Las autoridades estadounidenses informaron este lunes 5 de la muerte de Robert Philip Hanssen, un exagente de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) convertido en espía de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y luego Rusia en plena Guerra Fría, además de los años posteriores a la caída del Muro de Berlín. Hanssen es considerado por el propio FBI como el agente más dañino en su historia, y fue encontrado muerto en su celda en una prisión de máxima seguridad conocida como el Alcatraz de las Rocosas.

Con 79 años, el espía condenado en 2002 se encontraba pagando su una condena a cadena perpetua en la Penitenciaría de Estados Unidos (USP) Florence ADMAX de Florence, Colorado, tras declararse culpable de espiar en favor del principal rival geopolítico de Estados Unidos.

“El personal inició de inmediato acciones para salvarle la vida. Solicitaron la asistencia de servicios médicos de emergencia y siguieron los trabajos de reanimación. Finalmente, Hanssen ha sido declarado muerto por el personal de emergencias médicas”, informó la Oficina Federal de Prisiones, según CNN. Las causas del deceso no fueron entregadas a la prensa.

Robert Hanssen, exagente del FBI considerado traidor por el gobierno. Foto: FBI vía REUTERS.

Hanssen llegó al Buró en 1976. Fue luego de tres años sirviendo que el agente empezó a vender información clasificada a la Unión Soviética, tras ser asignado a una unidad de contrainteligencia en Nueva York. Tuvo una breve pausa para, en 1985, regresar a sus andanzas, detalló el sitio web del FBI. Para 2001, y tras más de 20 años vendiendo información, fue detenido. Había sido compensado con más de 1,4 millones de dólares en efectivo, diamantas y fondos bancarios, todo a cambio de comprometer a numerosas fuentes humanas – con varios de ellos descubiertos y asesinados –, técnicas de inteligencia y documentos clasificados de Estados Unidos, explica el FBI. Ese mismo año, Washington expulsó cerca de 50 diplomáticos.

Tras años tratando de identificar al espía que entregaba información clave a la Unión Soviética, los investigadores del Buró finalmente dieron con Hanssen en febrero de 2001. Semanas antes de su detención, cerca de 300 miembros del FBI participaban del operativo, detalló el mismo organismo. Al momento de su arresto, fue sorprendido intercambiando material clasificado en un parte de los suburbios de Virginia, agregaron.

Inicialmente, su condena incluía la pena de muerte. Sin embargo, tras declararse culpable de 15 cargos de espionaje y conspiración, esta fue reducida a cadena perpetua. “Quiero pedir disculpas, estoy avergonzado”, dijo ante el tribunal previo a conocer su condena.

Dobles agentes de la Guerra Fría

Robert Philip Hanssen formaba parte de un selecto grupo de espías y agentes que se cambiaron de bando en plena Guerra Fría. Otros dos nombres famosos componen la lista, ambos en la posición contraria: abandonar a la URSS y al comunismo soviético en pos de entregar información sensible a Reino Unido y Francia.

En el primer caso, se trata de Oleg Gordievsky, ex coronel de la KGB enviado como diplomático de la embajada soviética a Copenhague. Fue en la capital danesa donde entendió “la verdad sobre el mundo y la Unión Soviética. Se nos decía que vivíamos en la mejor sociedad, pero la pobreza y la ignorancia eran enormes”, dijo años atrás a The Times. Contactado por el MI6, el servicio de inteligencia británico, Gordievsky empezó a compartir información soviética sensible a partir de 1973.

Representación artística del fiscal federal Randy Bellows durante la sentencia del espía convicto Robert Hanssen, en mayo de 2002. Foto: William Hennessy vía AP.

El segundo corresponde a Vladimir Vetrov, un ingeniero soviético que se radicó en Francia desde 1965, donde operaba como espía de alto rango de la KGB. Para 1980, decepcionado del sistema comunista, desertó de la URSS y se puso en contacto con la agencia de inteligencia exterior francesa. Su trabajo permitió la expulsión de 47 diplomáticos soviéticos acusados gracias a Vetrov de ser espías de la KGB.

También fue el responsable de la entrega de importante información a Francia y a la OTAN sobre un programa clandestino de la URSS para robar tecnología de Occidente, además de causar el colapso del programa informático soviético. Finalmente, fue condenado a 15 años de prisión en Siberia por apuñalar a su pareja y a un policía, y mientras se encontraba preso, fue descubierto como topo, siendo trasladado a Moscú y luego ejecutado en 1985.