Por casi 12 horas, los alteños vivieron el martes uno de los episodios más violentos desde el inicio de las movilizaciones hace más de un mes, que dejó ocho fallecidos y al menos 59 heridos, por lo que organizaciones sociales de El Alto anunciaron nuevos bloqueos en carreteras que abastecen a La Paz.

Ante el desabastecimiento y paralización de 49 camiones cisternas en las afueras de la planta de Yacimientos Petrolíficos Fiscales Bolivianos (YPFB) en Senkata, militares utilizaron gases lacrimógenas y disparos para disuadir a la multitud. El instituto forense afirmó que las autopsias arrojaron que al menos cuatro víctimas murieron por disparos de armas de fuego.

Según el diario El Deber, después de dispersar a los grupos algunos manifestantes detonaron dinamita en las instalaciones de YPFB lo que podría haber generado una explosión que afectaría a miles de vecinos.

La fiscalía imputó por terrorismo a siete detenidos que habrían estado involucrados, mientras camiones de Potosí se sumaron a las movilizaciones en Senkata, sector estratégico situado en las afueras de El Alto.

Al mismo tiempo, dirigentes sindicales apuntaron a bloquear el aeropuerto internacional de El Alto y el paso fronterizo con Perú (Desaguadero), por donde pasarían camiones peruanos y chilenos con suministros.