Este 19 de junio, la Asamblea Nacional francesa conoció a quienes serán sus 577 diputados, luego de la segunda vuelta de las elecciones legislativas realizadas esa jornada. Luego de un año lleno en comicios y campañas, el resultado de esta última votación fue percibido como una pésima noticia para el Presidente Emmanuel Macron: a pesar de que Ensemble (Juntos), su coalición centrista, consiguió la mayor cantidad de diputados (245), perdió la mayoría absoluta que tuvo en el último lustro, viéndose obligada a negociar para sacar adelante su gobierno.
En esto entra Rodrigo Arenas: a sus 48 años, nacido en Valparaíso e hijo de exiliados durante la dictadura, salió electo diputado por la décima circunscripción parisina, al sur de la capital francesa. Desde la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), que lidera Jean-Luc Mélenchon y que reúne a los partidos Socialista, Ecologista y Francia Insumisa, Arenas cuenta a La Tercera sus planes para los cinco años que vienen.
¿Cómo se ha vivido la pérdida de la mayoría oficialista en Francia?
Eso va a implicar un cambio de cultura política en Francia. En particular, se rompe con la idiosincrasia de que supuestamente, cuando un presidente de la República sale elegido, automáticamente obtiene una mayoría en la asamblea. Eso es lo que tradicionalmente se espera, pero no es así esta vez: hoy no hay ningún grupo que sea mayoritario por sí solo, así que habrá que hacer alianzas.
La cosa es que estas alianzas no serán electorales, sino que alianzas sobre proyectos. La mayoría de Macron es una alianza de partidos, y la Nupes, donde estoy yo, también es una alianza de partidos, pero con proyectos políticos que son distintos. Nosotros tenemos 650 propuestas elaboradas colectivamente para mejorar Francia y, en particular, la vida cotidiana de la gente. Vamos a tener que negociar proyecto por proyecto.
Hace poco, el primer acontecimiento que ocurrió: nosotros propusimos el otro domingo que el derecho a aborto haga parte de la Constitución. Un día después, el grupo de Macron, por la voz de su presidenta de grupo, también propuso inscribirlo en la Constitución. ¡Estamos todos de acuerdo! Y eso muestra que bajo puntos claves, estamos todos en capacidad de votar juntos para proyectos de leyes que puedan mejorar la vida cotidiana, y ese es el método que va a funcionar. Hay cosas en las que no estaremos de acuerdo, evidentemente, hay cosas en las que sí, en función de la capacidad que tenga el Parlamento de transformarse en lo que es realmente Francia.
Este año, la Nupes consiguió 131 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. ¿Qué piensa de la viabilidad de la coalición durante la legislatura, y de lo que significa un resultado como ese en el momento actual? Después de la primera elección de Macron, en 2017, se decía que la izquierda estaba “muerta” en Francia, pero esta vez salió fortalecida.
Sobre la Nupes, hay que decir que es lo que pedía la gente de izquierda, progresista. Yo vengo de la sociedad civil, y fui presidente de la primera Federación de Padres de Alumnos en Francia. Concretamente, cuando me pidieron ir a las elecciones legislativas, dije que tenemos que tener candidatos comunes, no solo de los partidos, porque es lo que se necesitaba. No podemos seguir divididos, en lo que llamo de manera brutal el “business electoral”. Entonces, ese era el sentido de mi candidatura: la capacidad de reunirse por un programa de ideas políticas, renovación de las prácticas, que significa también tomar en cuenta lo que nos reúne y discutir y conversar sobre lo que nos divide.
Pero la situación en que está Francia ahora: la situación de la escuela, de los hospitales, todo lo que son los servicios públicos, pero también la manera en que se considera cómo tiene que funcionar el Estado con la empresa, el Estado con los sindicatos… Al final estamos todos enfrentados con el mismo animal, y en ese contexto una desunión no tenía sentido. ¿Qué sucedió entonces? Desde la izquierda, hubo candidatos comunes en toda Francia, y nos unimos bajo un programa de 650 propuestas. Eso es lo que nos funda, y ahora que estamos votando en la asamblea, estamos todos votando las mismas cosas.
Una de las grandes sorpresas de las legislativas fue lo conseguido por Agrupación Nacional, con 89 diputados. ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo interpreta esa gran presencia de la extrema derecha de Marine Le Pen en la Asamblea Nacional?
Hace varias elecciones presidenciales que la extrema derecha llega a la segunda vuelta, y hace tiempo que la extrema derecha sube, porque es cómodo también tenerla, como una oposición para eliminar. Entonces, en más de 60 circunscripciones (durante las legislativas de junio), en la que se enfrentaba en balotaje un candidato de la extrema derecha con un candidato de la Nupes, Macron y sus aliados no llamaron a votar por la Nupes. Detrás de un ambiente político en el que el mismo Macron consideraba que entre la Nupes y la extrema derecha era la misma cosa. Ellos tienen responsabilidad en eso.
