Avdiivka no es una ciudad ucraniana más en el mapa de la guerra que se acerca a cumplir dos años el próximo sábado. De hecho, se trata de una que ha soportado una década de conflicto luego de que, en 2014 -cuando Rusia ya demostraba sus intenciones de anexionarse zonas del Donbás-, fuera tomada brevemente por separatistas prorrusos apoyados por Moscú, pero la defensa logró retomar la ciudad. Este fin de semana, sin embargo, finalmente cayó luego de una de las más intensas batallas en lo que va de invasión rusa en suelo de Ucrania.

Así lo aseguró el Kremlin este domingo, cuando afirmó que sus fuerzas lograron forzar la retirada ucraniana de la ciudad. De ese modo, Rusia logró su mayor ganancia de territorio en nueve meses, cuando se hicieron con el control de Bakhmut –otra cruenta y larga batalla– en mayo de 2023.

Si bien Moscú dijo que todavía quedan algunas tropas defensoras atrincheradas en una inmensa planta de coque de la era soviética, en Kiev señalaron que habían retirado sus tropas del lugar para evitar que quedaran totalmente rodeadas por las filas enemigas. Según el Ministerio de Defensa ruso, sus soldados avanzaron 8,6 km en esa parte del frente, que actualmente recorre una longitud total de 1.000 km, consignó Reuters.

Soldados ucranianos en Avdiivka, en la región de Donetsk. Foto: Reuters

“Se están tomando medidas para despejar completamente la ciudad de milicianos y bloquear a las unidades ucranianas que han abandonado la ciudad y están atrincheradas en la planta de coque y productos químicos de Avdiivka”, informó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov.

Según la misma agencia de noticias, la televisión estatal rusa mostró cómo eran retiradas las banderas azul y amarilla de Ucrania, para luego ser reemplazadas por la tricolor blanca, azul y roja de Rusia, incluso en la planta de coque que alguna vez fue de las más grandes de Europa, y que aparentemente ahora sirve como refugio para las últimas fuerzas ucranianas en la zona.

The New York Times aseguró, citando estimaciones de funcionarios ucranianos y de los servicios de inteligencia británicos, que, desde el 1 de enero, las fuerzas que responden al Presidente Vladimir Putin han lanzado alrededor de 450.000 kilogramos de bombas aéreas sobre una zona de sólo 31 kilómetros cuadrados. En cuatro semanas, aviones de guerra rusos lanzaron unas 600 bombas guiadas sobre Avdiivka, donde se contabilizaron hasta 50 en un solo día.

La ciudad quedó prácticamente destruida, y se estima que la mayoría de los más de 30.000 habitantes que residían en el lugar antes de la guerra, se fueron. Sin embargo, un pequeño grupo de unos 900 civiles se quedaron viviendo bajo tierra y sobreviviendo con alimentos y suministros traídos por trabajadores humanitarios, señalaron los administradores municipales y la policía. Tras la retirada ucraniana, se desconoce su destino.

Una ciudad clave

La toma de Avdiivka se dio cuando Ucrania aún resiente la fallida contraofensiva. Con esto, Rusia sale con la moral alta y Moscú marcando el paso de la lucha, consignó The Associated Press. Y Putin lo sabe. “El jefe del Estado felicitó a los soldados rusos por este éxito, una importante victoria”, detalló el Kremlin mediante un comunicado en su página web.

En parte, la alegría del país de Eurasia se debe a que Avdiivka es clave para el objetivo de Rusia de concretar su dominio sobre el centro regional de Donetsk, señaló Reuters, en lo que se considera como un paso más para asegurar el control total de la región industrial de Donbás. Pero no sólo se trata de una victoria en el ámbito bélico, sino también de una en el escenario político.

A un mes de las elecciones presidenciales en Rusia, las que muy probablemente gane sin dificultad el actual mandatario, Vladimir Putin, un avance tras nueve meses le viene como anillo al dedo para justificarse ante la ciudadanía y la cúpula militar.

Militares ucranianos disparan un sistema de lanzamiento múltiple de cohetes BM-21 Grad hacia tropas rusas cerca de la ciudad de Avdiivka, en julio de 2023. Foto: Reuters

La derrota ucraniana también deja entrever dos temas clave de cara al futuro de la guerra, ad portas de los dos años desde su inicio: la crítica falta de artillería en las fuerzas defensoras, y el cambio de estrategia aplicado por Moscú, a sabiendas, por cierto, del primer punto.

The Associated Press habló con más de una docena de comandantes, incluidos jefes de unidades de artillería, en las zonas de combate más intensas de la guerra en las semanas previas a la caída de Avdiivka. Coincidieron en que la escasez, que los ha golpeado desde el inicio de la invasión a gran escala, se agravó el otoño europeo pasado. Pero, especialmente, la referente a la artillería de largo alcance suministrada por Occidente.

Esto les impide atacar objetivos de alto valor detrás de las líneas rusas, lugar en el que se concentran los equipos pesados y el personal, consignó la agencia. Durante semanas, las fuerzas ucranianas han debido luchar con sólo el 10% de los suministros que necesitan realmente, en un esfuerzo por economizar los limitados recursos.

En ese intento, los jefes militares han instruido que se dispare únicamente contra objetivos precisos, pero se lamentan de que, en la práctica, eso se reduce a que apenas permite contener a un enemigo que está claramente mejor abastecido y que, como quedó en evidencia este fin de semana, llevó a que finalmente fueran superadas las tropas defensoras.

La falta de ayuda estadounidense, cada vez más reticente a la entrega de dineros –al menos en el Partido Republicano–, podía provocar la caída de la ciudad ucraniana, había dicho el sábado el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden llamó ese día a Volodymyr Zelensky, mandatario de Ucrania, para subrayar su compromiso con el apoyo al país invadido. Desde Washington lamentaron que la derrota se había producido “por la disminución de los suministros como resultado de la inacción del Congreso”, consignó Reuters.

El Presidente ucraniano Volodymyr Zelensky camina por la Casa Blanca hacia el Despacho Oval con el Presidente estadounidense Joe Biden, en septiembre de 2023. Foto: Reuters

Por otro lado, también se evidenció un cambio de táctica en la estrategia de Rusia, señalaron a The Associated Press soldados ucranianos apostados en Avdiivka previo a la retirada. En lugar de enviar columnas de vehículos armados, las fuerzas del Kremlin pasaron al avance de oleadas de grupos de infantería más pequeños para enfrentarse a las fuerzas ucranianas cuerpo a cuerpo, en una muestra de adaptabilidad a la falta de municiones en el bando defensor.

Gracias a esa estrategia, los ucranianos debían utilizar “cinco veces” más municiones para mantener a los rusos a raya. “El enemigo también entiende y siente nuestras capacidades, y con eso consigue triunfar”, dijo Chaklun, un soldado de la 110ª Brigada.

Según Seth. G. Jones, analista militar del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), las tácticas de Moscú en Avdiivka fueron “una campaña de castigo de manual, que han orquestado en Chechenia, Siria, Ucrania e incluso Afganistán”, dijo a The New York Times. “Está diseñado para elevar los costos sociales de la resistencia continua y coaccionar al adversario y a su población para que se rindan”, cerró.