Alexei Navalny, el opositor interno más visible del Presidente ruso Vladimir Putin, a quien acusó de intentar matarlo, de encarcelarlo por cargos falsos y privarlo de atención médica, murió el viernes a sus 47 años. Según informaron desde Rusia este sábado, Navalny falleció de “síndrome de muerte súbita” tras sufrir un colapso.

Así se lo habrían comunicado investigadores rusos a la madre del líder opositor, Lyudmila Navalnaya, cuando visitaba esta mañana la colonia penal IK-3 Lobo Polar, donde se encontraba recluido.

Sin embargo, los aliados de Navalny afirman que se les negó la oportunidad de ver el cadáver, que permanecería en poder de las autoridades hasta que concluyera la investigación.

De hecho, el abogado del opositor, que llegó a la ciudad de Salekhard con la madre de Navalny el sábado, fue informado supuestamente por la prisión de que el cuerpo permanecía en el depósito de cadáveres.

Más tarde, una persona en la morgue negó que el cuerpo estuviera allí, lo que deja aún más interrogantes en torno a la sorprendente muerte de uno de los críticos más acérrimos de Putin.

“Es obvio que los asesinos quieren cubrir sus huellas y por eso no entregan el cuerpo de Alexei, ocultándoselo incluso a su madre”, dijo su equipo en un mensaje en Telegram.

Agentes de policía detienen a un hombre durante una concentración en memoria del líder opositor ruso Alexei Navalny cerca del monumento del Muro del Dolor a las víctimas de la represión política en Moscú, Rusia 17 de febrero de 2024. REUTERS/Stringer

La conmoción por la muerte del crítico de Putin ha provocado una oleada de vigilias y protestas en toda Rusia, lo que ha llevado a que se hayan detenido 177 personas aproximadamente.

Cientos de flores y decenas de velas se podían ver en el monumento a las víctimas de la represión soviética en Moscú y más flores se podían ver dejadas en la nieve en las aceras cercanas.

Cabe mencionar que las protestas son ilegales en Rusia en virtud de estrictas leyes antidisidentes, y las autoridades han reprimido con especial dureza las concentraciones en apoyo de Navalny.

Así también, la repentina muerte del antiguo líder de la Fundación Anticorrupción ha provocado una fuerte respuesta de simpatizantes en lugares tan lejanos como Japón, Polonia, Finlandia, Bombay y San Francisco.

Navalny cumplía una condena de 19 años por “extremismo” y acababa de ser trasladado de su antigua prisión, en el centro de Rusia a una colonia penal de “régimen especial” por encima del Círculo Polar Ártico.

Sus aliados dijeron entonces que temían por su vida después de que “desapareciera” en diciembre para viajar a la remota región, pocos meses antes de las elecciones presidenciales rusas del mes que viene.

Sus últimos días

La última vez que se vio a Navalny fue por videoconferencia durante una vista judicial celebrada el jueves. De hecho, su madre dijo que había visto a su hijo en la colonia penitenciaria el lunes: “Estaba vivo, sano, alegre”.

Además, uno de los abogados de Navalny, Leonid Solovyov, declaró al periódico independiente Novaya Gazeta que el crítico del Kremlin estaba “normal” cuando un abogado lo vio el miércoles.

Sin embargo, el Servicio Penitenciario Federal anunció ayer su muerte en un comunicado, afirmando que Navalny se sintió indispuesto tras un paseo y perdió el conocimiento. De esa manera, llegó una ambulancia para intentar salvarle, pero “fue en vano”.

Una mujer coloca una flor junto a las fotos del líder opositor ruso Alexei Navalny, durante una protesta, tras su muerte, en la plaza Catalunya, Barcelona, España, 16 de febrero de 2024. REUTERS/Nacho Doce