Al menos 290 personas, incluyendo docenas de extranjeros, murieron y cerca de 500 resultaron heridas en ocho atentados explosivos contra tres iglesias que celebraban la misa de Pascua y cuatro hoteles de lujo en Sri Lanka, en la peor jornada de violencia en el país desde la guerra civil que terminó hace una década.

De acuerdo con el portavoz de la policía, Ruwan Gunasekera, ya asciende a 24 el número de personas arrestadas como sospechosas en relación con estos ataques.

La policía informó que el domingo también fue hallado un dispositivo explosivo artesanal en una vía de acceso al aeropuerto de Colombo, aunque la bomba improvisada fue desactivada por peritos de la Fuerza Aérea.

De momento los ataques no fueron reivindicados, señaló Gunasekera en una rueda de prensa.

El gobierno ordenó un toque de queda de duración indeterminada que entró en vigor el domingo y el bloqueo temporal de las redes sociales para evitar la difusión de informaciones falsas.

Seis deflagraciones se produjeron de mañana del domingo y otras dos por la tarde. Al menos en dos ataques hay relatos de testigos que hablan de un kamikaze como autor.

En tanto, tres policías murieron cuando otro suicida hizo estallar explosivos durante el allanamiento a una casa en busca de sospechosos, apuntaron las mismas fuentes.

"Torrente de sangre"

"Fue un torrente de sangre", dijo N. A. Sumanapala, un comerciante al lado de la Iglesia de San Antonio en la capital de Colombo, atacada por la mañana. "Corrí adentro para ayudar. Me encontré al sacerdote que salía, cubierto de sangre".

En un video filmado en una de las iglesias atacadas se veían numerosos cuerpos descuartizados por el suelo, lleno de escombros y de sangre. La explosión fue tan fuerte que provocó el desprendimiento de parte del techo.

Las primeras explosiones ocurrieron en la iglesia de San Antonio, en la capital, y en la iglesia San Sebastián de Negombo.

En el hotel Shangri-La de Colombo un fotógrafo de la AFP constató importantes daños en un restaurante del segundo piso, con las ventanas destruidas y los cables colgando del techo.

También fue atacado el Cinnamon Grand Hotel, cercano a la residencia oficial del primer ministro.

Un ciudadano de Sri Lanka que se habia registrado en el hotel la noche anterior bajo el nombre de Mohamed Azzam Mohamed hizo estallar una bomba en la fila de gente que aguardaba el buffet de Pascua del restaurante.

"Eran las 8 y media de la mañana. Había muchas familias", contó a la AFP un empleado. El kamikaze "Con un plato en la mano, se digirió al principio de la cola y se hizo estallar", agregó.

"Un gerente que recibía a los clientes forma parte de los que murieron instantáneamente [...] Era el caos total"

El ministro de Reformas Económicas, Harsha de Silva, dio cuenta en Twitter de "escenas horribles" en la iglesia de San Antonio y en dos de los hoteles atacados, que visitó.

"Vi fragmentos de cuerpos desperdigados por todas partes", tuiteó, añadiendo que había "muchas víctimas, incluyendo extranjeros".

El primer ministro calificó los ataques de "cobardes" e hizo un llamado por la unidad del país.

El arzobispo de Colombo, Malcom Ranjit, exhortó al gobierno de Sri Lanka a "castigar sin piedad" a los responsables, a través de una "investigación sólida imparcial".

El papa Francisco expresó dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza San Pedro del Vaticano su "tristeza" y se declaró cerca de "todas las víctimas de una violencia tan cruel".

Sri Lanka (21 millones de habitantes) es un país mayoritariamente budista que cuenta con unos 1,2 millones de católicos. Junto al 70% de budistas, los hindúes representan un 12%, los musulmanes un 10% y los cristianos un 7%.

Condena internacional

Al menos 35 extranjeros figuran entre los fallecidos, incluyendo un portugués, un holandés y varios estadounidenses. Ciudadanos japoneses y británicos resultaron heridos.

"Aunque todavía están surgiendo muchos detalles de los ataques, podemos confirmar que varios ciudadanos estadounidenses están entre los muertos", dijo el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo.

Los cuerpos de 27 personas, presuntamente extranjeras según las autoridades, ingresaron en el hospital nacional de Colombo, según un responsable del ministerio de Relaciones Exteriores, Ravinatha Aryasinha.

De Irán a Reino Unido, las condolencias y los llamados a defender la libertad religiosa o a luchar contra el terrorismo se fueron multiplicando por todo el mundo. El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que su país está "dispuesto a ayudar", como había hecho antes la Unión Europea.

El jefe de la policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, alertó hace diez días en una nota a los oficiales de alto rango de que un grupo musulmán radical planeaba ataques suicidas contra "iglesias importantes así como la embajada india en Colombo".

El NTJ es un grupo musulmán radical de Sri Lanka que se dio a conocer el año pasado cuando fue implicado en actos vandálicos contra estatuas budistas.

En Sri Lanka, los católicos son percibidos como una fuerza unificadora ya que tienen adeptos tanto entre los tamiles como entre los cingaleses.

Sin embargo, algunos cristianos son mal vistos porque apoyan las investigaciones exteriores sobre los crímenes presuntamente cometidos por las fuerzas armadas contra los tamiles durante la guerra que culminó en 2009.

Según la Organización de Naciones Unidas, el conflicto de 1972 a 2009 dejó entre 80.000 y 100.000 muertos.

En 2017, la Alianza Nacional Evangélica Cristiana de Sri Lanka registró un centenar de incidentes contra los cristianos en la isla, según un informe del Departamento de Estado estadounidense. El año pasado, las autoridades decretaron 12 días de estado de emergencia para atajar unos disturbios contra los musulmanes en el centro del país.

Bomba desactivada

Durante esta jornada, una bomba artesanal fabricada con un caño fue descubierta en un lugar próximo del aeropuerto de Colombo pero fue desactivada por peritos de la Fuerza Aérea, informó la policía de Sri Lanka.

Una fuente policial dijo a la agencia de noticias AFP que la bomba "casera" fue hallada el domingo en una ruta de acceso a la terminal principal del aeropuerto, que permanece abierto aunque bajo un pesado esquema de seguridad después de los ataques a iglesias y hoteles en Sri Lanka.

La policía ceilanesa ya detuvo a 13 individuos sospechosos de los ataques.