Arizona y California le dieron los últimos dos escaños que el Partido Republicano necesitaba en la Cámara de Representantes -el equivalente a la de Diputados en Chile- para lograr la ansiada mayoría, y completar los 218 asientos que le dieron las llaves de un poder casi total en la política estadounidense.

A la reciente victoria en el Senado, donde la tienda roja liderada por el presidente electo, Donald Trump, se hizo con 83 de los 80 curules necesarios para la mayoría, se sumó ahora la Cámara Baja, en lo que se conoce como una “trifecta de gobierno”: el Poder Ejecutivo, el Senado y la Cámara de Representantes.

Lo que antes era común, con un partido dominando en las elecciones y el control de los poderes del Estado, en las últimas décadas se ha vuelto cada vez más raro, y también más corto. Ejemplo de eso es el propio Trump y su sucesor, el actual presidente Joe Biden. Ambos lograron el control del Congreso cuando arribaron al poder, pero los dos perdieron la mayoría a los dos años de mandato, en las elecciones de medio término.

Esta vez, sin embargo, el magnate originario de Nueva York viene con cuatro años de experiencia al mando del país en el cuerpo, y dos condiciones difieren de 2016. En primer lugar, el movimiento MAGA (acrónimo de Make America Great Again) ya está ampliamente diseminado dentro del Partido Republicano, con defensores acérrimos como el recientemente nombrado fiscal general de Estados Unidos, el congresista Matt Gaetz.

Por otro lado, cuenta con un apoyo cosechado de esa primera administración: tres jueces conservadores que el propio Trump eligió, hoy conforman la mayoría de la Corte Suprema, generando una tendencia a fallos de línea roja.

Miembros electos de la Cámara de Representantes de EE.UU. para el 119 Congreso se reúnen para un evento de orientación en el Capitolio en Washington, EE.UU., el 14 de noviembre de 2024. Foto: REUTERS.

De todos modos, como Trump experimentó de primera mano en su primera gestión, contar con las dos cámaras no siempre es sinónimo de una tramitación expedita. Si bien pudo aprobar un proyecto de ley fiscal emblemático que redujo los impuestos corporativos del 35% al 21%, además de recortar impuestos a los individuos, no logró derogar la Ley de Atención Médica Asequible (conocida como Obamacare). ¿La razón? John McCain, senador de su propio partido, se negó a apoyar la medida, recordó BBC.

The Associated Press señaló que los últimos dos años de control republicano de la Cámara de Representantes estuvieron marcados por luchas internas, puesto que las facciones más conservadoras y cercanas a Trump intentaron ganar “influencia y poder desafiando abiertamente el liderazgo de su partido”.

Coincidió en el análisis el periódico The Washington Post, que planteó que “el mayor desafío puede provenir del propio partido. Los republicanos de la Cámara de Representantes probablemente ingresen al 119º Congreso con una escasa mayoría. Johnson tendrá que sortear la presión de Trump para encontrar votos entre los republicanos moderados que tal vez no apoyen sus políticas menos ortodoxas, así como entre los partidarios de línea dura que se rebelan cuando las políticas no son lo suficientemente conservadoras”.

Simpatizantes sostienen pancartas de «Make America great again» mientras asisten a un acto de campaña de Donald Trump, en Allentown, Pensilvania, el 29 de octubre de 2024. Foto: REUTERS.

Hoy, muchos más republicanos han abrazado al movimiento MAGA, pero con una ligera ventaja en los Representantes, cualquier división al interior del partido podría provocar un desbalance. De todos modos, todavía no finalizan los recuentos, por lo que la distancia entre demócratas y sus rivales podría ampliarse en favor de los republicanos.

Especulaciones y análisis de lado, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien en la última Convención Nacional Republicana ganó la reelección en el cargo, señaló a la prensa local que el próximo año van a aplicar un “soplete” al gobierno federal, asegurando que revisarán algunos de los programas más populares aprobados por la actual administración.

“Los republicanos en la Cámara y el Senado tienen un mandato”, dijo a inicios de la semana. “El pueblo estadounidense quiere que implementemos y cumplamos esa agenda de ‘EE.UU. primero’”, cerró.

Si bien no hay una agenda republicana publicada, sus líderes han dicho a distintos medios locales que priorizarán un proyecto de ley de seguridad fronteriza sólido, para luego enfocarse en el Senado para volver a autorizar la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos que Trump despachó en 2017, consignó Reuters.