El presidente de Sri Lanka declaró el martes el estado de emergencia, en medio de temores sobre que los ataques contra musulmanes en una localidad central del paí­s puedan extenderse.

En un primer momento no se anunciaron los detalles del decreto de emergencia, y no estaba claro cómo afectarí­a a la vida en el paí­s del sur de Asia. Las tensiones entre musulmanes y budistas han repuntado en los últimos años, ante la expansión de organizaciones extremistas budistas.

El decreto pretende "abordar la insatisfactoria situación de seguridad que prevalece en algunas parte del paí­s" según un tuit de la oficina del presidente Maithripala Sirisena. Las fuerzas de seguridad, señaló, "han sido capacitadas en consecuencia para ocuparse de los elementos delictivos en la sociedad y restaurar la normalidad de forma urgente".

Monjes budistas arrasaron el lunes la localidad montañosa de Kandy, quemando al menos 11 casas y tiendas propiedad de musulmanes, después del supuesto asesinato de un hombre budista a manos de un grupo de musulmanes. La policí­a impuso más tarde un toque de queda en la población.

Laksham Kiriella, legislador de Kandy, dijo en el Parlamento que los ataques fueron "obra de forasteros".

"Estoy avergonzado como budista y debemos pedir disculpas a los musulmanes", declaró.

Sri Lanka lleva tiempo dividida entre la mayorí­a cingalesa, en gran parte budistas, y la minorí­a tamil, en la que hay hindúes, musulmanes y cristianos. El paí­s sigue marcado por su guerra civil entre 1983 y 2009, en la que rebeldes tamiles luchaban para crear un paí­s independiente. Aunque la rebelión fue aplastada, en los últimos años la división religiosa se ha hecho más patente y grupos cingaleses estrictos han acusado a los musulmanes de obligar a la gente a convertirse y destruir lugares sagrados para los budistas.