Una semana después de la polémica salida de su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, por divergencias sobre la gestión de la pandemia del coronavirus, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sufrió una nueva baja en su gabinete. Y no cualquiera, sino que nada menos la de su superministro de Justicia y Seguridad Pública y símbolo del combate a la corrupción, Sérgio Moro. La renuncia del exjuez estrella de la Operación Lava Jato, que llevó a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, agravó aún más la crisis política que golpea al Palacio de Planalto.
La renuncia de Moro se concretó un día después de que la prensa local informara que el exjuez había presentado su dimisión, molesto por la decisión de Bolsonaro de cambiar al jefe de la Policía Federal (PF), Maurício Valeixo. El ahora exministro advirtió al Mandatario que se trataba de un cambio injustificado y que implicaría una “interferencia política” en la institución, pero Bolsonaro siguió adelante con su plan. “La injerencia política que pudiera crear relaciones indebidas entre el director general o los superintendentes y el Presidente es algo con lo que no puedo estar de acuerdo”, denunció Moro, quien añadió que con su salida buscaba “preservar su legado”.
“Este acto fue una señal de que el Presidente me quiere fuera del cargo”, precisó Moro, tras asegurar que “el Presidente me dijo que quería colocar a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiera llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia”. “Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas”, enfatizó.
Pero luego el propio Bolsonaro, rodeado por sus ministros, rebatió la versión de Moro. Aseguró que el exjuez había condicionado el reemplazo del director general de la PF a su nominación para una vacante como ministro del Supremo Tribunal Federal (STF). “Más de una vez, el Sr. Sérgio Moro me dijo: ‘Usted puede cambiar a Valeixo, sí, pero en noviembre, después de nombrarme al STF”, afirmó el gobernante.
A través de Twitter, Moro negó la versión de Bolsonaro. “La permanencia del Director General del PF, Maurício Valeixo, nunca se usó como moneda de cambio para mi nombramiento en el STF”, escribió. El Jefe de Estado, a su turno, declaró: “No tengo que pedir autorización para cambiar un director o cualquier otro que esté en la pirámide jerárquica del Ejecutivo”. Y sobre la “interferencia política” denunciada por Moro, Bolsonaro aseguró que “nunca le pedí el progreso de ningún proceso”.
Impacto en la bolsa
Con la renuncia de Moro, ya son ocho los ministros que han dejado el gobierno de Bolsonaro en 15 meses. Pero la salida del ministro más popular del gabinete generó un verdadero terremoto. Junto con derrumbar la Bolsa de Sao Paulo un 5%, hundió la cotización del real, que llegó a negociarse a un mínimo histórico de 5,70 reales por dólar. Finalmente, cerró en 5,65.
A nivel político, el expresidente Fernando Henrique Cardoso pidió la salida de Bolsonaro. “Es hora de hablar. Pr (presidente) está cavando su fosa. Que renuncie antes de ser renunciado. Sálvenos, además del coronavirus, de tener un largo proceso de impeachment”, escribió en Twitter.
El diario Folha de S. Paulo aseguró que el ala militar del gobierno de Bolsonaro entró en crisis con la “bombástica” salida de Moro. “El retiro del apoyo al Presidente es una de las hipótesis en la mesa que, si se concreta, puede llevar a una renuncia”, escribió el columnista Igor Gielow, quien incluso sugirió que Moro puede convertirse ahora en presidenciable. “De una forma u otra, él es un candidato con discurso listo”, señaló.
“En medio de la tragedia que vivimos, el impeachment es la solución larga y ritual. Sería mejor una solución con rito breve, una destitución por el STF por delito común”, dijo a La Tercera la columnista de Brasil/247, Tereza Cruvinel. “Hay una parte de la oposición que piensa que ahora, tal vez, se están creando las condiciones para iniciar un proceso de impeachment”, comentó a este diario Sylvio Costa, fundador del sitio especializado en cobertura política Congresso em Foco.
Para Paulo Afonso Velasco Júnior, cientista político de la Universidad del Estado de Río, Bolsonaro enfrenta uno de sus peores momentos. “Si el gobierno ya estaba en una posición muy débil, pues ahora seguramente la cuestión será aun peor”, concluyó.