En una suerte de celebración por los resultados que se conocen hasta ahora de las elecciones de medio mandato realizadas el martes en Estados Unidos, el Presidente Joe Biden dijo que planeaba presentarse como candidato para los comicios de 2024, pero que era una decisión familiar, e insistió en que no cambiaría nada después de que los demócratas tuvieran un mejor desempeño de lo esperado.
“Nada, porque solo están descubriendo lo que estamos haciendo”, dijo Biden cuando se le preguntó qué cambiaría para convencer a los estadounidenses de que el país va en la dirección correcta. El mandatario señaló el dinero asignado para cosas como el tren de alta velocidad y agregó que “hay muchas cosas que recién comienzan a funcionar”.
Biden insistió en que no cambiaría nada después de que los demócratas tuvieran una mejor noche de lo esperado en las elecciones de mitad de período del martes. “No voy a cambiar”, agregó. “De hecho, ya sabes, hay algo que quiero cambiar y añadir”, señaló.
La conferencia de prensa -a juicio de los expertos- parecía un acto de campaña, ya que incluso contó con la presencia de la primera dama, Jill Biden, una situación completamente inusual.
A diferencia de otras elecciones, recordó The New York Times, en las que los bajos índices de aprobación del Presidente, como los que tiene actualmente Biden, sumado a una situación económica desfavorable, como la inflación estancada en niveles máximos de 40 años que registra el país, podrían haber augurado una paliza para su partido, algo que en esta ocasión no se espera que ocurra, ya que en cualquier escenario una eventual derrota sería de menor envergadura a la enfrentada por otros gobiernos. Por ejemplo, Harry Truman perdió 55 escaños en la Cámara de Representantes en sus primeras elecciones de medio período; Bill Clinton, 53, y Barack Obama, 63, según el periódico.
El miércoles todavía se estaban contando los votos en todo el país, lo que significa que los republicanos aún podrían emerger con el control de ambas cámaras del Congreso. Pero no hubo un fuerte aumento del Partido Republicano, lo que animaba a los demócratas, que se habían preparado para grandes derrotas y planteaba dudas sobre el tamaño de la mayoría gobernante de los republicanos si ganan la Cámara Baja.
Pese a las proyecciones realizadas durante la campaña, los demócratas resistieron a las históricas probabilidades y no se materializó una anticipada “ola roja”. Los republicanos se acercaban el miércoles a conseguir una estrecha mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que el control del Senado dependía de las reñidas contiendas de Arizona, Nevada y Georgia.
En estos comicios se renovaba la totalidad de la Cámara de Representantes, de 435 escaños, un tercio del Senado (35 escaños), así como también 36 de los 50 gobernadores, además de otras consultas locales y estatales que determinarán la agenda política e influirán en la forma futura de los tribunales del país.
Para recuperar el control del Senado, los republicanos necesitaban ganar 22 de los 35 escaños que estaban en juego y así poder ocupar 51 de los 100 escaños en la Cámara Alta. Los pronósticos de Inside Elections vaticinaban en la previa de los comicios que solo tenían asegurados 20 escaños. Hasta este miércoles, The New York Times daba un empate a 48 escaños para cada partido.
Para controlar la Cámara de Representantes, un partido político tiene que lograr al menos 218 escaños de los 435. Los republicanos eran los favoritos para ganar 212 escaños, mientras que los demócratas podrían obtener 205 escaños, según los sondeos previos. En tanto, 18 asientos eran catalogados como inciertos.
El éxito de John Fetterman en cambiar el escaño republicano de Pennsylvania en el Senado aumentaba las esperanzas demócratas de mantener el control de la Cámara Alta. “Me siento muy honrado”, dijo Fetterman a sus seguidores. “Esta campaña siempre se ha tratado de luchar por todos los que alguna vez fueron derribados y que alguna vez se levantaron”.
Los demócratas también ocuparon un escaño crucial en el Senado en New Hampshire, donde Maggie Hassan derrotó al republicano Don Bolduc, un general retirado del Ejército que inicialmente promovió las mentiras de Trump de un fraude electoral generalizado en 2020, pero que intentó alejarse de algunas de las posiciones más extremas que tomó durante las primarias republicanas.
Los republicanos consiguieron un triunfo notable en Wisconsin, donde la victoria del senador Ron Johnson aumentaba las apuestas de las contiendas donde los resultados no estaban claros y el conteo de votos seguía. Sin embargo, el desenlace de la disputa en Georgia se espera que se conozca en diciembre, con la segunda vuelta, que vuelve a estar en el centro de la política.
Hasta el miércoles por la mañana, el senador Raphael Warnock aventajaba al republicano Herschel Walker por poco más de 35.000 votos, con casi todos los votos contados, pero se esperaba que ninguno de los candidatos obtuviera el 50%, un requisito de la ley de Georgia para evitar una segunda vuelta. Eso pone a Warnock y Walker en camino de enfrentarse cara a cara el 6 de diciembre, en una carrera que podría terminar determinando el control del Senado.
