Para Wladimir Sierra, sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador y analista político, el retiro del asilo del gobierno de Lenin Moreno a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, confirma la posición que toma el país en el contexto internacional y su evidente acercamiento a la política exterior estadounidense, apenas unas semanas después de sumarse a la ofensiva contra Unasur.
El Presidente Lenín Moreno dice que apeló a la "soberanía" de Ecuador al retirar el asilo diplomático a Assange. ¿Cuál cree que fue la apuesta del mandatario?
Desde el inicio del gobierno de Moreno, el asunto Assange fue problemático y molesto en un proyecto político que buscaba distanciarse de aquel diseñado por el "progresismo latinoamericano". El alejamiento del ALBA como de la UNASUR, así como el acercamiento al gobierno norteamericano y al Grupo de Lima a propósito del asunto Venezuela, son claros indicadores del giro político en las relaciones internacionales del país. En esas nuevas condiciones el asilo de Assange era problemático, pues mantenerlo no se mostraba coherente con las nuevas orientaciones del Estado ecuatoriano.
¿Cómo recibe la opinión pública ecuatoriana la decisión de Moreno? ¿Gana apoyo con ello?
Con no mucha sorpresa, por supuesto. Es obvio que los movimientos y partidos de centroizquierda e izquierda repudian esta decisión y sobre todo la forma en que se la hizo. Pues con ella queda confirmada la posición que como país toma Ecuador en el contexto internacional, su evidente acercamiento a la política norteamericana. Por eso mismo, los sectores de centroderecha y de derecha ven con buenos ojos el retiro del asilo a Assange, es un indicio importante de hacia donde se dirigirá el quehacer diplomático y político ecuatoriano.
El expresidente Rafael Correa calificó a Moreno de "traidor" por retirar el asilo a Assange. ¿La medida del actual mandatario apuntaba a acabar con todo el legado de Correa, considerando que él fue quien se le concedió?
No solo con el legado de Correa sino con un proyecto en el cual se inscribió la aceptación del asilo de Assange, es decir, con un proyecto que en aquel entonces congregaba a varios gobiernos latinoamericanos y que afirmaba y buscaba la consolidación de una posición abiertamente antinorteamericana. El cierre del edificio de UNASUR y ahora el retiro del asilo a Assange marcan la consolidación de ese giro hacia la derecha.
Según Correa, "Moreno ya había negociado la cabeza de Assange con EE.UU." ¿Quito enfrentaba presiones de Washington?
Desde el inicio del asilo Quito tuvo que enfrentar presiones de Washington y sus aliados. El haber iniciado conversaciones con los organismos crediticios internacionales, sobre todo con el FMI y el Banco Mundial, exigió del país un posicionamiento político claro con condición implícita para la obtención de esos préstamos. Parte de ese posicionamiento, por supuesto, es la cabeza de Assange.