Los nueve líderes separatistas catalanes indultados el martes por el gobierno español salieron de prisión este miércoles, tras más de tres años entre rejas por el intento fallido de secesión de 2017.
Luciendo una pancarta en la que podía leerse “Freedom for Catalonia”, siete de los indultados salieron de la cárcel de Lledoners, a unos 70 km de Barcelona.
Allí fueron recibidos por un centenar de simpatizantes a gritos de “¡independencia!” y por el presidente regional catalán, Pere Aragonès, que los abrazó uno a uno, constató AFP.
Al mismo tiempo salieron de sus respectivos centros penitenciarios para mujeres la expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell y la exintegrante del gobierno regional, Dolors Bassa.
Entre los indultados está el compañero de partido de Aragonès y exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, condenado a 13 años de cárcel y a otros 13 de inhabilitación por sedición y malversación de fondos públicos.
A su lado salieron Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes en aquel momento de dos potentes asociaciones que abarrotaron las calles de manifestantes en favor de la independencia de esta región española. Ambos fueron los primeros en ingresar en prisión, el 16 de octubre de 2017.
“Hasta el día de la victoria seguiremos trabajando con toda la gente de este país, sin excluir a nadie, para hacer realidad el sueño de una república catalana. ¡Viva Cataluña libre!”, dijo Junqueras al salir, hablando desde una tarima.
“No aceptaremos ningún silencio a cambio de ningún indulto”, clamó poco antes Jordi Sánchez.
Entre los manifestantes se escucharon consignas como “¡gracias por tanta dignidad!” o “sois nuestro orgullo”.
“Estoy aquí porque el sacrificio que han hecho ellos por Cataluña y por todos nosotros ha sido muy grande. Es una manera de darles las gracias”, dijo a AFP Ignasi Solé, un mecánico jubilado que recorrió casi 100 km hasta Lledoners.
El Tribunal Supremo condenó en 2019 a los nueve a penas de entre 9 y 13 años de cárcel, y este miércoles ordenó excarcelarlos, tras el indulto concedido el martes por el gobierno español.
Una medida fustigada por la oposición de derecha pero con la que el ejecutivo de izquierdas de Pedro Sánchez quiere promover el “diálogo” y la “concordia” en Cataluña, donde los separatistas denunciaron sistemáticamente el encarcelamiento de sus líderes por considerarlos “presos políticos”.
En los últimos meses, los nueve habían disfrutado no obstante de numerosos permisos para ver a sus familias o trabajar.
Superar la división
“La generosidad y el respeto son el camino que hemos elegido. Y esperamos que esos cientos de miles de catalanes y catalanas a los que representan los políticos indultados elijan también esta misma senda”, escribió Pedro Sánchez este miércoles en una tribuna en el diario El País.
“Cuanto antes seamos capaces de superar la división, antes podremos dedicar toda nuestra energía política a mejorar la vida real de la ciudadanía”, añadió el dirigente socialista, que después del verano prevé reanudar una mesa de negociación con el gobierno catalán, en donde los independentistas quieren incluir a Junqueras.
Los indultos son parciales: aunque a los nueve se les conmutan los años de cárcel pendientes de cumplir, siguen inhabilitados para ejercer cargos públicos.
Además, los indultos se revocarán si cometen delitos graves en un período de entre tres y seis años, según los casos.
Los secesionistas exigían una amnistía, que habría implicado borrar totalmente los delitos cometidos, una medida que para el gobierno español era inasumible en un régimen democrático.
En el Congreso, el líder de la oposición conservadora, Pablo Casado, del Partido Popular, aprovechó este miércoles la sesión de control al gobierno para atacar de nuevo con contundencia este gesto hacia el independentismo, de cuyo apoyo depende el ejecutivo minoritario de Pedro Sánchez en la cámara baja.
“Usted ha quemado las naves y se ha pasado a la orilla del nacionalismo que aborrece España. Se ha colocado en el lado equivocado de la historia, que no le absolverá”, le espetó Casado a Sánchez.
El intento de secesión fue la mayor crisis política en España en 40 años y tuvo como momentos fuertes la celebración de un referendo ilegal de autodeterminación el 1 de octubre de 2017 y la proclamación unilateral de independencia en el Parlamento catalán el 27 de ese mes, que no fue reconocida por ningún país.
El entonces presidente catalán y ahora eurodiputado, Carles Puigdemont, huyó a Bélgica horas después de la proclamación unilateral y su causa judicial sigue abierta en España, adonde no ha regresado desde entonces.