La decisión anunciada el martes por el expresidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, de renunciar a su escaño en el Senado argumentando que se siente "moralmente impedido para ser senador" tras el llamado a indagatoria de la Corte Suprema, ha generado revuelo en el escenario político colombiano.

Primero, porque se trata del primer proceso judicial que llega a estas instancias para un expresidente en Colombia. Y no se trata de cualquier expresidente, sino de Uribe, quien gobernó en dos períodos (2002-2006 y 2006-2010) y que obtuvo su escaño en el Congreso siendo el senador más votado, con 800 mil votos.

La Corte Suprema llamó a indagatoria a Uribe, líder del Centro Democrático, debido a una supuesta manipulación de testigos por parte del exmandatario. Así, tanto Uribe como el senador de su mismo partido, Álvaro Hernán Prada, serán investigados por los delitos de soborno y fraude procesal.

El proceso comenzó de hecho con una denuncia del propio Uribe. Esto ocurrió en 2012, cuando denunció que el senador Iván Cepeda había manipulado a testigos para inculparlo a él y a su hermano de crear y estar vinculados con grupos paramilitares. Sin embargo, la Corte decidió archivar el caso en febrero de 2016.

Posteriormente, el máximo tribunal de justicia decidió comenzar a investigar a Uribe por supuestamente haber convencido a testigos de que confirmaran su teoría en contra de Cepeda.

Reemplazante en el Senado

Y ahora las interrogantes que se abren son varias, como, por ejemplo, qué pasará con su escaño. Aunque el exmandatario aún no ha renunciado formalmente ante el Senado, ya se habla de quien reemplazaría su puesto en el Congreso, en donde el Centro Democrático ostenta la mayoría.

Se trataría de Milla Patricia Romero, quien quedó fuera de los 19 congresistas electos del Centro Democrático por solo 93 votos.

En ese sentido, el panorama dentro del Congreso cambiaría. "La voz de Uribe ya no va a estar, ya no se van a dar estas grandes discusiones que se esperaban", comentó a La Tercera el analista político Augusto Reyes.

Dentro del uribismo también existe conmoción. Los miembros de su partido aún le envían mensajes para pedirle que no renuncie a su escaño. Además, Iván Duque, quien deberá asumir la presidencia de Colombia el próximo 7 de agosto, ha sido criticado debido al poco prudente discurso de respaldo que entregó el martes en la noche, en donde señaló que "estamos seguros que su honorabilidad e inocencia prevalecerán".

Según vaticinan los analistas, tanto Uribe como sus seguidores hablarán de una "persecución política". El exmandatario señaló hoy en Twitter que "hay reiteradas denuncias de que las grabaciones las hizo la agencia Británica MI6, amigos de Juan Manuel Santos. Autoridades extranjeras en una treta en mi contra". Para Augusto Reyes, "esa es una estrategia que la ha funcionado bien a líderes del uribismo que han tenido problemas con la justicia".