Los 2,3 millones de habitantes de la Franja de Gaza se enfrentan a niveles críticos de hambre y el riesgo de hambruna aumenta cada día a medida que continúa la guerra entre Israel y Hamas, dijo en un informe un organismo respaldado por la ONU, publicado el jueves.
Al menos uno de cada cuatro hogares -o 577.000 personas- en Gaza ya se enfrenta a un hambre catastrófica, sufriendo una extrema falta de alimentos, inanición y agotamiento de las capacidades de sobrevivencia, concluyó el informe de la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC).
Eso hace que la proporción de hogares en el enclave palestino que se encuentran en crisis de hambre o que sufren altos niveles de inseguridad alimentaria aguda sea la mayor jamás registrada a nivel mundial, según el informe.
La situación humanitaria en Gaza se ha deteriorado rápidamente desde que Israel inició una importante operación militar el 7 de octubre, con intensos ataques aéreos y una ofensiva terrestre que arrasó amplias zonas del enclave desde entonces, en respuesta a un ataque en Israel por parte de militantes del grupo Hamas.
Los camiones que traen ayuda desde Egipto han entregado algunos alimentos, agua y medicinas, pero las Naciones Unidas dicen que la cantidad de alimentos es solo el 10% de lo que necesitan los habitantes del territorio, la mayoría de los cuales han sido desplazados.
Por ejemplo, el miércoles, 71 camiones que transportaban suministros entraron en Gaza por el cruce de Rafah y 120 camiones entraron por el cruce de Kerem Shalom, incluidos 46 camiones que transportaban más de 750 toneladas métricas de alimentos que salvan vidas, organizados por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Benéfica Hachemita de Jordania ( JHCO). Esta es la primera vez que un convoy de ayuda directa ingresa a la Franja a través de Jordania. Esto sigue estando muy por debajo del promedio diario de 500 camiones (incluidos combustible y bienes del sector privado) que ingresaban todos los días hábiles antes del 7 de octubre.
“Existe el riesgo de hambruna y aumenta cada día que persiste o empeora la situación actual de intensas hostilidades y acceso humanitario restringido”, dijo el informe del IPC, citado por Reuters.
La distribución de ayuda dentro de Gaza se ha visto obstaculizada por operaciones militares, inspecciones de la ayuda exigida por Israel, cortes de comunicaciones y escasez de combustible, indicó la agencia.
Algunos habitantes de Gaza desesperados se han subido a los camiones de ayuda para tratar de obtener los escasos suministros de alimentos y otros bienes. Ha habido informes de residentes comiendo carne de burro y pacientes demacrados que buscan atención médica.
El 19 de diciembre, según el director regional del Programa Mundial de Alimentos para Medio Oriente y el Norte de África, la mitad de la población de Gaza muere de hambre en una situación de hambre extrema o severa, y el 90% de la población pasa regularmente sin comer durante un día entero. Solo el 10% de los alimentos que actualmente necesitan 2,2 millones de personas ha entrado en Gaza en los últimos 70 días.
“La combinación de bombardeos incesantes, escasez de alimentos, agua, combustible y la incapacidad de las agencias humanitarias para operar en Gaza han provocado esta situación desesperada”, afirmó Chiara Saccardi, jefa regional de Acción contra el Hambre en Medio Oriente. “La ONU y las organizaciones humanitarias llevan semanas advirtiendo sobre la necesidad de eliminar barreras a la entrada de ayuda humanitaria a Gaza para evitar esta realidad. El hambre nunca debería utilizarse como arma de guerra”.
“Este informe confirma en cierto modo nuestros peores temores”, afirmó Arif Husain, economista jefe y director de investigación del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, calificando la crisis de “sin precedentes”.
“He estado haciendo esto durante los últimos 20 años o más. He estado en Afganistán, en Yemen, en Siria, en Sudán del Sur, en Etiopía y en el noreste de Nigeria. Pero nunca había visto que algo tan malo sucediera tan rápido”, dijo a Reuters en una entrevista.
El IPC, elaborado por una asociación que incluye agencias de la ONU y ONG, establece el estándar global para determinar la gravedad de una crisis alimentaria utilizando un conjunto complejo de criterios técnicos.
Los niveles de hambre de crisis o Fase 3 significan que los hogares sufren altas tasas de desnutrición aguda o solo pueden satisfacer las necesidades mínimas a través de estrategias para afrontar la crisis o agotando activos esenciales, según el IPC. La alerta más extrema del IPC es la Fase 5, que tiene dos niveles: catástrofe y hambruna.
Además de una crisis de hambre, el conflicto ha provocado el desplazamiento de casi 2 millones de personas (casi la totalidad de la población) y la muerte de 19.000. Un tercio de todos los edificios han sido destruidos y 52.000 personas han resultado heridas. Muchos otros están perdidos y yacen enterrados bajo los escombros.
Además de la falta de comida y agua, los suministros básicos como pañales, toallitas y jabón también son extremadamente limitados. “Las madres están cuidando a sus hijos con diarrea, a veces con sangre, sin agua, sin toallitas y sin pañales. La gente está enojada, deprimida y desesperada por la situación que vive. Tienen mucho miedo”, dice Saccardi.