No tiene más de un cuarto de kilómetro cuadrado de territorio, sin embargo, ha jugado un rol mucho más grande que su tamaño. La Isla de las Serpientes, lugar perteneciente a Ucrania y ubicado a 35 km de sus costas, fue capturada por las fuerzas rusas el primer día de la invasión. Hecho que cambió este jueves, cuando ambas partes confirmaron -en la ya clásica lucha comunicacional por expresar la noticia de forma favorable a su bando- la retirada de Rusia de la pequeña isla.
Este terreno de 0,17 km² ganó notoriedad desde el día uno, cuando aquel 24 de febrero en que el conflicto inició formalmente, ocurrió una historia que recorrió el mundo y adquirió tintes de leyenda. Según información de las autoridades recogida por medios internacionales, cuando el crucero de guerra Moskva (Moscú en ruso) llegó al puerto de la isla y exigió por la radio la rendición de los soldados ucranianos que la resguardaban, la respuesta que volvió no fue la que esperaban.
“¡Buque de guerra ruso, váyanse al demonio!”, respondió Roman Hrybov, guardia ucraniano que se encontraba en el lugar y que insultó en ruso a los tripulantes. La frase se volvió un símbolo instantáneo. Fue replicada en manifestaciones antiguerra y la conmemoraron en un sello de la empresa postal ucraniana. Cuatro meses después, las fuerzas de Vladimir Putin se retiraron de la isla, en una victoria tanto simbólica como estratégica para Ucrania y la situación alimenticia global.
Según el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el teniente general Igor Konashenkov, la salida de su Ejército respondió a un “gesto de buena voluntad”, reportó Reuters, de que Moscú no está entorpeciendo los intentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la búsqueda de la apertura de un corredor humanitario que garantice el paso del grano. He ahí el valor estratégico del sitio.
Por su parte, Ucrania aseguró que la victoria se logró luego de que realizara un ataque masivo de artillería. En la cuenta oficial del Ejército ucraniano, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el general Valeriy Zaluzhny, dijo que “los invasores no resistieron el fuego de nuestra artillería, misiles y ataques aéreos y abandonaron la Isla de las Serpientes”, acompañado de un video donde muestran el ataque.
“Felicitaciones a los diseñadores y fabricantes del tanque autopropulsado ucraniano Bogdan, que desempeñó un importante papel en la liberación de la isla. Gracias a nuestros socios extranjeros por proporcionarnos el equipo. Gracias a todos los que nos ayudan a luchar por cada metro de suelo ucraniano”, finalizó el comunicado.
Andriy Yermak, jefe de gabinete del Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, celebró la victoria en Twitter escribiendo “¡Kaboom! Ya no hay tropas rusas en la Isla de las Serpientes. Nuestras Fuerzas Armadas hicieron un gran trabajo”, acompañado de una foto en la que cinco columnas de humo emanan desde el suelo insular.
La ubicación es la clave de este pequeño terreno en la mitad del mar Negro, también conocida como isla Zmiinyi. Cerca de 300 kilómetros hacia el este se encuentra la península de Crimea, lugar bajo control prorruso, donde se desarrolló la antesala del actual conflicto. Pero 120 km más al norte también se puede encontrar a Odesa, ciudad que, según indicaron analistas cuando recién iniciaba la invasión, podía ser uno de los siguientes objetivos de Rusia tras conquistar la isla.
Sin embargo, y más importante que aquello, es que su privilegiada posición podría servir como corredor humanitario para el paso de embarcaciones de transporte de alimentos, objetivo que la ONU persigue hace semanas. Según estimaciones del organismo internacional, hasta 181 millones de personas de 41 países distintos se podrían ver arrastrados hacia una crisis alimentaria, algunos de ellos llegando incluso a la hambruna absoluta, de no encontrar una rápida solución.
Turquía se ha ofrecido como mediador “neutro”, considerando la buena relación que mantiene de momento con Ucrania y Rusia. La preocupación se origina en que, sumando la producción de ambos países en pugna, se obtiene casi un tercio de los suministros mundiales de trigo. El primero es un relevante exportador de maíz y aceite de maravilla, mientras que el segundo destaca por su producción de fertilizantes.
Rob Lee, miembro senior del Instituto de Investigación de Política Exterior con sede en Estados Unidos, dijo en su cuenta de Twitter que “el aspecto más significativo es que esto podría abrir la puerta a las exportaciones de grano ucraniano desde Odesa, lo cual es crítico para la economía de Ucrania y para el suministro global de alimentos”.
Por su parte, el analista militar Oleg Zhdanov dijo a Reuters que esta victoria no es suficiente para asegurar un desbloqueo de los puertos ucranianos, pero disminuirá el control de la flota rusa sobre el sector. “Es una gran victoria en el sentido de que estamos liquidando el dominio de la Flota del mar Negro”.
Las negociaciones para lograr un desbloqueo en la zona están en un punto muerto desde hace semanas, donde Ucrania no ha cedido en la petición de Rusia de desminar los puertos por miedo a un eventual ataque sorpresa en los lugares desprotegidos por las bombas, como Odesa. Mientras, el Kremlin exige el levantamiento de las sanciones económicas de Occidente, acción que no parece cercana de momento.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, incluso ha acusado durante las últimas semanas a Rusia de utilizar la crisis alimenticia como una arma de guerra, lo que ha sido negado por funcionarios rusos, quienes culpan a las sanciones monetarias.
Con ambos disputándose la victoria, ya sea desde una perspectiva moral en Rusia o una bélica por parte de Ucrania, la Isla de las Serpientes ha sido retomada. Mientras, The Associated Press aseguró que el Ejército ruso continúa la ofensiva en tierra firme, donde las fuerzas separatistas y las del Kremlin lograron el control del 95% de Luhansk y cerca de la mitad de Donetsk, ambas provincias con mayoría de habla rusa y que conforman la región del Donbás. Si cae Lysychansk, ciudad donde actualmente se concentra el ataque de Rusia, sería derrotado el último bastión ucraniano en Luhansk.