Hay ciertas imágenes que surgieron durante el confinamiento por el Covid-19 que han marcado un antes y un después y, una de ellas, es volver a ver los canales de Venecia con agua clara, peces e incluso delfines. El cierre de fronteras provocó que se restaurara la biodiversidad en una ciudad que se ha convertido en un icono del turismo de masas.
Pero luego que la OMS declarara el fin de la emergencia sanitaria global por el Covid-19, el llamado “turismo de masas” no solo ha vuelto a revolucionar la vida de los residentes de Venecia, sino también la de los habitantes de otros atractivos turísticos en el mundo. Y es que la explosión del turismo global después de los años de pandemia se ha dejado sentir. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), 235 millones de turistas viajaron internacionalmente en el primer semestre.
Pero este fenómeno ha dejado al descubierto un efecto negativo del turismo: el impacto que los viajeros tienen en las ciudades y regiones, que en ocasiones va más allá de los límites de la empatía con los residentes, destaca el diario brasileño O Globo. Para hacer frente a esta situación se han adoptado medidas que van desde limitar el acceso a los grandes grupos turísticos hasta vender entradas.
En España, por ejemplo, la ciudad de Barcelona adoptó una controvertida medida no oficial, por la cual se prohíbe a las personas sentarse solas en algunos restaurantes durante determinados horarios, como el almuerzo. Muchas terrazas de la capital catalana ya rechazan la posibilidad de pedir simplemente una bebida si no se va a pedir alguna tapa para acompañar. En muchos casos, las mesas exteriores solo se habilitan para comidas o cenas (que es lo que más dinero da).
También se controla el tiempo en la mesa. Según el medio Xataka, se han registrado varios casos de establecimientos con terraza en Barcelona que ya han comenzado incluso a cronometrar a los clientes: desde 40 minutos en una local de tapas a 60 en una pizzería. En otras ocasiones, los locales avisan con carteles pegados a los cristales que las estancias no pueden superar los 40 minutos.
En julio, incluso, una famosa tienda de embutidos anunció que cobraría una tarifa de 5 euros a los turistas que entraran en la tienda sólo para tomar fotografías, apunta el diario carioca.
También en España, en Santiago de Compostela se debate la creación de una “tasa turística” que se cobrará sobre el alojamiento y se aprobó el “Código de Buenas Prácticas”, con 12 recomendaciones para los visitantes. En Madrid, en tanto, los restaurantes de la capital española han adoptado informalmente algo que va en contra de la cultura de la ciudad: exigir reservas y limitar el horario de uso de las mesas, es decir, el fin de las interminables comidas y cenas de los madrileños. Asimismo, el Puerto de Palma, el más grande e importante de las Islas Baleares, comenzó a limitar el número de cruceros que atracan allí a sólo tres al día durante 2023 y 2024, como medida para controlar el número de turistas que desembarcan.
En la misma línea, en julio, el ayuntamiento de Ámsterdam, la capital de Países Bajos, votó a favor de restringir el atraque de barcos grandes en la ciudad cerrando así su terminal principal de cruceros. La urbe, que tiene uno de los puertos de cruceros más grandes de Europa, quiere acabar así con el turismo de masas que acude a en busca sexo y drogas.
Además, en marzo se lanzó una campaña dirigida a un público objetivo específico: los jóvenes (principalmente ingleses) que eligen Ámsterdam para pasar un fin de semana lleno de alcohol y drogas, en las conocidas despedidas de soltero. La advertencia es clara: que se “se mantengan alejados”. “Un fin de semana largo en Ámsterdam puede producir recuerdos equivocados”, “el escapismo que deseas en la famosa capital de la fiesta podría dar lugar a condenas ineludibles”, son algunas de las amenazas para los infractores. Las autoridades también limitaron los horarios de apertura de los bares y prohibieron el consumo de marihuana en algunas calles del centro. Ámsterdam atrae a más de un millón de turistas de media cada mes, superando su población de poco más de 800.000 personas.
El Ayuntamiento de Venecia, en Italia, está estudiando una tarifa de acceso al casco antiguo y a las islas más pequeñas, señala O Globo. El “contributo di accesso” sería aplicado en 2023, pero ha sido pospuesto. La ciudad prohibió los cruceros en 2021, pero la medida aún no se aplica por motivos logísticos.
En Reino, por su parte, el gobierno aprobó una ley que determina el registro de residencias de corta duración, lo que permite analizar el impacto en las comunidades. En Londres, la norma limita a 90 el número de noches que una residencia puede operar como Airbnb o similar en un año.
Algo similar sucede en Alemania, apunta O Globo. Así, en Berlín se intenta evitar el aumento de los arriendos creando normas y límites de alojamiento por temporada, mientras que en Munich se aprobó la retirada de buses de los centros históricos y la creación de incentivos para el alojamiento en barrios menos populares y la promoción de atracciones de la ciudad fuera de temporada alta.
En 2021, París ganó una importante batalla judicial contra Airbnb después de que un tribunal ordenara a la compañía pagar una multa de ocho millones de euros por publicar más de 1.000 anuncios de arriendos de corta estancia sin los registros adecuados. El ayuntamiento de la capital francesa vetó la apertura de nuevos departamentos de arriendo en zonas de alta concentración turística para proteger a los residentes originales.
Las visitas a la Acrópolis de Atenas, el sitio arqueológico más popular de Grecia, tendrán un límite de un máximo de 20.000 diarias a partir de septiembre y estarán sujetas a límites de entrada variables por hora, dijo el gobierno griego a comienzos de agosto.
Se permitirá la entrada de diferentes números de visitantes cada hora durante el horario de apertura del sitio de 8 a.m. a 8 p.m. La mitad del tráfico peatonal de la Acrópolis llega actualmente entre las 8 a.m. y el mediodía, dijo la ministra de Cultura, Lina Mendoni. Según el nuevo sistema, 3.000 personas tendrán acceso de 8 a 9 de la mañana, 2.000 durante la próxima hora y las cifras variarán durante el resto del día. Los nuevos límites de entrada se implementarán a modo de prueba a partir del 4 de septiembre y entrarán en vigor de forma permanente a partir del 1 de abril de 2024.
Popularizada tras servir como locación de las series Game of Thrones e House of the Dragon, de HBO, la ciudad de Dubrovnik, en Croacia, ahora prohíbe el tránsito de equipaje en ciertos puntos turísticos de su centro histórico y estudia más medidas de este tipo.
En tanto, en Indonesia, el gobernador de Bali, Wayan Koster, propuso establecer un sistema de cuotas, que implicará que los turistas extranjeros se registren para su viaje con un año de antelación. “Ya no daremos la bienvenida al turismo de masas. Restringiremos el número de turistas mediante la implementación de un sistema de cuotas. Si hay una cuota, la gente tendrá que hacer fila. Los que quieran venir el año que viene, pueden apuntarse desde ahora. Ese es el sistema que queremos aplicar”, detalló Koster.
Por otro lado, se analiza también la posibilidad de establecer un nuevo impuesto para los visitantes extranjeros, con el que se contribuiría “a financiar una serie de medidas y evitarían que Bali se conozca solo como un destino barato. Los destinos baratos atraen turistas baratos que tienden a causar muchos problemas”, afirmó el presidente de la Junta de Turismo de Bali, Ida Bagus Agung Partha Adnyana.