Durante los primeros minutos de este martes se reportó que el primer ministro haitiano, Ariel Henry, habría dimitido a su cargo tras la grave crisis de violencia e inseguridad que asola al país.
La noticia fue publicada por la agencia de noticias France-Presse (AFP), indicando que tal información fue emitida por el presidente de Guyana, Irfaan Ali.
Cabe recordar que el pasado domingo 3 de marzo diversas bandas armadas irrumpieron en la principal cárcel de la capital Puerto Príncipe, lo que provocó que al menos 12 personas perdieran la vida y unos 3.696 reclusos escaparan en la fuga.
Asimismo, el principal líder de las pandillas, Jimmy Chérizier (conocido con el sobrenombre de ‘Barbecue’) señaló que el objetivo era forzar la renuncia de Henry, que había viajado al extranjero.
Durante esta jornada, el Consejo de Seguridad de la ONU había solicitado a todos los actores políticos de la nación caribeña que se concretaran “negociaciones serias” con el fin de “restablecer las instituciones democráticas del país”, exhortando también a “las bandas armadas a cesar inmediatamente sus acciones desestabilizadoras”.
En tanto, Estados Unidos evacuó a parte de su personal consular en Haití, al tiempo que refuerza la seguridad de su embajada. Este operativo fue llevado a cabo en helicópteros y se produjo después de que hace unos días Washington pidiera a sus ciudadanos que abandonaran el país
En el mismo contexto, el Ministerio alemán de Asuntos Exteriores anunció el domingo la partida de su embajador en Haití, junto con otros representantes de la Unión Europea.
“Debido a la muy tensa situación de seguridad en Haití, el embajador alemán y el representante permanente en Puerto Príncipe partieron hoy hacia la República Dominicana con representantes de la delegación de la UE”, declaró a AFP un vocero del ministerio, añadiendo que trabajarían desde la República Dominicana “hasta nuevo aviso”.
Philippe Branchat, responsable para Haití de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) advirtió que la capital de la nación caribeña, escenario de enfrentamientos entre policías y bandas armadas, es “una ciudad sitiada”, donde “los habitantes viven bajo llave, sin tener adónde ir”.
Las bandas criminales, que controlan la mayor parte de la capital, así como las carreteras que conducen al resto del país, llevan varios días atacando comisarías, cárceles y tribunales, en ausencia del primer ministro, Ariel Henry, cuya dimisión había sido pedida tanto por ellos como por parte de la población.