Cuatro días después de que Estados Unidos, junto a Francia y Reino Unido, lanzaran un ataque quirúrgico contra instalaciones sirias de armas químicas, Occidente se encuentra ahora entrampado en los próximos pasos a seguir.
Damasco y Moscú niegan la utilización de gas venenoso el 7 de abril durante una ofensiva en Duma, que terminó con la recaptura de la localidad que era el último bastión rebelde cercano a la capital, Damasco. Sin embargo, las organizaciones humanitarias sostienen que más de 40 personas murieron en ese ataque.
De manera sorpresiva, el Presidente norteamericano, Donald Trump, puso freno a un plan preliminar para imponer sanciones económicas adicionales a Rusia, por su respaldo al régimen de Basher Assad respecto del supuesto ataque químico en Duma. De esta forma, el mandatario tomó distancia del anuncio que había hecho el domingo la embajadora de su país en Naciones Unidas, Nikki Haley con relación a un castigo a Rusia. Según personas cercanas a esta estrategia, consultadas por el diario The Washington Post, Trump no se sentía cómodo llevando a cabo esas sanciones.
Previamente, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea ya se encontraban reacios a sumarse a Washington en la imposición de nuevas sanciones económicas sobre Rusia o Siria. "Es muy importante enfatizar que (los ataques) no son un intento de cambiar el curso de la guerra en Siria ni de un cambio de régimen", dijo el canciller británico, Boris Johnson, a su llegada a una reunión en Luxemburgo. Mientras que su homólogo holandés, Stef Blok, señaló que "la única solución es un proceso de paz a través del Consejo de Seguridad".
Eso sí, se abrieron a aplicar sanciones contra Irán por su papel en el conflicto en Siria, justo en un momento de presión por parte de Estados Unidos para endurecer el acuerdo nuclear con Teherán. "Hay una amplia mayoría entre los países europeos que opina que deberíamos estudiar la posibilidad de ir más allá en lo que respecta a las sanciones", dijo el canciller danés, Anders Samuelsen.
En este sentido, la canciller alemana, Angela Merkel, habló por teléfono con el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y ambos analizaron las posibilidades de impulsar un "proceso político" en Siria, algo que consideraron "de especial urgencia". Turquía, uno de los actores claves del conflicto, se distanció de Irán, Rusia y Estados Unidos, al señalar que Ankara no está ni a favor ni en contra de ningún país en Siria, según señaló el viceprimer ministro de ese país, Bekir Bozdag. Esto, al ser consultado sobre las declaraciones del Presidente francés, Emmanuel Macron, de que el respaldo de Turquía a los ataques contra Siria demostraba que se había alejado de Rusia. Según explica el diario emiratí, The National, Turquía siempre ha señalado que Assad tiene que irse y que por lo mismo respaldó los ataques aliados. No obstante, tiene problemas con el respaldo que Washington le ha dado a unas milicias kurdas en el norte de Siria.
Por otro lado, los investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que realizarán una investigación sobre lo ocurrido en Duma, denunciaron que aún no han podido acceder a la ciudad debido a "problemas de seguridad", pero que llegarán mañana, informó la embajada rusa. Horas antes Estados Unidos había acusado a Rusia de bloquear a los inspectores internacionales el acceso al sitio del presunto ataque químico, y denunció que rusos o sirios podrían haber alterado las evidencias en el lugar del hecho. Sin embargo, Moscú negó las acusaciones y culpó por las demoras a los ataques lanzados por EE.UU. contra tres puntos en Siria la noche del viernes.
Al mismo tiempo, The National señaló que en Siria las fuerzas rusas están rápidamente reemplazando a las iraníes como los principales entrenadores de las fuerzas locales. Esto, pese a que Moscú ha manifestado su intención de reducir sus tropas. Un ejemplo claro de esto, apunta el periódico, ocurrió en la evacuación de Duma, en la que soldados rusos figuraban negociando con los rebeldes.