El lunes, la Corte Suprema de Estados Unidos comenzará su nuevo período de sesiones, pero lo hará con un asiento menos y un empate a cuatro entre conservadores y liberales. Ocurre que el Presidente Donald Trump y el Partido Republicano esperaban tener mañana sentado en el máximo tribunal al juez Brett Kavanaugh, pero un dramático giro en el proceso de confirmación cambió todo.
Ya no es la trama rusa, la supuesta guerra civil al interior de la Casa Blanca ni las salida de libreto del mandatario lo que mantiene en vilo a los estadounidenses, sino que la nominación de Kavanaugh a la Suprema, que ha dejado a un país partido en dos.
El jueves, la académica Christine Blasey Ford se presentó ante el Comité Judicial del Senado y denunció que Kavanaugh abusó de ella en 1982, con un intento de violación de por medio. "Me manoseó e intentó quitarme la ropa. Creí que me iba a violar", dijo. "Soy inocente de esta cargo", respondió el propio Kavanaugh ante el mismo panel.
Un día después, el Comité Judicial del Senado aprobó, por 11 votos contra 10, que Kavanaugh deberá ser confirmado por el pleno de la Cámara Alta, pero en un sorpresivo giro, un senador republicano exigió que, antes de esa votación, el FBI debía investigar la denuncia de Ford. Tras la tensa sesión, los republicanos y el propio Trump accedieron a que se realicen las pesquisas, aunque por un plazo de apenas una semana.
El proceso de confirmación de Kavanaugh no solo ha polarizado al país, sino que mantiene muy complicados a los republicanos. Además de Ford, hay otras dos mujeres que lo acusan de abuso, mientras que este caso ha disparado las denuncias de este tipo.
Los republicanos calculaban que mañana lunes tendrían sentado a Kavanaugh en la Corte Suprema, para luego concentrarse en la campaña electoral con miras a las legislativas de noviembre, que podrían significar una catástrofe para ellos si los demócratas recuperan el Congreso.
Por lo pronto, varios republicanos reconocen que temen que la situación de Kavanaugh les pase la cuenta entre el electorado femenino y que lleguen a noviembre absolutamente desgastados.
Aunque por ahora las cuentas indican que Kavanaugh debería ser aprobado (los republicanos tienen una mayoría de 51 a 49), podría abrirse un nuevo escenario. Ello, porque el FBI podría encontrar pruebas que impliquen al juez. The New York Times advirtió de varias inconsistencias en el testimonio de Kavanaugh. Ford señaló que la noche del abuso estaban presentes cuatro jóvenes, mientras que el juez dijo que todos sostienen que tal evento no ocurrió. Sin embargo, los testigos han dicho que no recuerdan, pero eso ni significa que el evento no haya ocurrido.
Además, Kavanaugh quedó marcado al apuntar a los Clinton y a los demócratas por el caso en su contra y no pudo ocultar sus emociones, lo que a ojos de los analistas lo convierte en un juez que podría actuar con parcialidad.