Reino Unido pidió el miércoles a la Unión Europea realizar “cambios significativos” a la aplicación de los acuerdos posbrexit en Irlanda del Norte, lo que fue descartado por Bruselas.

El protocolo, arduamente negociado para la conflictiva región británica, es fuente de gran tensión y amenaza con provocar una gran crisis política en el país.

En la cámara alta del Parlamento británico, el ministro encargado de cuestiones europeas, David Frost, llamó a suspender temporalmente la implementación de las disposiciones aduaneras específicas acordadas para Irlanda del Norte tras la salida británica de la Unión Europea.

“Sencillamente, no podemos seguir así”, afirmó ante la Cámara de los Lores, al presentar las demandas británicas. “Estas propuestas requerirán cambios significativos en el protocolo de Irlanda del Norte”, por lo que “creemos que debemos acordar rápidamente una moratoria” con la UE sobre su aplicación, agregó.

El bloque europeo está dispuesto a continuar el diálogo y a “encontrar soluciones innovadoras” con el Reino Unido, pero “en el marco del protocolo” actual, advirtió sin embargo del comisario europeo Maros Sefcovic.

Disturbios de los unionistas

El Reino Unido abandonó formalmente el mercado único europeo y la unión aduanera el pasado 1 de enero. El 24 de diciembre ambas partes firmaron un acuerdo comercial que incluye disposiciones aduaneras específicas para Irlanda del Norte.

Diseñado para evitar una nueva frontera entre esa región británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE-, que sería inaceptable para los republicanos norirlandeses y amenazaría el frágil proceso de paz instalado en 1998, el protocolo mantiene a la región en el mercado único europeo y la unión aduanera.

Pero impone así controles a ciertas mercancías procedentes del resto del Reino Unido, para evitar que productos no autorizados entren en la UE a través de Irlanda.

La comunidad unionista norirlandesa, apegada a su pertenencia a la corona británica, denuncian estas limitaciones como una separación del resto del país. Y sus protestas provocaron violentos disturbios en abril que dejaron decenas de heridos y despertaron el temor a nuevos enfrentamientos intercomunitarios.

El acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, que dejaron unos 3.500 muertos.

Evitar prórrogas sucesivas

Entre los productos que Gran Bretaña no puede enviar a Irlanda del Norte se encuentran las carnes refrigeradas, lo que llevó a la prensa británica a bautizar el conflicto como “guerra de las salchichas”.

Londres había amenazado con suspender unilateralmente la aplicación del protocolo si sus productos cárnicos no podían llegar a los comercios norirlandeses.

Pero recientemente había alcanzado un acuerdo con Bruselas que permitía seguir enviando carne refrigerada a la región durante otros tres meses, hasta el 30 de septiembre.

Sin embargo su nueva exigencia de realizar “cambios significativos” a un protocolo larga y árduamente negociado en el marco de las difíciles conversaciones sobre el Brexit amenaza con provocar la ira de Bruselas.

Según un documento enviado por Londres a la Comisión Europea el miércoles, la moratoria incluiría la ampliación de los actuales periodos de gracia para ciertas medidas y la congelación de las acciones judiciales por parte de los 27.

Esta solución permitirá “abordar los problemas en su conjunto”, en lugar de pedir varias prórrogas de los periodos de gracia, explicó el ministro norirlandés Brandon Lewis ante la Cámara de los Comunes.

El gobierno conservador de Boris Johnson quiere negociar que los productos británicos destinados al mercado de Irlanda del Norte pero no al de la UE puedan entrar sin apenas controles aduaneros. También quiere que se acepten allí sus normas comerciales y no sólo las europeas, para que las mercancías puedan circular sin obstáculos.

Bruselas siempre ha rechazado este tipo de medidas, por considerarlas un peligro para la integridad de su mercado en ausencia de una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

El presidente estadounidense Joe Biden, orgulloso de sus orígenes irlandeses, expresó su preocupación por la aparición de este nuevo escollo.

Biden y su secretario de Estado, Anthony Blinken, “están determinados a asegurarse de que el acuerdo del Viernes Santo se respeta”, declaró el miércoles a la BBC John Kerry, actualmente en el Reino Unido en su capacidad de enviado especial sobre el cambio climático.