El gobierno de Damasco –comandado por el líder de Hayat Tahrir al Sham, Ahmed Al-Sharaa– anunció este 10 de marzo a través de su Ministerio de Defensa que la operación contra grupos alauitas fieles al depuesto expresidente, Bashar al-Assad, fue un “éxito”.
Por tanto, da por finalizada una acción militar que ha durado cinco días y que se ha cobrado la vida de más de 1.300 personas. La mayoría de las víctimas mortales son de la minoría alauita, a la que pertenece el derrocado mandatario.
“Pudimos absorber los ataques de los remanentes del régimen extinto y sus oficiales, destruimos su elemento sorpresa y pudimos mantenerlos alejados de los centros vitales y asegurar la mayoría de las carreteras públicas que habían utilizado como punto de partida para atacar a civiles”, sostuvo el portavoz de Defensa de la nueva Administración de Siria, el coronel Hasán Abdulghani.
“Anunciamos el éxito de nuestras fuerzas, gracias Dios y a la determinación de nuestros hombres, en lograr todos los objetivos propuestos en esta fase”, añadió Abdulghani en un comunicado.
La “operación”, según señaló el Observatorio Siria de Derechos Humanos (OSDH), fue una suerte de lucha sectaria. La organización de monitoreo de la guerra afirmó que durante estos enfrentamientos las fuerzas sirias y otros grupos aliados “ejecutaron” y asesinaron “a sangre fría” a más de 970 civiles de la minoría alauita, la rama del islam chiita, que profesa el clan de al-Asad y cuyo núcleo se encuentra en Latakia y Tartús.
El gobierno interino, por su parte, no da un parte oficial de muertos. Pero, según aseguró, pronto empezarán los trabajos para investigar las “violaciones” que habrían cometido las fuerzas de seguridad durante las operaciones militares.
Al-Sharaa anunció la formación de un comité “independiente” para investigar las “violaciones contra civiles” y averiguar quiénes son los responsables de la “comisión de delitos” en lo sucedido el pasado jueves. Esa delegación estará formaa por cinco jueces, un general de brigada y un abogado, informó la Presidencia siria en un comunicado firmado por el mandatario interino.
Sin embargo, las operaciones, según el Ministerio de Defensa, pasarán a una segunda fase, que consiste en perseguir a los remanentes del antiguo régimen que se esconden, según Damasco, en zonas rurales y montañosas de las provincias costeras del país.
Cumbre de emergencia
Mientras Siria vuelve a desangrarse, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reúne este lunes a puerta cerrada para calibrar la gravedad de las últimas escaramuzas, informaron fuentes de la presidencia danesa. Está previsto que la reunión cuente con el enviado especial a la zona, el noruego Geir Pedersen.
La reunión se produce después que el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, señalara que está recibiendo información de Siria sobre ejecuciones sumarias con trasfondo sectario y cometidas por elementos asociados con el anterior gobierno, pero también miembros de las fuerzas de seguridad de las autoridades interinas actuales y personas no identificadas.
Según Türk, “los anuncios de las autoridades interinas sobre su intención de respetar la ley deben ir seguidos de medidas rápidas para proteger a los sirios”, incluidas las que puedan impedir violaciones y abusos, “y lograr que se rindan cuentas cuando se produzcan”.
La matanza tampoco no ha pasado desapercibida para el Kremlin, que tiene bases militares en Latakia y Tartús. “Hay que tratar con urgencia ese asunto y, lo que es más importante, hacerlo de tal forma que se eliminen estas manifestaciones de violencia”, indicó, Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su conferencia de prensa telefónica diaria.
Estas declaraciones se producen en consonancia con lo afirmado en los últimos días por parte de Moscú –donde se encuentra exiliado Bashar al-Assad– que ha expresado su “preocupación” por la situación.
Alemania pide hallar a responsables
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania pidió este lunes al gobierno de transición de Siria que evite más violencia e investigue los recientes enfrentamientos que dejaron más de 1.000 muertos.
“Condenamos el estallido de violencia en las regiones sirias de Tartús, Latakia y Homs (...) Hacemos un llamado urgente a todas las partes para que pongan fin a la violencia”, subrayó en las últimas horas un portavoz del Ministerio.
Los enfrentamientos entre los leales al derrocado presidente Bashar al-Assad y los nuevos gobernantes del país en el corazón costero de los afines al exmandatario han matado a más de 1.000 personas, en su mayoría civiles, según el OSDH.
Bruselas va en la misma línea. De hecho, la comisaria europea de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, pidió el fin “rápido” de la violencia en Siria, así como una investigación “exhaustiva” de la matanza ocurrida en el país.
Israel, por su parte, hizo referencia a la “amenaza yihadista” y llamó a Europa a “alzar una voz clara ante el asesinato masivo de civiles alauitas y cristianos en Siria”.
El Gobierno israelí ha bombardeado posiciones militares de la Administración interina de Damasco e incluso suburbios de la capital, encendiendo las alarmas ante un eventual nuevo frente de guerra.