Estados Unidos mantiene en Afganistán la guerra más larga de su historia, desde su intervención en 2001 para derrocar al régimen de los talibanes. Es por eso que el anuncio del enviado especial de EE.UU. para la reconciliación en Afganistán, Zalmay Khalilzad, de que en las negociaciones que se llevan a cabo en Doha se estableció un "borrador" de acuerdo con los talibanes para poner fin a 17 años de conflicto en el país, ha alentado la esperanza de que un pacto entre los talibanes y Washington pueda sentar la base para conversaciones formales de paz con el gobierno de Kabul.
Pero, al mismo tiempo, ha despertado temores de que esto pueda acelerar el retiro de las tropas norteamericanas del país.
Esto, porque el Presidente Donald Trump parece decidido a llevar adelante una salida lo antes posible. De hecho, a fines del año pasado manifestó su intención de retirar a la mitad de los 14 mil soldados desplegados en Afganistán en el marco de una coalición de la OTAN, liderada por Washington.
En este sentido, expertos consultados por The New York Times señalan que un retiro apresurado de las tropas podría erosionar la autoridad y la legitimidad del gobierno afgano, aumentando el riesgo de que los talibanes pudieran recapturar el control del país, llevando al país a una guerra civil tal como ocurrió en los 90. El periódico señala que esos escenarios son posibles justamente debido al avance de las negociaciones entre EE.UU. y los talibanes.
Sin embargo, no todos concuerdan con este temor. Para el analista paquistaní Ahmed Rashid -quien en 2000 lanzó el libro Talibán, que puso en perspectiva el régimen integrista en Afganistán-, "si hay un acuerdo es imposible que haya ningún peligro". "La pregunta es si el retiro de tropas estadounidenses es parte del acuerdo y si hay una respuesta positiva de los talibanes. No creo que el retiro de tropas sea repentino, creo que será muy gradual", dijo a La Tercera.
A juicio de Rashid, estas negociaciones parecen prometedoras porque "es la primera vez que la política estadounidense en realidad ha cambiado". "Antes tuvimos conversaciones que se rompieron a comienzos de la administración Obama. No había el apoyo completo de todo el establishment estadounidense, de la CIA, del Pentágono, del Departamento de Estado. Ahora parece haber un respaldo completo para Zalmay Khalilzad. Además, creo que los talibanes están listos para un diálogo, porque han sufrido bajas, y creo que los talibanes más modernos están muy dispuestos a que la guerra termine. Los afganos también quieren un fin de la guerra", explicó.
"Por último, los países regionales que son muy importantes, como China, Rusia, Irán, Pakistán, Arabia Saudita, están cansados de la guerra y quieren una solución pacífica. Así que tienes, al menos, la base de la posibilidad de un proceso de paz exitoso, porque todos quieren la paz. Pero todos quieren que su propio punto de vista prevalezca y esa será la gran dificultad", aclaró.
No todos comparten el optimismo de Rashid. El analista de Brookings Institution, Bruce Riedel, quien condujo una revisión de la política de EE.UU. en Afganistán durante el gobierno de Obama, dijo a La Tercera que el "borrador de acuerdo que tenemos hasta la fecha se encuentra incompleto". "Carece de un mecanismo de verificación para asegurar que los talibanes y Pakistán no mantienen relaciones con los terroristas internacionales", explicó.
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