Los planificados y coordinados ataques que el domingo azotaron a tres ciudades de Sri Lanka, dejando 359 muertos, más de 500 heridos y que fueron reivindicados por el Estado Islámico -aunque las autoridades locales responsabilizaron al grupo islamista Organización Monoteísta Nacional-, pusieron de manifiesto la presencia de varios otros grupos yihadistas en el sur de Asia.

"Existe un grupo muy activo de yihadistas en el sur de Asia. Casi cada país en la región ha sido golpeado por ataques islámicos, como India, Pakistán y Bangladesh", dijo al diario The Washington Post, Seth Jones, director del Proyecto de amenazas de transición del Centro para Estrategias y Estudios Internacionales. "La realidad es que el sur de Asia permanece como un campo de batalla para las redes yihadistas. En ese sentido Sri Lanka no debería ser una sorpresa en sí misma", señaló, para agregar: "Las redes son bastante fluidas en la región".

Aun cuando esta isla ubicada al sur de India no tiene una historia de extremismo islamista, los expertos en terrorismo señalan que los ataques tienen el sello de otros grupos salafistas yihadistas, especialmente de aquellas organizaciones locales que reciben apoyo extranjero, como los bombazos del 24 de diciembre de 2000 en Indonesia, cuando Al Qaeda se coordinó con Jemmah Islamiyah.

Los atentados también tienen similitudes con los ataques al Hotel Amman en Jordania, en 2005, llevados a cabo por el líder de Al Qaeda en Irak, Abu Musab al-Zarqawi. Así, en el caso de Sri Lanka, según el Soufan Center, los ataques fueron diseñados para aumentar las tensiones sectarias y desestabilizar al país.

Los grupos yihadistas como el Estado Islámico y Al Qaeda ven a esta región como un terreno fértil para ganar nuevos territorios y reclutas, según explicó un reporte de enero del Soufan Center. El informe advierte que en la propaganda que realizan los militantes se destacan las injusticias contra los musulmanes en Bangladesh, Myanmar, India y Sri Lanka.

El Soufan Center, que se especializa en seguridad, sostiene que el alza de la identidad política, sumado al financiamiento de grupos extremistas en el sur de Asia por parte de Arabia Saudita, ha contribuido a un incremento de la radicalización en la región. De hecho se estima que después de 2012, 32 ciudadanos de Sri Lanka se unieron al Estado Islámico para luchar en Irak y en Siria.

En este sentido, se cree que como el Estado Islámico perdió su territorio en Siria e Irak, ahora estaría apuntando hacia otros países y en el sur de Asia podría haber encontrado un espacio importante. De hecho, el Soufan Center señala que en los últimos 30 años el islam en esta zona habría tomado la línea del wahabismo. "La expansión de miles de mezquitas wahabistas en el sur de Asia resultan ser una base de reclutamiento ideal para Al Qaeda y otros grupos yihadistas en la región", advirtió este organismo.

El rol de Al Qaeda

Un informe de Naciones Unidas de 2018 advirtió que Al Qaeda aún mantiene su presencia en el sur de Asia. Así, señaló que el grupo terrorista se adapta a los ambientes locales y trata de inmiscuirse en las luchas locales y las comunidades.

Además, Al Qaeda mantiene una alianza cercana con los talibanes. El reporte advirtió que aunque el Estado Islámico significó en su momento una amenaza inmediata, Al Qaeda es "un grupo intelectualmente más fuerte" y permanece como una amenaza de largo plazo. De hecho, alguno de sus miembros más prominentes, como Ayman al Zawahiri y Hamza Bin Laden, hijo de Osama Bin Laden, estarían en las áreas fronterizas de Afganistán y Pakistán.

La organización terrorista opera en distintos países de la región mediante "franquicias", como es el caso de Jemaah Islamiah en Indonesia, responsables de los ataques en Bali en octubre de 2002, que dejaron 202 muertos. A su vez, en Malasia se encuentra el Tanzim Al Qaeda.

El Soufan Center concluye que Al Qaeda no solo opera en áreas de conflicto, sino que también en países que experimentan relativa calma, como es el caso de India. Esto podría ser su sello para el futuro.