Los salvadoreños votaban el domingo en unas elecciones en las que el presidente Nayib Bukele lograría un aplastante triunfo, según encuestas, lo que le permitiría extender su mandato hasta 2029 tras un quinquenio en el que convirtió al otrora violento país centroamericano en uno de los más seguros de América.
A pesar de tener el apoyo de ocho de cada 10 salvadoreños en edad de votar, la participación de Bukele en los comicios ha sido cuestionada por la oposición porque la Constitución prohíbe la reelección inmediata. Además, su “guerra” contra las pandillas ha levantado señalamientos de supuestas violaciones a los derechos humanos.
De convertirse en el primer mandatario salvadoreño en ser reelecto en casi 100 años, Bukele ha prometido que el régimen de excepción seguirá hasta que capturen al último pandillero y su vicepresidente dijo a Reuters esta semana que mantendrá al bitcóin como moneda de curso legal a pesar de la poca aceptación y que el bukelismo es un proyecto de décadas.
“Aún falta muchísimo por hacer pero, paso a paso, resolveremos décadas enteras de saqueo y abandono”, escribió el jueves el presidente de 42 años, en su cuenta de X, una plataforma que ha usado para promocionar sus logros, atacar a sus detractores y anunciar las compras de millones de dólares en bitcoines, calificadas como opacas por sus críticos.
Bukele asumió a mediados de 2019 como el presidente más joven en la historia moderna de El Salvador. Desde entonces, su gobierno logró apaciguar la criminalidad tras apresar al 1% de los 6.3 millones de habitantes del país, levantó varias obras de infraestructura -algunas con apoyo de China- y está teniendo éxito al atraer a cada vez más turistas al país más pequeño de Centroamérica.
Además, durante su mandato se ha reducido la migración irregular hacia Estados Unidos, sosegando los roces con Washington por la destitución de jueces y el fiscal general; así como por los supuestos excesos durante el estado de excepción y las restricciones a las libertades civiles.
“La mejora es palpable”
A pesar de sus innegables éxitos -algunos de los cuales están siendo replicados en otros países de la región-, analistas sostienen que su quinquenio ha estado marcado por un pobre desempeño económico.
El Producto Interno Bruto (PIB) salvadoreño es el que menos ha crecido en el último lustro entre sus pares centroamericanos. La deuda pública ha tocado niveles récord, llevando al país a una situación fiscal que especialistas ven como “insostenible”; la pobreza extrema se ha duplicado y la inversión privada, necesaria para sacar al país a flote, ha caído abruptamente.
“Si bien en los últimos años la deuda ha disminuido, todavía es superior a los niveles previos a la pandemia y la posición fiscal del país continúa siendo frágil”, dijo a fines de 2023 el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que El Salvador está negociando un crédito de 1,300 millones de dólares.
El domingo, los 6.2 millones de salvadoreños habilitados para votar también elegirán a diputados del Congreso unicameral de 60 escaños. Las encuestas le dan un amplio favoritismo a los candidatos del oficialista Nuevas Ideas.
Las urnas permanecerán abiertas entre las 07.00 hora local (1300 GMT) y las 17.00 hora local (2300 GMT).
En las elecciones también participan otros cinco binomios presidenciales, entre ellos los aspirantes de la otrora guerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y del derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que gobernaron por 30 años hasta 2019.
“Votaría por Bukele por el trabajo que ha realizado hasta ahora (...) es palpable la mejora en la seguridad”, dijo Juan Carlos Rosales, un ingeniero de sistemas de 44 años de edad en la capital San Salvador.
“Y también porque no hay ninguna otra oferta que pueda llamarme la atención. Lastimosamente, la oposición no se puso las pilas; sólo dicen ‘no a todo’”, agregó.