Desde panfletos plastificados sobre las estrictas reglas de vestimenta, hasta órdenes de detención, pasando por licencias de conducir, documentos de confiscación de tierras, certificados de nacimiento y testamentos de atacantes suicidas. Todo este material forma parte de los 15 mil documentos que encontró la periodista del diario The New York Times, Rukmini Callimachi, quien viajó cinco veces a Irak durante más de un año.

En un artículo publicado el jueves, Callimachi señala que los papeles fueron obtenidos de los cajones de escritorios donde alguna vez estuvieron los miembros del grupo yihadista, estaciones de policía, las cortes, los casilleros de los campos de entrenamiento y las casas de los emires.

Desde que declaró el califato en 2014, el Estado Islámico controló un gran territorio, tanto en Irak como en Siria. Sin embargo, luego que el grupo fuera derrotado en Mosul y Raqqa en 2017, ha perdido casi todo su territorio.

"Los documentos muestran que el grupo, por un tiempo limitado, cumplió su sueño de establecer su propio Estado, una teocracia que ellos consideraron un califato que fue gobernado según una estricta interpretación del islam", sostuvo el artículo.

De esta forma, de los papeles se desprende que el Estado Islámico construyó un sistema eficiente en el que no sólo recolectaba impuestos, sino que también recogía la basura, emitía actas de nacimiento, de matrimonio, licencias de conducir, entre otros.

"Los documentos y las entrevistas con decenas de personas que vivieron bajo el dominio muestran que el grupo, en algunas ocasiones, ofrecía mejores servicios y se mostraba más capaz que el gobierno al que había reemplazado", indicó Callimachi.

Según la periodista, los papeles sugieren que los militantes del Estado Islámico aprendieron de los errores que Estados Unidos cometió en 2003, tras la invasión a Irak. Entre los que se incluye la purga contra los miembros del Partido Baaz de Saddam Hussein.

Algo que el analista Hassan Hassan, junto al columnista Michael Weiss ya habían advertido en el libro ISIS Inside the Army of Terror. En esa publicación, de 2015, señalan que tras la caída del régimen, la Autoridad Provisional de la Coalición, a cargo del estadounidense Paul Bremer, promulgó la ley para desmantelar al Partido Baaz. Un hecho que contribuyó a que ex integrantes del Ejército de Saddam se unieran al Estado Islámico. Esto porque unos 400 mil miembros quedaron sin empleo, se les negaron pensiones, pero se les permitió mantener sus armas.

En ese sentido, el grupo yihadista construyó su Estado usando la base del que ya existía antes, "absorbiendo el conocimiento de los funcionarios de la administración. Al hacer un examen de cómo el grupo gobernó, revela un patrón de colaborador entre los milicianos y los civiles bajo su yugo", señaló el diario, que agregó que cuando llegaban a un lugar llamaban a los funcionarios públicos y les pedían detallar sus funciones. Al final, realizaban el mismo trabajo que antes de la llegada del Estado Islámico.

Una de las claves de su éxito, señala, fue la diversificación de sus fuentes de ingreso. Así, el grupo obtenía dinero de varias partes y si los bombardeaban su economía no corría peligro. De esta forma, contrario a lo que se suponía, no dependían exclusivamente del petróleo, sino que basándose en los libros de contabilidad y talonarios de boletas se desprende que monetizaban cada territorio que conquistaban, colocando impuestos a todo lo que se vendían en los mercados. Por eso, lograron ser autosuficientes y no depender de donantes.