Los rescatistas en Marruecos hacían sus máximos esfuerzos, el domingo, para llegar a áreas remotas en las montañas en las afueras de Marrakech, después de que el peor terremoto que haya azotado la zona en un siglo, arrasó las casas en las partes central y sur del país, matando al menos a 2.122 personas y dejando 2.421 heridas.
“Se han movilizado todos los recursos necesarios para responder a las consecuencias de esta dolorosa tragedia”, indicó el Ministerio del Interior, según recogió el portal de noticias marroquí Hespress.
La magnitud de los daños y el número de víctimas tras el terremoto de magnitud 6,8 del viernes por la noche siguen sin estar claros, indicó el diario The New York Times, debido a que las comunidades más afectadas se encuentran en las montañas del Alto Atlas, donde las pocas carreteras parecen estar bloqueadas por escombros y donde el servicio telefónico y la electricidad han sido cortados.
Según la agencia The Associated Press, devastación era patente en todas las poblaciones en Alto Atlas. Se veían casas derruidas y gente llorando, mientras chicos y policías con cascos trasladaban los cadáveres.
“Estaba durmiendo cuando golpeó el sismo. No podía escapar porque me cayó el tejado encima. Estaba atrapada. Me salvaron mis vecinos, que retiraron los escombros con las manos desnudas”, dijo Fatna Bechar, en Moulay Brahim. “Ahora vivo con ellos en su casa porque la mía quedó totalmente destruida”.
Hamid Idsalah, un guía de montaña de 72 años, dijo que él y muchos otros seguían vivos pero que tenían un futuro poco esperanzador porque carecían de los medios económicos para recuperarse.
Los medios estatales mostraron imágenes de helicópteros que transportaban ayuda a zonas remotas donde muchas casas están hechas de adobe, un método de construcción tradicional que es muy vulnerable a los terremotos y las fuertes lluvias.
El casco antiguo de Marrakech sufrió graves daños, y las familias se apiñaron en las calles, temiendo que ya no fuera seguro volver a sus casas. En las zonas rurales fuera de la ciudad, los marroquíes treparon por los cañones entre las casas derrumbadas para recuperar los cuerpos. Y, en algunas zonas remotas, los residentes rebuscaron entre montañas de escombros con sus propias manos en busca de supervivientes.
“Sentimos un fuerte temblor como si fuera el fin del mundo”, dijo a The Associated Press, Ayoub Toudite, residente en Moulay Brahim. “10 segundos, y todo se había venido abajo”.
Desde pueblos de montaña aislados hasta las carreteras que conducen a Marrakech, la gente instaló campamentos en el exterior, ya sea porque sus casas eran inhabitables o porque temían réplicas.
El Servicio Geológico de Estados Unidos dijo que un terremoto de magnitud 3,9, casi con certeza una réplica, sacudió la zona poco antes de las 9 de la mañana del domingo.
En Moulay Brahim, un pueblo cercano al epicentro, a unos 40 kilómetros al sur de Marrakech, los residentes describieron cómo habían sacado a los muertos de entre los escombros con sus propias manos.
“Perdimos nuestras casas y también perdimos gente. Llevamos durmiendo como dos días fuera”, dijo a Reuters, Yassin Noumghar, de 36 años, otro residente de Moulay Brahim. “No hay comida. No hay agua. También hemos perdido la electricidad”, y añadió que hasta ahora había recibido poca ayuda del gobierno. “Lo único que queremos es que el gobierno nos ayude”, dijo.
Las banderas ondeaban a media asta en Marruecos después de que el rey, Mohamed VI, ordenara tres días de luto nacional a partir del domingo. El ejército movilizó equipos especializados de búsqueda y rescate y el rey ordenó que se proporcionara agua, raciones de comida y cobijo a los que habían perdido sus hogares.
El rey pidió que las mezquitas de todo el reino celebraran oraciones el domingo por las víctimas, muchas de las cuales fueron enterradas el sábado mientras continuaba la frenética labor de rescate.
Algunos marroquíes se quejaban en redes sociales de que el gobierno no permitiera más ayuda internacional.
Han llegado ofertas de ayuda de todo el mundo y Naciones Unidas dijo tener un equipo en Marruecos que se coordinaba con las autoridades locales para determinar cómo podían prestar apoyo. La ONU estimó que más de 300.000 personas habían sido afectadas por el desastre en Marrakech y alrededores.
“Muchas familias están atrapadas bajo los escombros de sus casas, y también se han reportado daños en partes de la Medina de Marrakech, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”, dice el comunicado.
En un indicio de que Marruecos podría estar dispuesta a aceptar ayuda exterior, el ejército español dijo que había enviado a Marrakech un avión de la Fuerza Aérea con un equipo de búsqueda y rescate urbano con 56 soldados y 4 perros para ayudar. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, dijo en una entrevista de radio que el despliegue respondía a una petición bilateral de ayuda de las autoridades marroquíes.
Unos 100 equipos, con un total de 3.500 rescatistas de todo el mundo, se habían registrado en una plataforma de la ONU y estaban listas para desplegarse en Marruecos, a la espera de recibir luz verde de las autoridades marroquíes, según el fundador del grupo de ayuda Rescatistas Sin Fronteras.
Arnaud Fraisse dijo a The Associated Press que el equipo del grupo se había quedado bloqueado en el aeropuerto de París el domingo, a la espera de recibir permiso de Marruecos para entrar en el país.
“Sabemos que hay una gran urgencia para salvar a gente y buscar bajo los restos de los edificios”, dijo. “Hay gente muriendo bajo los escombros y no podemos hacer nada para salvarla”.
El terremoto fue el más letal en Marruecos desde 1960, cuando se calcula que un sismo mató al menos a 12.000 personas, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.