuando menos, cuestionable. Ese año se volvió a repetir de manera más dolorosa el annus horribilis para Isabel II: su hermana Margarita de Inglaterra y su madre, Isabel, murieron en el intervalo de unos pocos meses. En marzo de 2009 un sondeo de la BBC mostró que un 76% de los británicos estaba a favor de que la monarquía continuara.
Pese a su fuerte personalidad, quienes la conocieron de cerca dicen que Isabel II poseía un fino sentido del humor. Imitaba a la chanchita Peggy de los Muppets y también a Margaret Thatcher, a quien detestaba cuando era primera ministra, según sus biógrafos. Sus ratos libres los pasaba resolviendo puzzles del diario The Daily Telegraph, bebiendo té Darjeeling, agua Malvern y sus adorados Martinis. En 2016 la revista Forbes estimó en US$ 530 millones la fortuna de la monarca. Pese a su riqueza, sus sirvientes aseguran que la reina tenía fama de tacaña. Además de ocuparse personalmente de revisar que las luces de Buckingham estuvieran apagadas por la noche, la monarca no habría botado nada que pudiera servir para algo, ni siquiera el papel de regalo que usaba para envolver los regalos para sus empleados.
En 2012, el Palacio de Buckingham se preparó para las celebraciones del Jubileo de Diamantes y los JJ.OO. de Londres. Y para ello la reina deleitó a los británicos con una aparición en una parodia de James Bond, en lo que su fue su primer rol en una actuación. Isabel II no viajó por el mundo para esta celebración, sino que lo hicieron sus hijos y nietos. En cambio, ella prefirió recorrer el país. Ese año la aprobación alcanzó un récord de 90%, el más alto desde que llegara al trono en 1952.
Otra crisis llegaría en 2021, tres años luego del casamiento entre el príncipe Harry y la actriz Meghan Markle, de origen estadounidense. Hija de un matrimonio interracial e independiente económicamente, Meghan recibió el título de duquesa de Sussex, entrando en una Casa Real poco acostumbrada a personas ajenas a la nobleza.
Luego de una serie de tensiones entre la nueva pareja y el resto de la Casa Real, complicadas por la presión mediática, en 2019 Harry y Meghan, junto a su hijo Archie, abandonaron Reino Unido. Ya en Canadá, a través de un portavoz oficial declararon que se tomarían un “tiempo en familia”. Ya a principios de 2020, la pareja provocó un cisma luego de anunciar su renuncia voluntaria a las funciones de la familia real británica: esta decisión provocó un quiebre entre Harry y su hermano y su padre, que se mantiene hasta el día de hoy.
Un año después, la pareja otorgó una entrevista a Oprah Winfrey, en la que dio detalles de su salida de la Casa Real. En una transmisión vista por 17 millones de personas, Meghan declaró que, en el seno de la familia real, había vivido los peores años de su vida, llegando a tener pensamientos suicidas mientras estaba embarazada. Uno de los puntos más polémicos de la conversación tuvo que ver con la preocupación que habrían mostrado altos rangos de la familia real respecto del color de piel que tendría Archie.
Y entre estas tormentas, llegó el año 2022, apuntando el “Jubileo de Platino de Isabel II”, que marcaba sus 70 años de reinado. En ese contexto, ya a los 95 años de su madre, el príncipe Carlos empezó a tomar, de modo simbólico, el relevo de la monarca. El 10 de mayo, en el discurso de apertura del Parlamento británico, fue el príncipe quien pronunció el discurso de la reina. Los problemas de salud de Isabel II habían empeorado, y según indicaron fuentes del Palacio de Buckingham, a causas de impedimentos de movilidad, la monarca habría decidido “a regañadientes” no asistir a la apertura del Parlamento. A pesar de eso, la reina siguió con sus funciones de jefa de Estado, reuniéndose con sus consejeros privados y con audiencias semanales con el primer ministro.
Precisamente este martes, fue ella misma quien se juntó con la nueva primera ministra, Liz Truss, aunque en un lugar inusual: si normalmente el jefe de gobierno entrante asiste al Palacio de Buckingham, esta vez Truss se dirigió al Castillo de Balmoral, residencia de verano en Escocia.
Con Truss, fueron 15 primeros ministros los que ejercieron como jefes de gobierno durante el reinado de Isabel II: tal período empezó cuando Winston Churchill ejercía su segundo período, entre 1951 y 1955. El expremier conservador, David Cameron, dijo que lo más grandioso de esas reuniones era que cada semana tenía que ir y mirar directo a la cara a alguien que sabía de todo, que sabe mucho sobre política británica. Mientras que Harold Wilson señaló que era la única conversación seria que tenía en la semana, sin riesgo de filtraciones. “Y la tengo con alguien que no anda detrás de mi puesto”, sostuvo.
Según la prensa británica, Isabel II comenzó a preparar la sucesión en 2014 al ir delegando en el príncipe Carlos algunos de los deberes reales. De hecho, en febrero pasado, la monarca puso fin a décadas de especulaciones al otorgar a la esposa del heredero lo que algunos vieron como su “sello de aprobación”: el título de reina consorte.