La invasión rusa no está saliendo como estaba planeado. Este fin de semana, luego de meses con las líneas de fuego estancadas, el Ejército ucraniano llevó a cabo una contraofensiva en la que asegura haber recuperado gran parte de la región de Kharkiv. En una alocución televisiva este sábado por la noche, el Presidente ucraniano Volodymyr Zelensky aseguró que sus fuerzas habrían recuperado 6.000 kilómetros cuadrados de territorio, tanto en el frente este como en la región de Kherson, al sur.

Las fuerzas rusas fueron forzadas a huir de la estratégica ciudad de Izium, uno de sus bastiones en el noroeste del país invadido, en lo que ha sido la peor derrota para las tropas de Moscú desde que se retiraron de Kiev en marzo de este año. Las pérdidas, tan rápidas como sorpresivas, le han valido al Kremlin una serie de críticas, desde blogueros y expertos de guerra como del mismo líder checheno Ramzan Kadyrov, que aseguró que si la estrategia rusa no cambia, estará “forzado a hablar con el ministerio de Defensa”.

En ese contexto, desde el Parlamento ruso se exageró un supuesto apoyo explícito que un alto funcionario chino les habría dado, contradiciendo la postura “neutral” que ha mantenido Beijing frente a la guerra en Ucrania.

Soldados ucranianos posan junto a la bandera en la recientemente liberada ciudad de Vasylenkove. Foto: Reuters

El jueves y viernes pasado, Li Zhanshu, cercano a Xi Jinping y presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China, se encontró con Vyacheslav Volodin, presidente del Parlamento ruso, y otros congresistas rusos. En la ocasión, desde la Duma se publicó un comunicado en el cual Li, quien es el número tres del gobierno comunista, les habría asegurado que “China comprende y apoya a Rusia en temas que representan sus intereses vitales”.

Según el texto, Li habría comentado: “Vemos que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están expandiendo su presencia cerca de las fronteras rusas, amenazando seriamente la seguridad nacional y la vida de los ciudadanos rusos. Entendemos completamente la necesidad de todas las medidas tomadas por Rusia para proteger sus intereses clave, estamos brindando nuestra asistencia. En el tema de Ucrania, vemos cómo han puesto a Rusia en una situación imposible. Y en este caso, Rusia tomó una decisión importante y respondió con firmeza”.

Ahora bien, la agencia de noticias china Xinhua fue un poco menos entusiasta, señalando que Li se limitó a expresar la voluntad china de “seguir trabajando con Rusia para apoyarse mutuamente”, además de criticar las sanciones contra el país. Los funcionarios chinos, mientras tanto, negaron haber admitido que la invasión rusa fuera “necesaria”, ni que China estuviera brindando “asistencia”.

Xi Jinping y Vladimir Putin, en una cumbre del BRICS en Brasilia, el año 2019. Foto: Reuters

La alianza entre China y Rusia no ha sido del todo clara desde el momento en que empezó la guerra. Mientras ambos países comparten su desconfianza hacia Occidente, e incluso Xi y Putin declararon que Moscú y Beijing tenían una “asociación sin límites” semanas antes de la invasión, el conflicto ucraniano ha mostrado los límites del apoyo chino al Kremlin.

Por un lado, China no ha prestado ni asistencia militar ni ayuda de ningún tipo a Rusia, pero tampoco ha condenado la invasión, y de hecho, se ha negado firmemente a referirse a esta como una “guerra”, siguiendo así la narrativa del Kremlin respecto a la “operación especial”.

Para este el 15 y 16 de septiembre, la diplomacia rusa ya confirmó una reunión entre Vladimir Putin y Xi Jinping. La ocasión es especial, debido a que será el primer viaje al extranjero que realizará el presidente chino desde el inicio de la pandemia, en el contexto de una cumbre en Samarcanda, Uzbekistán.

El presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China, Li Zhanshu, junto a Vladimir Putin en el Foro Económico de Vladivostok. Foto: AP

En Ucrania, mientras tanto, la debacle del Ejército ruso continúa. En cuestión de días, el campo de batalla en el este del país se redibujó, debido a la reconquista por parte de los ucranianos de la región de Kharkiv, que les acerca y posiciona mejor para atacar Donetsk. Con esto, la guerra está lejos de terminarse, pero constituye el cambio más fuerte que ha tenido el conflicto desde que se estancó, a mediados de abril. Frente a este escenario, el ministerio de Defensa ruso declaró estar “reagrupándose” en la región de Kharkiv, evitando así usar la palabra “retirada”.

