Miles de peruanos marchaban este jueves para pedir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y los miembros del Congreso, un mes después de un sangriento choque con la policía que dejó 19 muertos incluyendo un policía que murió calcinado dentro de un patrullero en Puno. Las protestas suman un total de 58 fallecidos, en su mayoría manifestantes.
Las protestas se reactivan y se prolongan por dos meses después de iniciado el gobierno de Boluarte el 7 de diciembre cuando la entonces vicepresidenta asumió el poder en reemplazo del destituido Pedro Castillo. El exmandatario fue removido por el Congreso, tras un intento de Castillo por disolverlo para evitar su destitución, y después encarcelado con cargos por rebelión.
En el centro histórico de Lima los manifestantes llegaron de diversos puntos de la capital. Desde fines de enero miles de los que protestan viajaron desde el sur del país, para continuar las manifestaciones en la capital. Muchos de ellos viven del apoyo de sus familiares, amigos o de redes de vecinos que han aportado dinero para su modesta manutención en Lima.
Boluarte ha indicado que no renunciará hasta que haya elecciones adelantadas en las que se elija a su sucesor. El Congreso peruano no ha logrado acordar un proyecto de adelanto de elecciones para este año. Cuatro iniciativas, incluida uno enviada por el Ejecutivo, han sido rechazados y archivados. Las dos últimas propuestas fijaban en octubre y diciembre de este el llamado a las urnas, pero fueron desechadas.
En más de dos meses de gobierno de Boluarte, las víctimas de manifestaciones suman 58. De ese total 57 son civiles y uno es un policía que murió en circunstancias no aclaradas dentro de un patrullero en una calle de Juliaca, la ciudad comercial más importante de la región Puno y fronteriza con Bolivia.
El 9 de enero se produjo allí el episodio más letal de choques entre manifestantes y policías. Aquella jornada murieron 19, casi todos por disparos de arma de fuego, incluido un médico que ayudaba a los manifestantes heridos.