A esto se sumaba que ambos bandos observaban con ansiedad las carreras al Senado en Nevada y Arizona.
En la Cámara de Representantes, los demócratas mantuvieron escaños en distritos desde Virginia hasta Kansas y Rhode Island, mientras que en estados como Nueva York y California no habían anunciado ganadores. Pero los republicanos lograron varias victorias importantes en su intento de cambiar los cinco escaños necesarios para recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes. En una victoria particularmente simbólica, el Partido Republicano derrotó al jefe de campaña demócrata de la Cámara Baja, Sean Patrick Maloney, de Nueva York.
Los demócratas tuvieron éxito en las contiendas para gobernador, ganando en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, estados críticos para la victoria de Biden en 2020 ante Donald Trump. También en Nueva York y Nuevo México.
Pero los republicanos lograron mantener los gobiernos de Florida, Texas y Georgia, otro estado en el que Biden ganó por poco margen hace dos años.
Según The New York Times, los candidatos demócratas de todo el país se vieron impulsados por el tema del derecho al aborto, que resultó decisivo en muchos estados críticos, especialmente en Michigan. Los votantes de ese estado, así como los de California y Vermont, optaron por consagrar la protección del aborto en sus Constituciones estatales. En Kentucky, donde el aborto está actualmente prohibido, los votantes rechazaron una enmienda que negaba el derecho constitucional al procedimiento.
Según The Associated Press, las contiendas en ambas cámaras del Congreso determinarán el futuro de la agenda de Biden y servirán como un referendo sobre su gobierno mientras el país se tambalea por la inflación récord y las preocupaciones sobre la dirección del país. El eventual control republicano de la Cámara de Representantes probablemente desencadenará una serie de investigaciones sobre Biden y su familia, y si los republicanos llegan a controlar el Senado se obstaculizaría la capacidad del mandatario para hacer nombramientos judiciales. Los demócratas enfrentaron vientos en contra históricos.
AP VoteCast, una amplia encuesta del electorado nacional, mostró que la fuerte inflación y las preocupaciones sobre la fragilidad de la democracia estaban influyendo mucho en los votantes. La mitad de los electores dijo que la inflación fue un factor significativo, dado que los alimentos, gasolina, vivienda y otros gastos se dispararon en el último año. Un 44% dijo que el futuro de la democracia era lo primero a considerar.
Biden no fue del todo culpado por la inflación, ya que casi la mitad de los votantes dijeron que los precios más altos de lo habitual se debieron más a factores fuera del control del mandatario. Y a pesar de que el presidente recibió críticas de un electorado pesimista, algunos de esos votantes respaldaron a los candidatos demócratas. Biden pasó la noche llamando a los demócratas para felicitarlos por sus victorias.
Trump, el responsable
El desempeño de los candidatos republicanos pesa especialmente sobre el expresidente Donald Trump, que ha sufrido algunas derrotas. Comenzando con Mehmet Oz, en Pennsylvania, un trumpista acérrimo, cuya derrota les dio a los demócratas un escaño en el Senado que ahora ocupa un republicano, Pat Toomey.
En el mismo estado, Doug Mastriano, un negacionista de las elecciones de 2020, perdió las elecciones para gobernador ante el demócrata Joshua Shapiro, mientras que en Wisconsin, Tim Michels, quien había prometido hacer cumplir una ley antiaborto del siglo XIX si era elegido, fue derrotado por el demócrata Tony Evers por un pequeño margen. Ambos son estados bisagra, al igual que Michigan, donde la demócrata Gretchen Whitmer ganó la reelección contra la comentarista política ultraconservadora Tudor Dixon, apoyada por el expresidente.
En Ohio, por otro lado, la victoria del autor de bestsellers sobre finanzas JD Vance ha asegurado a otro trumpista acérrimo -que ya ha repetido las falsas acusaciones de fraude en 2020- en el Senado a partir del próximo año.
Según los analistas, el decepcionante desempeño en estas midterms reorganiza la carrera presidencial para 2024 y se espera que Trump anuncie la próxima semana que será candidato.
Los analistas señalan que la existencia de candidatos republicanos muy radicales y la preocupación de los votantes por el mantenimiento del derecho al aborto pueden haber sido fundamentales para que el partido no haya logrado el resultado esperado el martes.
La encuesta de salida realizada por CNN mostró que el 27% de los votantes dice que el aborto fue la razón principal para ir a las urnas en el país donde votar no es obligatorio. El fallo de la Corte Suprema en junio de que la interrupción del embarazo no es un derecho garantizado por la Constitución provocó una ola de votantes mujeres que se registraron para votar, lo que impulsó a los candidatos demócratas.