Las primeras encuestas a pie de urna de las elecciones legislativas celebradas este domingo en Rumanía conceden por ahora una cierta ventaja al gobernante Partido Socialdemócrata (PSD), del primer ministro Marcel Ciolacu, que por el momento parece contener la emergencia de extrema derecha y el nacionalismo, protagonistas de un enorme salto de popularidad desde los últimos comicios.
Ahora mismo, y sin contar los importantes votos de la diáspora, el PSD obtiene un 26 por ciento de los votos, siete puntos por delante de la Alianza por la Unidad de los Rumanos (AUR), la formación ultraderechista que preside George Simion, que de todas formas ve como ha subido casi 20 puntos respecto de los últimos comicios legislativos.
El PSD, por su parte, ha perdido seis puntos porcentuales, de acuerdo con las encuestas y estimaciones recogidas por el portal rumano Capital. La también conservadora Unión para Salvar Rumanía (USR) de la candidata presidencial Elena Lasconi va tercera en intención de voto, con el 15,5 por ciento; empatada con los liberales (PNL).
Si bien hasta el momento las diferencias ideológicas en Rumanía transitaban entre conservadores y progresistas, el actual tablero político ha derivado en una confrontación que se sitúa entre proeuropeístas y nacionalistas euroescépticos, de donde podrían surgir alianzas imposibles como la de socialdemócratas y la USR.
Un escenario “muy posible” que ya fue sugerido durante la semana por el primer ministro Ciolacu, quien añadió a esta ecuación a los liberales, también en crisis, todo con el objetivo de no entorpecer el resto de aspiraciones europeas de Rumanía, como la adopción del euro como moneda.
El auge de la ultraderecha representa un refuerzo para el sorprendente candidato ultranacionalista Calin Georgescu de cara a las todavía inciertas elecciones presidenciales que le enfrentarán a Lasconi. Si bien Rumanía es una democracia parlamentaria, la figura del presidente influye en la agenda política, por lo que es difícil gobernar si no existe cierta colaboración.