Escasez de alimentos, locales sin fish & chips (pescado frito con papas fritas), acopio de medicamentos, vuelos suspendidos, soldados en las calles. Ese es el negro panorama que se ha adelantado podría vivir Reino Unido si no consigue un acuerdo de salida con la Unión Europea (UE). Esta suerte de apocalipsis se ha generado porque tanto Bruselas como Londres no han podido limar sus diferencias en torno al "Libro Blanco" entregado a la UE el 12 de julio.

El llamado plan de Chequers contempla la creación de un mercado común de bienes y productos agrícolas, lo que conllevaría que la aduana británica recaudara impuestos en nombre de los Veintisiete, algo que el bloque ve impracticable. Ante este panorama, el recién asumido canciller británico, Jeremy Hunt, ha dicho que las probabilidades de que no se logre un acuerdo son cada vez "más reales".

La Unión Europea fijó para octubre el límite para finalizar la negociación sobre el acuerdo. Mientras que la fecha para la salida final es el 29 de marzo de 2019.

Londres y Bruselas ya acordaron un pacto de transición, que abarca desde marzo del próximo año hasta fines de 2020. Sin embargo, este debe ser aún ratificado. Según el diario Financial Times, "Reino Unido quiere y necesita acuerdos de transición. No hay una alternativa sensata. La salida de la Unión Europea sin un colchón significaría caos en el comercio, el desorden en la ciudadanía y quizás la situación sea incluso peor en la frontera con Irlanda".

Sin un acuerdo, 40 años de relación comercial entre Reino Unido y Europa finalizarían y se fijarán tarifas a las importaciones y controles fronterizos que podrían demorar las entregas desde alimentos a combustibles. La isla, por otro lado, quedaría afuera de los acuerdos europeos que gobiernan la aviación y la venta de medicamentos, amenazando con forzar la suspensión de vuelos y alterando el abastecimiento de los remedios.

El diario The Times explica que hay algunas esperanzas de que se logre un acuerdo de transición para la cumbre de la Unión Europea en octubre. Sin embargo, existen preocupaciones de que la incertidumbre se extienda hasta diciembre o hasta el próximo año.

En medio de este contexto de incertidumbre y preocupación, la primera ministra británica, Theresa May, no solo asumió en julio el control total de las negociaciones por el Brexit, sino que también se reunió con su par francés, Emmanuel Macron, para hablar sobre el tema.

La jefa del gobierno conservador ha recibido duras críticas por su manejo en este tema. A comienzos del mes pasado renunció tanto el canciller británico, Boris Johnson, como el negociador británico para el Brexit, David Davis. La premier tampoco cuenta con la confianza de los británicos. De hecho, un 72% no cree que pueda alcanzar un buen acuerdo, según un sondeo Ipsos Mori.

Así, teniendo en cuenta que Reino Unido importa el 30% de sus alimentos de la Unión Europea, el secretario del Brexit, Dominic Raab, señaló que el gobierno estaba trabajando para asegurar el "adecuado suministro de alimentos", algo que desató la alarmas sobre una escasez de estos productos. En este sentido, uno de los escenarios elaborados por el propio Departamento del Brexit, los supermercados del sureste de Inglaterra y de la alta Escocia podrían quedar desabastecidos en apenas dos días.

El peor Brexit posible, dice el diario español El Mundo, podría dejar también en tierra a los aviones , advirtió el consejero delegado de Ryanair, el irlandés Michael O'Leary. Esto si Londres decide salirse del Espacio Europeo de Aviación Común (ECAA) y no firma a tiempo un acuerdo bilateral como el de Suiza.

Caos aduanero

Es por eso que los países de la Unión Europea se están preparando para un escenario adverso. La Comisión Europea emitió una alerta a mediados de mes para que los miembros del bloque aceleraran sus medidas "en todos los niveles y para todos los resultados". También advirtió que el retiro de Reino Unido tendrá un impacto importante en las cadenas de suministro, comercio, transporte y personal.

En este sentido, el diario The New York Times señaló que Holanda, uno de los mayores socios comerciales europeos de Reino Unido, está reclutando cerca de mil funcionarios de aduana para Roterdam, uno de los puertos de carga más concurridos del Viejo Continente, y para los aeropuertos. Esto de cara a un alza de la burocracia post Brexit.

También el gobierno está reclutando a 90 veterinarios para las inspecciones de animales y de alimentos. El diario explica que los nuevos funcionarios tendrán que tener uniformes y otros equipamientos, además de bodegas para tener la mercadería que debe ser inspeccionada, aumentando con esto el presupuesto.

"Cuando importamos manzanas de Alemania, éstas solo cruzan la frontera", dijo a The New York Times el portavoz del ministerio de Finanzas holandés, Erik Jeene. "En una nueva situación para Reino Unido, eso no será posible. Las inspecciones de las aduanas serán enormes", añadió.

Bélgica está siguiendo el mismo camino y se encuentra contratando a más agentes y estudiando la necesidad de comprar más escáners, tener perros rastreadores, armas y drones para sus aduanas. Una situación similar ocurre en Irlanda, el vecino más cercano de Reino Unido. Incluso está considerando reubicar parte de sus reservas de petróleo que guarda en las refinerías británicas para que vuelvan al país. Francia, por su parte, está contratando agentes de aduana.

Las empresas no se han quedado atrás. Por ejemplo, señala el diario The Times, Airbus hizo advertencias de cambiar el lugar de su producción de alas. Mientras que las alemanas BMW y Siemens han advertido que se necesita claridad de forma urgente respecto de la futura relación de Reino Unido con la Unión Europea.

El mismo diario informó que Amazon habría advertido a Dominic Raab que se producirían disturbios en las calles si no hay un acuerdo con la Unión Europea.