En el país más grande de Sudamérica, cerca de 155 millones de electores estuvieron convocados el domingo a las urnas para elegir a sus alcaldes en las municipales brasileñas. Los comicios, donde se votaba obligatoriamente –bajo amenaza de multa– a cerca de 5600 “prefeitos”, dieron cuenta de una tendencia distinta a las últimas elecciones presidenciales: si en 2022 Lula y Bolsonaro fueron los protagonistas, esta vez ambos líderes “estuvieron ausentes” de las campañas.
Con una segunda vuelta el 27 de octubre, que entre otras ciudades toca a la populosa Sao Paulo, se espera otro mes de campañas en el que, quizás, el presidente y el expresidente quieran intervenir un poco más. Estas son las claves de las municipales brasileñas:
El centrão avanza en alcaldías
Con la primera vuelta y sus resultados ya cerrados, el gran diagnóstico general que se hace es uno: la consolidación de los partidos de centro en el puesto de alcalde (“prefeito”). En la carrera por sacar más ediles, el PSD (Partido Social Democrático) ganó con 877 localidades, liderado por Gilberto Kassab. De ahí, el MDB lo sigue cercano con 832 municipalidades.
Con este resultado, el PSD sobrepasa por primera vez al MDB, aunque ambos partidos están en la misma sintonía política, la centroderecha. Más a la derecha, el partido Unión Brasil consiguió 578 alcaldes, bajando el número de ediles con el que ya contaba, 605.
Considerados estos partidos como cercanos “al poder” y en general parte del “Centrão”, se trata de formaciones que no suelen presentar candidatos competitivos en la presidencia, pero que mandato tras mandato tienen la capacidad de “adaptarse” a los gobiernos elegidos.
La derecha se modera
Quinto en la lista, el PL de Bolsonaro sufrió una derrota notable en Río de Janeiro. De todos modos, en 9 de las 15 capitales de estado que tendrán segunda vuelta, habrá un candidato liberal. En ese sentido, aún sin mucha presencia en las pequeñas ciudades, en caso de éxito podría volverse el partido con mayor cantidad de grandes ciudades en su gobierno.
En todo caso, el partido Republicanos, de derecha más cercana al “centrão” (grupo parlamentario de ideología volátil), es el que más avanzó: dobló su resultado anterior, pasando de 212 a 439 alcaldías.
Según Folha de Sao Paulo, “pareciera que el partido se está preparando para, en breve, asumir el papel de principal representante electoral de la derecha”, frente a una opción más extrema en el bolsonarismo.
La izquierda débil en municipales
No es una sorpresa en Brasil, donde el PT de Lula ya había tenido sus peores resultados históricos en las últimas municipales. Esta vez, el PSB (Partido Socialista Brasileño) consiguió 311 alcaldes, superando a los 251 del partido del presidente actual.
El PDT (Partido Democrático Laborista), en tanto, quedó en 151 ediles. Este último partido perdió más de la mitad de sus alcaldías, en tanto que el PSB y el PT crecieron en comparación con 2020.
El oficialismo no conquistó ninguna de las 26 capitales de los estados brasileños, y solo disputará balotaje en cuatro de estas. Debilitado por los casos de corrupción relacionados con Lava Jato, el partido de Lula prefirió no presentar candidatos propios y apoyar a aspirantes de otros partidos.
En São Paulo pierde el outsider
La cuna del PT y el PSDB, la populosa São Paulo, vivió una polémica campaña con el sillazo que propinó el presentador de televisión José Luis Datena al coach Pablo Marçal. Este último candidato había recibido, en un principio de su carrera política, el apoyo de Bolsonaro. Sin embargo, viendo la popularidad que empezó a ganar, el expresidente se dio cuenta de que Marçal era una amenaza y en esta ocasión apoyó a otro candidato.
Los resultados fueron extremadamente cerrados en la ciudad, pero al final Marçal salió tercero, con el 28,14% de los sufragios. Los dos candidatos que clasificaron al balotaje fueron Ricardo Nunes (29,49%), actual alcalde y respaldado por Bolsonaro y Guilherme Boulos (29,06%), izquierdista que sin pertenecer al PT fue apoyado por Lula da Silva.
La definición entre ambos candidatos, que no pertenecen, sin embargo, a los partidos de los dos grandes líderes de la política brasileña, muestra hasta qué punto ni Lula ni Bolsonaro fueron protagonistas este último sábado.