“¿Y si los peruanos están de acuerdo?”. Esta es la interrogante que el Presidente de Perú, Pedro Castillo, instaló al mostrarse a favor de realizar una consulta ciudadana sobre ceder mar a Bolivia. En la primera ronda de entrevistas desde que asumió el cargo en julio pasado, el mandatario encendió el debate tras recordar que, durante un acto sindical en 2018, defendió una salida marítima para los bolivianos. Aunque explicó que en ese momento “no lo dije como jefe de Estado” y es una “idea”, su postura frente a la histórica demanda de uno de los gobiernos aliados de su Ejecutivo desató molestia en algunos sectores políticos, que podrían transformar la polémica en una nueva moción de vacancia contra el mandatario.
“Es un clamor de Bolivia. Ahora nos pondremos de acuerdo. Lo consultaremos al pueblo. Para eso se necesita que el pueblo se manifieste. ¿Y si los peruanos están de acuerdo? Yo me debo al pueblo. Ese es su derecho. Haremos lo que los pueblos claman. Jamás haría algo que el pueblo no quiera”, defendió Castillo en una entrevista con CNN en Español, en la que aseguró que las reacciones críticas “me tienen sin cuidado”.
El reclamo boliviano por un acceso al océano Pacífico después de perderlo en la Guerra del Pacífico es un foco de tensión en la región. En 1992, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) entregó al gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993) una playa frente a la ciudad peruana de Ilo, que Bolivia podría utilizar por 99 años. La franja de cinco kilómetros, bautizada como Bolivia Mar, fue considerada un acto simbólico de amistad entre ambos países.
Según la BBC, la concesión buscaba afianzar los vínculos para construir terminales de carga, hoteles y fábricas en la zona peruana para reducir los lazos comerciales con los puertos chilenos de Iquique y Arica. Sin embargo, a 30 años lo único que se edificó en el lugar fue una estatua de dos rostros de mujer de 21 metros.
El acuerdo entre Perú y Bolivia incluía una zona franca industrial, pero no entregaba soberanía a La Paz en la playa, sino un uso turístico que nunca prosperó. Posteriormente, La Paz optó por perseguir la disputa con Chile, presentando una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, institución que el 1 de octubre de 2018, por 12 votos contra tres, determinó que el gobierno de Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia que este país tenga una salida soberana al mar.
Presión por nueva vacancia
“La discusión por la salida al mar para Bolivia no es nueva en las relaciones de Perú y Bolivia. Después del acuerdo de 1992 para crear una zona económica especial, los bolivianos no han utilizado esa franja, a veces vienen y se sacan fotos. Después, el Presidente Castillo en octubre de 2021, a raíz de una cumbre binacional entre Bolivia y Perú, volvió a tratar el tema, pero tiene más de homenaje o simbolismo de reivindicación, sobre todo por los conflictos limítrofes con Chile y Bolivia. Más allá, creo que Castillo fue sorprendido por la pregunta incisiva del periodista de CNN y dio una respuesta al paso, porque es un desastre para comunicar, lo que lo puede meter en problemas”, señala a La Tercera el analista político peruano Luis Nunes.
Para el experto, una de las aristas que abre la propuesta de Castillo es “el Artículo 118 de la Constitución de Perú, que en su inciso 15 indica que el Presidente debe defender la integridad del territorio y no andar insinuando consultas al pueblo. En una hipótesis de consulta ciudadana lo más probable es que rechacen la entrega de territorios más allá de la franja frente a Ilo”.
Una de las grandes dificultades para un eventual referéndum de Castillo en Perú es el Congreso, especialmente porque el partido oficialista Perú Libre (PL) no tiene mayoría. Además, se han registrado semanas de confrontación entre ambos poderes. Desde el inicio de su gobierno, el mandatario peruano se ha mostrado cercano al expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019), con quien se reunió en agosto pasado en Lima.
El politólogo peruano Pedro Tenorio indica a La Tercera que el ofrecimiento de mar para Bolivia “es otra de las formulaciones gaseosas y poco reflexivas del mandatario peruano sobre un tema que actualmente no está en discusión ni es parte de la agenda bilateral con Bolivia”. “Es un asunto para el que no contaría con apoyo en el Congreso, al carecer de una mayoría propia y por tratarse de un tema polémico que pudiera significar ceder soberanía sobre parte del territorio nacional. La declaración va a generar otro flanco de conflicto político al Presidente Castillo, debido a que la oposición ya está reclamando la presencia del canciller ante el Parlamento para que explique este exabrupto presidencial”, indicó.
Justamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores tuvo que salir a aclarar los dichos de Castillo, quien reiteró en la entrevista: “Mi intención no es (dar mar a Bolivia). Cuando hemos ido a Bolivia, había la propuesta de traer el gas de Bolivia para el sur del país. Dígame, ¿está en contra el país?”.
Según el diario peruano La República, la Cancillería emitió un comunicado en el que enfatizó: “Los esfuerzos por brindar mejores condiciones para el tránsito de personas y mercaderías bolivianas a través del territorio y puertos peruanos responden a una posición histórica del Perú que, bajo ninguna circunstancia, puede interpretarse como una afectación de nuestra soberanía”.
Entre las reacciones políticas, surgieron críticas de las principales bancadas del Legislativo. Además, el exvicecanciller de Alberto Fujimori, Eduardo Ponce Vivanco, advirtió que “hay una diferencia absoluta”. “Bolivia Mar fue el ofrecimiento de una extensión de playa para que los bolivianos pudieran invertir en ella y disfrutar del mar. No tenía una connotación territorial o soberana”, por lo que el acto podría desencadenar una causal de destitución. En noviembre, el Congreso inició una moción de vacancia -figura utilizada por el fujimorismo frente a sus adversarios políticos cinco veces desde 2017- contra Castillo que no logró los votos para ser debatida en el pleno, pero que significó el primer round en su mandato.
“Perú va a seguir siendo mi escuela” y “estoy aprendiendo cada día”, afirmó en la entrevista Castillo, un exprofesor rural, líder sindical y un outsider de la política tradicional limeña. El cuestionado método de gobernar en base a “ensayo y error” y la ausencia de una bancada transversal que lo respalde ha generado constantes crisis políticas que se han transformado en una tormenta permanente para el Palacio de Pizarro, que hasta ahora ha removido de sus cargos a 11 ministros.
Una reciente encuesta de Ipsos advierte que la desaprobación presidencial sigue subiendo, hasta llegar al 60% entre los peruanos. Castillo se transformó en el segundo mandatario en la historia del país al que la fiscalía abre una indagatoria preliminar, que quedó suspendida -por la inmunidad del cargo- hasta cuando el jefe de Estado salga del poder en 2026. La medida busca resolver las acusaciones por presuntos delito de tráfico de influencia en tres casos: los vínculos con las concesiones estatales, ascensos irregulares a militares simpatizantes y las “reuniones secretas” en el domicilio limeño de Breña.
“Las entrevistas a Castillo han sido oportunidades perdidas. Dejaron la sensación de que Pedro Castillo cree que está haciendo una buena gestión y que la suya será una gran presidencia. No es capaz de entender que le falta mucho para responder eficazmente a las expectativas de millones de peruanos”, finaliza Tenorio.