La presidencia de México reportó que en las últimas horas de este jueves se elevó a 107 la cifra de muertos y a 40 los heridos por la explosión de una toma clandestina de hidrocarburo en Tlahuelilpan, estado mexicano de Hidalgo, el pasado 18 de enero.
Las muertes por la explosión ocurrida mientras centenares de personas sustraían combustible de una manera rudimentaria, aumentaron durante las últimas horas con el fallecimiento de siete personas en varios hospitales, de acuerdo con las fuentes.
Señalaron que de los 107 fallecimientos, 39 se han registrado en los hospitales a donde fueron llevados los heridos de la explosión del ducto.
Otras 37 personas heridas reciben tratamiento en hospitales de los estados de Hidalgo y la capital mexicana además de que tres más han sido enviados a una clínica de Galveston, Texas, Estados Unidos.
El 18 de enero pasado, un grupo de pobladores del municipio de Tlahuelilpan, en el céntrico estado de Hidalgo, fracturó un ducto de hidrocarburo y empezó a sustraer, de una forma muy rudimentaria, la gasolina.
Tras unas dos horas, y pese a la presencia de unos 25 miembros del Ejército mexicano, que poco pudo hacer para controlar la multitud de centenares de personas que se acercaron a recoger gasolina, se registró una fuerte explosión.
La explosión ocurrió en medio del pulso que el nuevo gobierno de México, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, decidió echarle al robo indiscriminado de combustible que desde años ocasiona pérdidas económicas en el país.
Según fuentes oficiales, las pérdidas llegaron a 65.000 millones de pesos (unos 3.400 millones de dólares) tan solo en el 2018.
Desde su llegada a la presidencia, López Obrador lanzó un combate frontal al robo de hidrocarburos lo que ha provocado problemas de distribución y abasto de combustibles en diez estados, donde se observan estaciones de servicio cerradas y compras de pánico.
En este combate, el gobierno reforzó con miles de agentes la seguridad en los ductos y transportó más gasolina con pipas (camiones cisterna).