La Policía de Canadá reveló una investigación de más de una década de duración sobre acusaciones de abusos sexuales en un antiguo internado para niños indígenas la provincia canadiense de Manitoba.
En un comunicado, recogido por el medio canadiense CBC, la jefatura policial de Manitoba precisó que su unidad de delitos mayores comenzó a investigar denuncias de abusos sexuales en la antigua escuela residencial Fort Alexander en febrero de 2010, tras lo que lanzó una investigación criminal formal en 2011.
La investigación sobre los hechos en la residencia, ubicada en lo que ahora se conoce como Primera Nación de Sagkeeng y que funcionó entre 1904 y 1970, ha supuesto la obtención de 75 declaraciones de testigos y víctimas de los supuestos abusos, y conversaciones con más de 700 personas.
Asimismo, la policía ha detallado que durante el proceso, en el que han participado más de 80 agentes, han revisado material de archivos en Manitoba y Ottawa, así como documentos de empleados y residentes en el lugar.
Tras más de una década de investigación, la entidad policial ha enviado ahora sus hallazgos a la Fiscalía para determinar si se presentan cargos.
“Debido a la gran cantidad de personas afectadas por esta investigación, así como a las implicaciones sociales más importantes, se determinó que sería de interés público proporcionar tanta información sobre la investigación en curso como podamos”, apuntó la Policía sobre el motivo por el que ha revelado el proceso.
Al respecto, se manifestó el ministro de Justicia canadiense, Camero Friesen, quien hizo referencia al impacto que tendrá la investigación y ha manifestado que sus “pensamientos y oraciones” están con la comunidad indígena que “está profundamente herida”.
La Policía canadiense investiga en la actualidad acusaciones similares en otros antiguos internados para menores indígenas en distintos puntos del país.
Los grupos indígenas canadienses han pedido que se investiguen todas las antiguas escuelas residenciales del país tras el descubrimiento en mayo de una fosa común con 215 niños indígenas en la Escuela Residencial de Kamloops, en la Columbia Británica, que funcionó entre 1890 y 1978 bajo los auspicios de la Iglesia Católica y posteriormente del Gobierno canadiense.
Durante décadas, miles de niños fueron apartados de sus familias e internados en colegios residenciales, donde debían aprender las tradiciones de los colonialistas europeos para olvidar su propia cultura y enfrentaban violencia y abusos sexuales.
Una comisión de investigación concluyó en 2015 que muchos de los menores no regresaron jamás a sus comunidades y reconoció así un “genocidio cultural”.
El Proyecto Niños Perdidos ha identificado hasta el momento a más de 4.100 menores fallecidos durante su estancia en los internados y muchos de ellos fueron sepultados en los propios recintos escolares.