Por eso mismo, el alto mando ruso ha sido blanco de distintas críticas, en cuanto se le acusa de dejar a los soldados abandonados a su suerte. Uno de los más influyentes críticos es el líder checheno Ramzan Kadyrov, leal a Putin y que puso en el campo de batalla a miles de sus hombres para apoyar la ofensiva rusa. En un post en Telegrama, Kadyrov señaló: “Es claro que se están cometiendo errores, y creo que esto llevará a que saquen conclusiones. Si el Estado Mayor ruso no quisiera irse, las tropas se quedarían, pero los soldados rusos no tienen el entrenamiento necesario”.

El checheno, que a inicios de la invasión ya estaba con sus hombres en Ucrania, y a quienes se acusa de liderar las masacres en la ciudad de Bucha, indicó: “Si hoy o mañana no hay cambios en la estrategia, me veré forzado a hablar con los líderes del ministerio de Defensa, y con los líderes del país, para explicarles como es la situación real en terreno”.

Convoy de tanques con el símbolo de una cruz blanca, durante la operación contraofensiva en la región de Kharkiv. Al igual que la Z para la invasión rusa, la cruz blanca ha venido a significar la resistencia ucraniana. Foto: Reuters

Los blogueros militares de Rusia tampoco se han callado frente a las pérdidas de este fin de semana. Zakhar Prilepin, que tiene un canal en Telegrama con más de 250 mil suscriptores, reposteó un comentario que describía los sucesos en Kharkiv como una catástrofe y enorme falla de inteligencia. “Ahora podemos observar el resultado de la irresponsabilidad criminal de aquellos que los llevaron en esta dirección. La operación militar especial se acabó hace tiempo. Acá lo que hay es una guerra”, señaló el post.

Otro bloguero leal a Putin, conocido bajo el nombre de Kholmogorov, reposteó otro relato desde el frente, en que se acusaba a las autoridades rusas de abandonar a sus tropas. “Los soldados andaban a pie con una ametralladora y una bolsa. Abandonados por el comando, sin conocer el camino, marchaban hacia cualquier parte”, indica el post, escrito por quien se describe como un “ruso nacionalista ortodoxo”.

Las críticas también apuntaron a Putin, dado que justo mientras la contraofensiva ucraniana tenía lugar, el presidente ruso tomaba parte en las celebraciones por el día de Moscú, en las que se dispararon fuegos artificiales y se inauguró una rueda de la fortuna gigante. Sergei Markov, exparlamentario del partido de Putin, lamentó el evento: “Las celebraciones hoy parecen un error político, el equivalente a un festín en tiempos de plaga. Está claro que las autoridades de la ciudad no quisieron cancelarlas, para no causar pánico. Pero la participación del presidente habla aún más de la confusión entre las mismas autoridades”.

En la misma dirección, desde el canal de Telegram del músico Pyotr Lundstrem se indicó: “NO hay cámaras térmicas, NO hay chalecos antibalas, NO hay equipos de reconocimiento, NO hay comunicaciones seguras, NO hay suficientes helicópteros, NO hay botiquines de primeros auxilios en el Ejército. Están celebrando una fiesta de mil millones. ¿Qué les pasa?”.

En tanto, un comentarista televisivo cercano al putinismo, Vladmir Soloviev, intentó poner paños fríos en la situación, asegurando a través de Telegram que “el enemigo, creyendo en la posibilidad de un avance fácil en un sector del frente, está cayendo en una trampa”. “Actualmente las unidades rusas están reagrupándose a propósito”, indicó Soloviev, aunque los expertos en guerra señalan que todo apunta a una retirada forzada.

Al respecto, The Washington Post y Financial Times aseguran que los soldados rusos en la región de Kharkiv han dejado caer sus rifles, tratando de escapar de todas formas posibles, ya sea robando bicicletas o disfrazándose de lugareños.