Cuando Macron fue elegido presidente de la República en 2017, uno de sus discursos decía que lo que él proponía, y el modelo político que él defendía, era lo que iba a permitir erradicar al entonces Frente Nacional. Al cabo de cinco años, ese espectro de la política francesa no solo se reforzó, sino que entró en masa a la Asamblea Nacional. Macron ni siquiera alcanzó a ser un obstáculo para la extrema derecha, sino que les sirvió de escalafón para poder entrar a la Asamblea Nacional. Ese es el balance que se puede sacar.
Tengo entendido que quiere participar de una comisión franco-chilena en la Asamblea Nacional. ¿En qué consistiría?
En la asamblea hay grupos de amistad entre países, y evidentemente, al grupo de amistad franco-chilena postulé de inmediato: vengo de Chile, nací en Valparaíso, nací precisamente en el hospital El Almendral, donde ahora se emplaza el Congreso, y ahí hay algo del destino. Es una gran responsabilidad de aquellos que venimos de Chile, de implicarnos en un cambio constitucional, porque hoy día la Constitución francesa, que es la Quinta República, instalada después del general De Gaulle, no permite responder a las aspiraciones democráticas del pueblo.
Estamos demasiado dentro de una lógica presidencializada, en la relación entre un hombre y un pueblo, y hoy día no funciona así. Las maneras en que se implica a la ciudadanía, la relación entre Ejecutivo y Legislativo, nos hacen pensar que necesitamos un cambio constitucional. Así que, al menos yo estoy muy atento a lo que pasa en Chile, porque nosotros en La Francia Insumisa, aunque no hago parte de la organización política, pero sí de la Nupes, pedimos ir a una Sexta República. Y acá ha habido una campaña para decir que eso no era posible, que estábamos en las nubes, que era impracticable, y resulta que si puede ser en Chile, también puede ser en Francia.
Hoy día Chile, para mí y muchos de nosotros, sirve de ejemplo. Cuando nosotros estamos hablando de la Sexta República, decimos que hay que estar muy atentos a lo que está pasando en Chile, donde se concreta de manera real lo que nosotros propusimos de manera política. Hay un lazo muy evidente, y espero poder invitar a personas que hayan participado, para que vengan a Francia y puedan explicar a la ciudadanía cómo funcionó esto de manera pragmática y concreta.
¿Cómo fue la experiencia en cuanto presidente de la Federación de Padres y Apoderados, como parte de la sociedad civil? ¿Cómo eso moldeó su manera de entrar a la política “institucional”?
Lo que pasa es que tradicionalmente en Francia los cuerpos intermediarios, los sindicatos, las federaciones, tenían una oreja atenta del Estado. El problema es que en los cinco años que pasamos, cada vez que intentábamos hacer avanzar las cosas, nos enfrentábamos con un muro. Entonces, en un momento dado, hay que pasar al otro lado, porque cuando todo se encierra en la institucionalidad política, entonces hay que penetrar ahí. Me dio la casualidad de que me eligieron para eso, y hoy día yo voy a llevar a la Asamblea Nacional los combates, valores y luchas que llevaba en la Federación de Padres de Alumnos. Esa es mi meta, que la sociedad civil llegue a la Asamblea Nacional para seguir la pelea en lazo con la institución.
¿Cómo influyen sus orígenes chilenos en su manera de ver la política?
Uno viene a la política con lo que es: yo soy un hijo de exiliados, que tuvieron que huir de Chile por la dictadura de Pinochet, y evidentemente cuando veo a la extrema derecha acá, va a ser una de mis primeras preocupaciones, la de ver cómo logramos de manera pacífica y de manera legal, política, conseguir la representación que ahora tiene la Agrupación Nacional en Francia.
Eso significa que, primero, no hay que dejar pasar nada de lo que digan, pero sobre todo ver cómo nos organizamos para ir a la conquista del electorado que piensa que las soluciones que preconiza la extrema derecha le ayudarán en su vida cotidiana. Tenemos que hacer comprender a la gente, trabajar en eso, pero sin tomarla como estúpida, porque la gente no lo es, que las soluciones se hacen desde el cuadro del interés general, y de la mutualización de los medios, en particular a través de los servicios públicos, y no a través de las soluciones de la extrema derecha, que consisten en encontrar soluciones individuales, cortando a una parte de la ciudadanía como si esta fuese el origen de todos los problemas, particularmente los inmigrantes.
Esa gente no conoce Francia, porque Francia es un país de inmigración, es un país de migrantes, y yo también soy ejemplo de eso. Alguien que viene del otro lado del mundo, evidentemente con una trayectoria particular, pero que fue tratado en Francia como cualquier migrante. Viví con la gente pobre, estudié en la escuela pública y me reconozco como el producto de la escuela francesa, republicana y pública.